Qué pasó el día antes de la bronca de José Joaquín Rojas en 'El Día Menos Pensado'

"Si vamos a la fuga, vamos a la fuga". La voz de José Joaquín Rojas resuena atronadora en el autobús de Movistar Team justo antes de la 20ª etapa del Giro d'Italia. "Lo de ayer fue una vergüenza". Todos sus compañeros, directores incluidos, miran al suelo cariacontecidos. "A mí me da vergüenza, os lo digo en serio. Llevo 16 años de profesional y lo que vi ayer no lo he visto en mi vida. ¿Qué somos? ¿Un equipo de juveniles? ¿Hemos venido aquí de fiesta? No me quedan muchos años de ciclismo, pero si seguís así… Este equipo así yo no lo conozco. Me la suda, pero hoy tiene que haber un tío en fuga sí o sí. Tenemos que estar todos. TODOS. Cojones, actitud, sangre. Es la imagen de Movistar, ¿sabéis?"

La 'cholina' de José Joaquín Rojas (1985, Cieza) es uno de los momentos más memorables de la cuarta temporada de 'El Día Menos Pensado'. La escena aparece al final del primer episodio, enmarcada en un contexto de agobio por los problemas de Enric Mas, el bajo rendimiento general del equipo y la consiguiente pelea por los puntos de cara a evitar el descenso.

Antes de contar la intrahistoria de su bronca, conviene contextualizar quién es Rojas. Otrora gran promesa del ciclismo español (de él dijo Jonathan Vaughters que "podría ser Sean Kelly si quisiera"), poco a poco dejó a un lado su faceta de velocista y clasicómano para convertirse en uno de los gregarios más completos y fiables del pelotón, con 21 grandes vueltas en las piernas. Es el segundo ciclista más veterano de Movistar Team, sólo superado por Imanol Erviti tanto por edad (37, por 39 del navarro) como por temporadas en el seno del conjunto telefónico (17, por 19). El tercero en este último guarismo, con 8, es el oscense Jorge Arcas (1992, Sabiñánigo): el hombre cuyo rostro aparece en primer plano durante la bronca de Rojas. Él es quien nos cuenta el porqué del cabreo y, de paso, nos ofrece una clase magistral de ciclismo real.

"Aquel día salimos todos medio dormidos". Se refiere a la etapa de la víspera, 19ª del Giro d'Italia 2022, entre Marano Lagunare y el Santuario di Castelmonte. La escapada había triunfado en las cuatro jornadas anteriores de forma consecutiva, y ésta pintaba igual. "Había que estar en la fuga", explica Arcas, "pero fue el típico día de la tercera semana del Giro en el que estás cansado y te cuesta arrancar".

En la etapa de autos, todos los Movistar Team toman la salida en la mitad trasera del pelotón cuando, según el propio Arcas, "lo más importante a la hora de coger la fuga es estar mentalizado desde el autobús. En la neutralizada hay que estar ya a rueda del coche del director de carrera". Desde él se da el banderazo de salida al paso por el kilómetro 0: el inicio de la batalla.

Primeros kilómetros. Caen los acelerones, uno sobre otro, mientras los Movistar continúan ausentes. "Normalmente somos tres o cuatro ciclistas los que debemos estar atentos a los ataques y repartiéndonos la labor de cubrirlos. Durante un minuto salta uno; el siguiente, otro; luego, el de más allá… y no se puede dejar ir ninguno, porque no sabes si la fuga se marchará en el kilómetro 1 o en el 35. Si estáis tres a los 'palos' y el tercero no aparece, los otros dos se acaban quemando".

Se avivan las escaramuzas. Bloques como Alpecin-Fenix, Quick-Step, Jumbo-Visma o Team DSM monopolizan la zona cabecera y ensayan movimientos para despegarse del pelotón, tensarlo o cortarlo. "La fuga no la coge un ciclista, sino un equipo", comenta Arcas. "Es muy importante que los ciclistas sepamos identificar qué equipo quiere entrar en la fuga y cuál quiere simplemente controlar la situación. A veces, incluso, sucede que hay marcajes entre equipos buscando que el otro no coja la fuga. En el bus podemos habernos equivocado a la hora de analizar la carrera y hacernos la composición de lugar, así que es clave que directores y ciclistas estemos en contacto constante por el pinganillo, pasándonos información, para gestionar bien nuestros esfuerzos".

Surge la escapada. Son una decena de ciclistas. DSM o Israel no han entrado en el corte y tratan de mantener vivo el ritmo del pelotón. Tampoco Movistar Team está representado en cabeza, pero sólo un efectivo aparece en la parte delantera del 'paquete' para lanzar un movimiento que aborta a los pocos segundos. Es José Joaquín Rojas. "Fue el único que estuvo pendiente ese día. Y, cuando un compañero está en los palos y ve que no hay otro atento para entrar en los siguientes, se puede cabrear con razón".

Efectivamente, Rojas se frustra y cesa su esfuerzo. Alpecin, Jumbo o Quick-Step, contentos con la escapada, comienzan a boicotear los intentos de otros equipos por sumarse a ella. "Cuando la fuga te vale, intentas tapar cualquier hueco que se forme en cabeza del pelotón. Una vez establecida la paz, CBR: comer, beber y a rueda". Esa 'paz' llega cuando un gregario de Alpecin se pone en paralelo al ciclista de DSM que está tirando del pelotón. Le 'enseña la rueda'; le intimida demostrando su fortaleza hasta que ceja. "Ese movimiento es muy mítico", explica Arcas. "A mí no me gusta hacerlo, porque el otro ciclista está siguiendo órdenes del director, y le toca obedecerle, y debería ser libre de atacar y moverse por el bien de su equipo".

Quick-Step y Jumbo forman un 'muro' en la primera fila del pelotón para que nadie más pueda atacar. Game over: la fuga está hecha, y de hecho llega a meta con triunfo para Koen Bouwman. Movistar Team está fuera. "No estuvimos a la altura", zanja Jorge Arcas, que pese a no ser "experto en fugas" en ese Giro disputó el triunfo en la etapa de Nápoles gracias a una. "Hay días que salen bien y días que no; y aquel día fue uno de los que no". De ahí el enfado de José Joaquín Rojas, y la 'cholina' del día siguiente. Su aparición en 'El Día Menos Pensado' ha sido una buena excusa para esta lección de ciclismo.