No estoy de acuerdo con Enric Mas, La Vuelta es claramente peor sin Pogacar, Evenepoel o Vingegaard
A primera hora de este martes aproveché el segundo café del día para ojear la prensa nacional, una práctica que repito cada jornada y que adoro. Fue en ese momento cuando me crucé con una breve entrevista a Enric Mas en El Mundo que no pudo sorprenderme más. En ella, el ciclista de Movistar, que actualmente está disputando La Vuelta, apuntaba que la ausencia de Pogacar, Vingegaard y Evenepoel era positiva para la carrera. Y claro, me hizo reflexionar.
El corredor balear argumentaba que sin esos tres gallos, aunque luego se centraba en el reciente campeón del Giro de Italia y del Tour de Francia, la carrera estaba mucho más igualada y abierta, apuntando que con equipos como el UAE, las etapas son mucho más encorsetadas. Intentando entender su explicación, no puedo estar más en desacuerdo con su opinión.
Este año Pogacar se impuso en el Tour de Francia con unas diferencias poco antes vistas. No encontró rival en Vingegaard, segundo en la general a más de seis minutos de distancia. El danés, ojo, venía de conquistar las dos ediciones anteriores. Tampoco lo fue Remco Evenepoel, tercero en Niza a diez minutos del esloveno poco antes de conseguir sendas medallas de oro en los Juegos Olímpicos de París en las pruebas de ruta y contrarreloj. Es decir, en el Tour no hubo disputa por la general. Ni que decir que el quinto en la general (Mikel Landa) lo hizo a 20 minutos. Un mundo.
Y pese a ello, la gente recordará esa carrera durante muchos años. Primero, por el duelo entre esloveno y danés en las primeras etapas. Pero también por las exhibiciones del propio Pogacar, ganador de seis etapas, a cada cual más espectacular. Será difícil no contarle a nuestros nietos su victoria en Plateau de Beille, con los ciclistas entrando de uno en uno con cara de pensar "qué hago yo aquí".
En 2018, los siete primeros de la general de La Vuelta a España estuvieron separados por menos tiempo del que el esloveno le metió a Vingegaard en este Tour. Y no, prácticamente nadie se acuerda de aquella carrera. Paren aquí durante 30 segundos y traten de recordar el podio de aquella edición. Ya se lo digo yo: Yates (1º), Mas (2º), Míguel Ángel López (3º), Steven Kruijswijk (4º), Alejandro Valverde (5º), Thibaut Pinot (6º) y Rigoberto Urán (7º).
Pensar que porque haya más igualdad la carrera va a ser mejor es algo iluso, pero pensar que porque las diferencias La Vuelta sale beneficiada, es disparar directamente muy lejos de la diana. Estoy convencido de que Guillén querría tener en cada pueblo de España a Pogacar o Vingegaard aunque su ventaja fuera de minutos respecto al resto. Y es lógico. LaLiga la vería menos gente si Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid no participasen. Y sí, estaría más igualada.
Yo soy un aficionado de doce meses al ciclismo. No solo veo las tres grandes, sino que me chupo toda la primavera e incluso las clásicas de otoño. Es un deporte que me encanta, pero entiendo que no muchos seguidores son iguales. Y con todo el respeto, porque son corredorazos, pero Skjelmose, Tiberi, Arensman u Vlasov no despiertan a nadie de la siesta, un placer que en el Tour se aplazó tres semanas precisamente por la presencia de los mejores ciclistas del pelotón.