LA VUELTA

La intrahistoria de la resurrección de Remco Evenepoel: todo empezó con una conversación en la ducha

El campeón del mundo de contrarreloj se resarció de su terrible derrota en el Aubisque con una espectacular cabalgada por los Pirineos.

Evenepoel celebra la victoria en La Vuelta./GETTY
Evenepoel celebra la victoria en La Vuelta. GETTY
Fran Reyes

Fran Reyes

Los incendios regeneran el bosque; tras la tormenta, llega la calma; tras la derrota, a veces, la victoria. Más todavía en un deporte como el ciclismo, con su culto al sufrimiento, con sus carreras que son en sí mismas un monumento a la abnegación. El ciclista de verdad acaba siempre: llega a meta con el rostro manchado por los gargajos, los ojos a punto de estallar por las lágrimas contenidas y el maillot blanquecino por las sales minerales de tantísimo sudor derramado. Y acaba, siempre, por honor, por lealtad a sus compañeros y por la esperanza del día siguiente. Aunque se deje media vida por el camino.

Remco Evenepoel no tenía nada que decir ayer tras cruzar la línea de meta casi media hora más tarde que los Jumbo-Visma, nuevos hilos conductores de La Vuelta. Se despidió de sus opciones de ganar la gran ronda española en silencio y, sin apenas abrir la boca, subió al autobús. "Todos nos sentíamos muy decepcionados", cuenta Geert van Bondt, uno de los directores deportivos de Soudal-Quick Step. "Conversamos con los ciclistas en el autobús, mientras se duchaban, para intentar cambiarles el chip y empezar a pensar en los próximos días".

"He pasado una noche horrible". Quien habla ahora es Evenepoel en primera persona. "No podía dormir de lo triste que estaba. Me despertaba cada hora o así. Y encima vinieron a hacerme un control antidopaje de buena mañana". Miembros del cuerpo técnico de Soudal-Quick Step se asombraban de su mutismo en el desayuno y en el trayecto hacia la salida de Sauveterre-de-Béarn, punto de partida de la etapa. "Estaba cansadísimo, pero pude dormir un poco en el bus… y fue una siesta reparadora". De ahí, al ataque. "Hoy me sentía con mucha energía, y creo que se notó durante la etapa".

Aquí entra una figura clave en la historia: Klaas Lodewyck, el director deportivo principal de Soudal-Quick Step en esta Vuelta. "Esta mañana, Klaas hizo una nueva reunión con los ciclistas", retoma Van Bondt. "A todos les dijimos que aprovecharan su gran estado de forma para jugar sus propias cartas; que ésta era su oportunidad. A Remco, que viera cómo se sentía sobre la bici y decidiera si quería meterse en los ataques o tomarse este día y el siguiente con tranquilidad para ir recuperando el cuerpo. Y luego se ha sacado este número de la manga. Ha sido increíble".

Su primera víctima fue Nelson Oliveira, rodador de Movistar Team que participó en su ataque inicial y sufrió a su par. Después se formó la fuga de dos docenas de ciclistas que le acompañaron en el primer puerto, el Col Hourcére. Uno de ellos era el sevillano Juan Pedro López, de Lidl-Trek. "Ha sido espectacular", describe la actuación de Evenepoel. "He intentado coger los puntos del premio de Montaña; me ha esprintado, me ha dejado atrás… y ya no lo hemos visto más. Hoy ha demostrado que es un luchador, un fuera de serie".

En ese punto, Evenepoel se lanza en el descenso junto a Romain Bardet. Existe una relación de admiración y amistad recíprocas entre el galo y el belga. "Es una persona a la que aprecio", define el ciclista de Team dsm-firmenich. "Hemos hecho muchas carreras juntos y, cuando estamos tranquilos en el pelotón, hablamos mucho entre nosotros", confirma el campeón del mundo de crono. "Era el tío ideal para acompañarme en esta escapada de hoy".

Bardet sufrió en ese trayecto desde Hourcére hasta Larrau. "La forma de bajar que tiene Remco es una locura", narra. "Esprinta a la salida de cada curva. Todos vamos con bicicletas rapidísimas; sin embargo, cuando bajas a su rueda debes ir pedaleando como si fueras cara al aire, porque es tan sumamente aerodinámico… Una locura. Y lo mismo en el llano. Es normal que sea capaz de hacer esas escapadas de 100 kilómetros: el partido que saca de cada pedalada es increíble". También cuesta arriba le llevó al límite. "En las pendientes más empinadas me sentía bien pero, en las tendidas del 6 ó 7%, Remco era sencillamente superior".

"Él ha hecho el 80% del trabajo", continúa Bardet, "y aun así ha sufrido". Fue a algo más de cinco kilómetros de meta que Remco le descolgó definitivamente. "Ha puesto su ritmo y en un momento dado me han entrado unos calambres que me han obligado a poner plato pequeño y dejarle ir". Evenepoel cabalga magnífico. Sólo sobreviven otros tres hombres de la fuga, y están muy lejos. El pelotón, con un Jumbo-Visma relativamente pasivo, transita sin grandes sobresaltos más allá de algún ataque aislado de Juan Ayuso (UAE Team Emirates) y Enric Mas (Movistar Team). La victoria es suya, y la celebra liberando las lágrimas que ayer no quiso exponer en público pero admite haber derramado, profusamente, en privado.

"Es una victoria muy especial", cuenta Remco a posteriori, todavía emocionado. "Probablemente sea una de las carreras más duras que he ganado en toda mi vida deportiva, porque estas pendientes no me iban nada bien en la primera parte de mi carrera". Tras el análisis, recupera los sentimientos. "Las dos personas que me han ayudado a capear esta situación han sido mi director, Klaas, y mi mujer, Oumi. Yo no tenía ganas de seguir en carrera una vez no podía cumplir con el objetivo que me había marcado, que era el podio de Madrid. Estaba triste y Oumi me dijo: 'Los grandes campeones responden con los pedales. Hazlo por mí'". Para la historia, y para demostrar el temperamento del ciclista, queda lo que espetó Evenepoel a sus compañeros por el pinganillo a 500 metros de meta. "Lo siento por lo de ayer, tíos. Os quiero a todos".

"Lo de ayer" sigue siendo "una incógnita para nosotros", en palabras de Van Bondt. "Lo vamos a analizar detenidamente cuando acabe La Vuelta junto a los médicos y los preparadores. No sabemos qué pasó, más allá de que tuvo un mal día". "Sudé muchísimo", elucubra el propio Remco, "así que tal vez mi cuerpo estuviera bloqueado después de varios días sencillos".

"Pero ya basta de hablar de ayer. Pensemos en lo de hoy". Remco es taxativo. "Ha demostrado ser un campeón, rehaciéndose después de una decepción tan enorme", proclama Van Bondt. Los nuevos objetivos son el maillot de la Montaña y otra victoria de etapa; la tercera, tras Arinsal y ésta de Belagua. Suenan ecos de otro belga: aquel Frank Vandenbroucke que, aun fuera de la general, fue capaz de dominar la semana final de la Vuelta a España de 1999. En la memoria colectiva, aquel ataque devastador en Serranillos, camino de Ávila: un terreno muy parecido al maratón de la penúltima etapa de esta edición de la gran ronda española, 207,8 kilómetros rompepiernas entre Manzanares el Real y Guadarrama.