Geneviève Jeanson: cuando el dopaje te libra de los abusos sexuales
La exciclista canadiense desvela que fue abusada y violada por su entrenador cuando aún era menor de edad
La historia de la ex ciclista canadiense Geneviève Jeanson es un rotura de los esquemas en los que se han basado los pilares del deporte. Cuando la única salida vital para huir de un infierno personal es romper tu imagen, tu futuro y quedar marcada para el porvenir como una traidora a los valores.
La lucha contra el dopaje es el mayor exponente de la limpieza y la igualdad en el deporte pero también en la búsqueda de la salud de los deportistas. A lo largo de la historia, son muchos los ejemplos que han sufrido problemas graves e incluso la muerte por culpa de las sustancias de mejora de rendimiento.
No es un asunto reciente. Ya en 1889, el ciclista galés Arthur Linton falleció durante la París-Burdeos por un cóctel letal de cocaína, cafeína y estricnina. Esta historia se conoce como el primer caso de dopaje de la historia. Pero luego llegaron casos extremos como Amstrong y su US Postal, Maradona, Ben Johnson o la Operación Puerto en España.
Lo que no habíamos visto nunca es que fuera el dopaje la vía de escape para salvar la vida o, al menos, huir de una muerte en vida. Un caso inédito que ha sacado a la luz la ex ciclista y niña prodigio canadiense Geneviève Jeanson, campeona del mundo juvenil de contrarreloj y ruta en 1999, durante el proceso de investigación a favor del "deporte seguro", que se está llevando a cabo en el Parlamento del país norteamericano.
En 2003, mientras Jeanson formaba parte del equipo nacional que preparaba el Mundial que se celebraría en Hamilton, la joven ciclista dio positivo en un control antidopaje por unos niveles desfavorables de hematocrito por encima de los límites. Dos años después, la canadiense volvió a dar positivo por EPO en una prueba realizada en una competición en Pensilvania y nunca más volvería a competir. Según la Agencia Antidopaje Estadounidense, la ciclista aceptó la sanción por dos años y desapareció del deporte.
Desde entonces, la imagen de Jeanson ha estado marcada y manchada por el dopaje. Ahora, 17 años después y con 41 años, ha sorprendido con un testimonio desconocido que ha provocado la estupefacción entre los máximos dirigentes de su país. "Te juro que dar positivo en una prueba de dopaje fue lo mejor que me ha pasado. Significó que finalmente podía dejar de montar en bicicleta y dejar a mi entrenador", afirmaba ante la pregunta de uno de los congresistas.
El entrenador de Jeanson era André Aubut, un preparador que fue sancionado de por vida en el año 2009 por dopar a sus ciclistas. Pero la desesperación de Jeanson tenía poco que ver con las sustancias prohibidas. "Cuando tenía 15 años, recibí amenazas como 'Estoy enamorado de ti, y si me dejas, te mataré y luego me suicidaré'", ha expresado la canadiense ante la asamblea nacional, desvelando que su vida cambió por completo desde la primera acción de Aubut: "Nunca fui la misma persona después de esa primera agresión sexual. Viví en una violencia constante. En realidad creía que él podía matarme y suicidarse. Era tan real que no podía dejarlo".
Un testimonio que Jeanson ha decidido difundir su infierno en medio de una amplia investigación estatal sobre abusos sexuales: "En menos de dos años, me convertí en víctima de abuso, en una tramposa y, debido a que el dopaje es ilegal en los deportes, en una criminal en el mundo en el que vivía, todo eso a los 16 años".
La ciclista que inspirara la película La pequeña reina, sobre una joven promesa del ciclismo caía en el dopaje, ha denunciado que sufrió el abuso y el acoso de su técnico durante toda su carrera: "Me enseñaron a recibir el abuso y a confiar en que la violencia física era una parte normal del entrenamiento. A los 15 años, la violencia verbal y física progresó a agresión sexual y violación".
Además, como ha ocurrido en otros casos, Jeanson se vio abocada a un aislamiento provocado por su entrenador que le impedía denunciar. "Era un adolescente sin escapatoria, sin nadie con quien hablar y sin nadie que me ayudara", ha expresado en el Parlamento visiblemente emocionada.
Una historia que rompe los límites del bien y del mal, que difumina las líneas rojas de lo ético y lo moral, que gestiona el dopaje como liberación y no como condena. Una biografía marcada por lo malo y lo peor: "Un positivo por dopaje fue solo un pequeño inconveniente para el infierno en el que estaba viviendo. Tener mi nombre empañado para siempre fue un precio barato a pagar para finalmente deshacerme de él".