LA VUELTA

Remco Evenepoel saca el alma de campeón, gana y llora tras la debacle del Aubisque

El belga se reencuentra con la victoria tras sufrir la peor pájara de su carrera y vence bajo el calor sofocante de Larra-Belagua.

Evenepoel se emociona tras ganar en Larra-Belagua./Getty
Evenepoel se emociona tras ganar en Larra-Belagua. Getty
Daniel Arribas

Daniel Arribas

Con el sol y los termómetros en lo más alto, Remco Evenepoel ha levantado este sábado la cabeza. El belga, reducido ayer a cenizas después del zafarrancho en el Aubisque, donde quedó rezagado de los favoritos, condenado a remar a contracorriente durante más de 90 kilómetros, se ha rehecho pocas horas después y, con un ataque lejanísimo —permitido por los pesos pesados de la general— ha llegado como vencedor en solitario, dulce redención, al valle de Belagua, frontera escarpada entre Francia y Navarra.

Triunfo de Evenepoel.

No pudo hacer nada el veterano Romain Bardet, compañero de fatiga del belga durante toda la jornada, pero con menos explosividad en las piernas. El francés del DSM, lejos de sus mejores días, aquellos en los que terminó segundo y tercero del Tour de Francia en ediciones consecutivas (2016 y 2017), tuvo que conformarse con la segunda posición y, por qué no, con observar de cerca el brillo de un astro apagado ayer en el Tourmalet.

"Ayer fue un día muy difícil para mí", reconoce Remco, mar de lágrimas en meta, donde se abraza con unos auxiliares del Soudal Quick-Step ansiosos por una alegría tras la ruina silenciosa del Tourmalet. "Tuve muchos pensamientos negativos, no solo durante la etapa, también por la tarde en el hotel. Ganar así es muy importante para mí".

Por detrás, en el grupo de favoritos, Juan Ayuso lo intentaba, correoso en la durísima ascensión a Larrau —14,9km al 8%—, pero con Evenepoel eliminado de la lucha por la general, el tridente del Jumbo-Visma ha reducido sus potenciales amenazas y, como tal, abusa de un poder irreductible. El español del UAE, como Enric Mas y como cualquiera que intente frenar la dinastía amarilla, parece abocado a conformarse con las migajas. Mientras, el triunfo final, y quién sabe si el podio, parece visto para sentencia.

El equipo del ganador en Madrid parece claro. Solo falta desenmascararlo. ¿Será Sepp Kuss? ¿Roglic? ¿Vingegaard? Por el momento, la clasificación general permanece con el estadounidense del Jumbo-Visma liderando, un día más, por delante de sus dos compañeros: 1:37 de ventaja sobre el esloveno y 1:44 sobre el danés. Por detrás, fuera de la maquinaria neerlandesa, Ayuso es cuarto (a 2:37) y Mas, quinto (a 3:06).

Superado así el bloque pirenaico, doble etapa de altura con subidas a Aubisque, Spandelles, Tourmalet, Hourcére, Larrau y Larra-Belagua en apenas 24 horas, el pelotón desciende casi 2.000 metros esta misma tarde para dormir en Pamplona, donde mañana reanuda la tarea en una etapa no tan exigente —158 kilómetros entre la capital navarra y Lekunberri— que cerrará la segunda semana de competición.

Serán los últimos kilómetros antes de la segunda y merecida jornada de descanso de este lunes. Después aguarda la tercera y definitiva semana de La Vuelta, con subidas al Angliru y a la Cruz de Linares, así como una etapa 'rompepiernas' en Guadarrama, día previo al paseíllo final en el madrileño Paseo de la Castellana.