DOPAJE

La sombra del tramadol sobrevuela Catar: la pastilla estará prohibida a partir de 2024

Un día después de que arrancara el Mundial, un hombre fue detenido en el aeropuerto de Doha con casi 2.000 pastillas del fármaco.

Un operario vigila la llegada de un avión a Doha, en Catar. /GETTY
Un operario vigila la llegada de un avión a Doha, en Catar. GETTY
Daniel Arribas

Daniel Arribas

A veces, todo parece escrito. Como si su propio nombre lo hubiera anticipado, el tramadol se ha convertido en algo más que una sustancia bajo sospecha. Incluido en el programa de seguimiento de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) desde hace más de una década, este analgésico peligrosamente adictivo, vetado en el ciclismo desde 2019, estará prohibido en todos los deportes a partir de 2024. Antes, mucho antes, sus efectos han mitigado durante años los dolores más punzantes de cientos de atletas de élite, creando, a su vez, dependencias oscuras y destruyendo los límites de las conciencias más firmes.

"Pensé en quitarme la vida", reconoció en verano Chris Kirkland tras asumir su adicción al opiáceo. El exportero del Liverpool, ya retirado, campeón de la Champions en 2005, explicó al diario The Guardian que los dolores en su espalda, persistentes durante toda su carrera, se volvieron insoportables con el paso del tiempo. Desesperado, recurrió al tramadol, uno de los painkillers (mitigadores de dolor) más habituales entre los deportistas. Y se enganchó. Sucumbió a sus potentes efectos y no supo frenar. "Dejé de saber quién era, olvidé dónde estaba mi propia casa... Pensé que me moría", declaró en agosto al medio británico.

Tres meses después de la entrevista, el 21 de noviembre, la noche posterior al arranque del Mundial de fútbol en Catar, un hombre fue detenido en el aeropuerto de Doha con 1.990 pastillas de tramadol y casi medio kilo de hachís, según informó la Autoridad General de Aduanas del emirato. Nada más se supo sobre él. Ni nombre ni edad ni nacionalidad. Nada. Solo la cantidad incautada del opiáceo, suficiente para aplacar los dolores físicos de cientos y cientos de personas.

"He tomado muchísimos antiinflamatorios en mi carrera como futbolista", confesó hace años Daniel Agger, que fichó por el Liverpool en 2006, justo el año en el que Kirkland abandonó Anfield. Durante sus ocho temporadas como red, el central danés jugó lastrado de la espalda, algo que le llevó a consumir tramadol en dosis muy superiores a las recomendadas, poniendo en riesgo su salud. Se retiró a los 31 años, torturado por unos dolores que todavía persisten.

Daniel Agger, a la izquierda, disputa un balón con Kaká en la final de la Champions de 2007.  GETTY
Daniel Agger, a la izquierda, disputa un balón con Kaká en la final de la Champions de 2007. GETTY

Mikel Zabala, técnico de la Real Federación Española de Ciclismo (RFEC) y profesor de la Universidad de Granada, señala a Relevo la causa por la que tantos deportistas acuden al tramadol como vía de escape: "Amplía el umbral del dolor, es su principal ventaja". En el caso del fútbol, diferente al ciclismo por la prolongación de los esfuerzos, el deportista toma el tramadol después de competir, como analgésico. "Cuando tienen lesiones crónicas o problemas de sobrecarga, lo consumen al terminar la actividad física, para tolerar el dolor del sobreesfuerzo", explica Zabala por teléfono.

Esto, claro, tiene su contrapunto. "Es engañar al cuerpo", sentencia el técnico navarro, autor de numerosos estudios sobre los efectos del tramadol y otras sustancias en el deporte de élite. "El futbolista que lo toma, lo que está haciendo es inhibir las señales de su cuerpo, engañar a su sistema neurocentral. Y ahí sí que hay peligro. Podrá jugar, sí, pero le pasará factura".

En este mismo Mundial de fútbol, como en tantas otras disciplinas, hay varios ejemplos de deportistas infiltrados, convencidos de lastrar su salud a largo plazo a cambio de una recompensa inmediata. Y en el ciclismo, eso se mira con recelo.

No les falta razón. El de la bicicleta es el único deporte que prohíbe el tratamiento directo de las lesiones y los dolores físicos. Nairo Quintana, ganador de una Vuelta a España y un Giro de Italia, perdió su sexta plaza en la general del último Tour después de que la UCI anunciara su positivo por tramadol en dos muestras recogidas durante la carrera.

El colombiano no hubiera tenido problemas en caso de haber consumido el fármaco en un entrenamiento, ya que la UCI solo lo prohíbe en competición por razones médicas. Zabala, en cambio, descarta que el uso del opiáceo esté relacionado con las caídas en el pelotón, un rumor que ha ido ganando peso con el paso del tiempo: "En nuestro estudio se demostró que no es así, no empeora las facultades cognitivas, pero sí mejora ligeramente el rendimiento".

Entonces, ¿por qué esperar a 2024?

Desde el 1 de enero de 2024, las sanciones por el consumo de tramadol cambiarán de forma severa. Ahora, su uso en el ciclismo simplemente implica una exclusión de la carrera en la que se detecte. Desde 2024, se prevé que los castigos lleguen a los cuatro años de exclusión. Hasta entonces, el opiáceo estará permitido en el fútbol, el tenis y en tantos otros deportes. Una espera justificada, tal y como explican a Relevo desde la Agencia Mundial Antidopaje: "Queremos brindar un año adicional a los atletas, a su entorno y al personal médico que les rodea para que la comprensión sea total".

Nairo Quintana durante la 17ª etapa del último Tour de Francia, con final en Peyragudes.  GETTY
Nairo Quintana durante la 17ª etapa del último Tour de Francia, con final en Peyragudes. GETTY

De esta forma, aseguran, la comunidad científica tendrá tiempo para ajustar los procedimientos que garanticen la igualdad entre los atletas. Y añaden: "Además, la espera ayudará a que se comunique y se eduque de forma correcta a los atletas, a su entorno y al personal médico que les rodea".

Desde Granada, Zabala ve la prohibición del tramadol con buenos ojos, pero no se queda ahí: "Yo también metería mano a sustancias como el Stilnox", un fármaco con efectos somníferos que puede disparar la adicción del deportista por el poder inmediato de sus efectos. Y concluye: "Estoy contento de que lleguemos al punto de ver lo de Nairo como una noticia. Ojalá todos los deportes tuvieran la mano dura que adoptó el ciclismo cuando vio que todo se podía ir al carajo".