Si ya no hay pandemia, ¿por qué esta plaga de abandonos por Covid-19 en el Giro? El miedo se instala en el pelotón
La retirada de siete ciclistas, incluido Evenepoel, ha devuelto la enfermedad al primer plano.
Todo empezó con Jumbo-Visma sustituyendo en vísperas del Giro de Italia a tres de los gregarios de Primoz Roglic por Covid-19 y con uno de los grandes favoritos, Giulio Ciccone, renunciando a la 'corsa rosa' por la misma razón. A partir de ahí, unas cuantas certezas: los abandonos de seis ciclistas contagiados del 'bicho' que trajo de cabeza al mundo entero. También unos cuantos rumores sobre el mismo Roglic y sobre Damiano Caruso, segundo clasificado de la edición 2021. Hasta que, en la medianoche del domingo, el coronavirus se cobró una víctima deportiva de lustre: el campeón del mundo y líder de la carrera Remco Evenepoel.
"Tengo la nariz taponada", había dicho el belga horas antes de su positivo en rueda de prensa, tras ganar la contrarreloj de Cesena, vestido con la 'maglia rosa'; "espero no enfermar y no coger ese virus que no quiero ni nombrar". En privado, en cambio, había sido bastante más explícito. "Después de la crono me dijo: 'papá, no estoy bien'", contó su progenitor, Patrick Evenepoel, en el diario belga Het Nieuwsblad. "Yo sabía que algo no iba bien. Había detalles en su forma de pedalear, en sus palabras… que me lo decían".
La retirada fue devastadora para su protagonista y también para un mundo del ciclismo que, después de casi dos años de pesadilla que amenazaron la supervivencia de muchas de sus estructuras, volvía a ver fantasmas. El ciclismo es un deporte que se sostiene a partir de la publicidad y cuyo terreno de juego es el mundo: necesita suceder para existir y sus condiciones jamás serán controlables, por cuanto es un espectáculo abierto e itinerante. No hay un estadio que se pueda clausurar a cal y canto; no hay burbujas realmente efectivas. Luchar contra la enfermedad es un esfuerzo ímprobo sin garantía de éxito.
Heal up, champ 💪
— Soudal Quick-Step Pro Cycling Team (@soudalquickstep) May 15, 2023
We and the #Giro are going to miss you, but we’re sure more opportunities to show yourself will come sooner or later!
Photo: @BeelWout pic.twitter.com/Hm24r5tAcL
Y, aun así, se hizo. Durante dos temporadas y media, la Unión Ciclista Internacional (UCI) impuso un férreo protocolo para tratar de mantener a raya a la Covid-19; especialmente en las grandes vueltas, los eventos que por su repercusión y su duración eran más vulnerables a su incidencia. Mascarillas en todas partes; gel hidroalcohólico a gogó; dos PCRs antes de la carrera, y una más en cada día de descanso.
Fue una época en la que se ocultaron más positivos de los que se revelaron, pero el objetivo se cumplió: la fiesta no se detuvo y tanto la salud del pelotón como la salud pública fueron cuidadas. La pandemia remitía, la enfermedad se demostraba menos agresiva. Ya en 2022, ciclistas como Rafal Majka en el Tour de Francia o Juan Ayuso en la Vuelta a España siguieron en competición pese a dar positivo en Covid-19. Lo peor parecía haber pasado. Sin embargo, la incertidumbre continuaba.
De cara a 2023, los protocolos se relajaron. "Ahora mismo la UCI no obliga a nada respecto a la Covid-19", resume el médico de un equipo ciclista profesional. "Es un asunto interno de los equipos, cada uno con sus formas de proceder. En mi caso particular, sólo enviamos al contagiado a casa si presenta síntomas. Es necesario que haya una infección para que se desarrolle una afección cardíaca, o una Covid persistente". Eso es lo que teme el director deportivo de un equipo participante en el Giro: "Todavía no conocemos las consecuencias a largo plazo para un deportista de alto rendimiento a nivel pulmonar o cardíaco. Por eso, si el deportista muestra síntomas, es mejor mandarlo a casa".
Existen ejemplos para todos los gustos. Juan Ayuso acabó en el podio de la Vuelta a España tras pasar la enfermedad en plena carrera mientras que Giulio Ciccone, el mismo que renunció al presente Giro, contrajo una Covid-19 severa de la que no se recuperó bien y estuvo dos años penando hasta recobrar su mejor rendimiento. Hoy por hoy, el estándar es tomarse como mínimo una semana completa de descanso tras la remisión de los síntomas. Es la mejor manera de asegurarse de no arrastrar la enfermedad una vez curado de la misma. Este tratamiento no es fruto de la investigación sino de la mera experiencia de los médicos deportivos.
Ja Raymond. Je weet nooit wat er onderhuids gebeurt. Het is geen 9-5 job. Geen enkel risico https://t.co/xKug7qf0mB
— Patrick Lefevere (@PatLefevere) May 14, 2023
"No sabemos qué puede estar pasando bajo la piel de Remco". Lo tuitea Patrick Lefevere, mánager del Soudal-Quick Step de Evenepoel. "Esto no es un trabajo normal. No vamos a tomar ningún riesgo". El padre del ciclista refrenda la decisión del equipo. "No vale la pena arriesgar. La Covid-19 es muy peligrosa para un deportista de alto nivel". También les avala Emilio Magni, actual médico de Astana (y antiguo galeno de Ciccone en Trek-Segafredo) en una entrevista con bici.pro. "Hubiera hecho lo mismo que mis colegas de Soudal-Quick Step. La Covid-19 puede afectar a órganos fundamentales y generar consecuencias muy graves".
El miedo al coronavirus es el discurso general del pelotón. João Almeida, que en 2022 se retiró del Giro enfermo de Covid-19 a cuatro días del final siendo 4º en la general, comentaba este lunes en rueda de prensa: "Debemos ser cautos como lo somos con otras enfermedades. No quiero ser el próximo que se vaya a casa; ya tuve bastante con lo del año pasado". Geraint Thomas, heredero de la 'maglia rosa' de Evenepoel, abogó a su vez por regresar a la "época de las burbujas". Su Ineos Grenadiers, de hecho, canceló todos los compromisos y visitas de patrocinadores en el día de descanso del Giro a las afueras de Bolonia.
RCS, organizadora de la 'corsa rosa', ha escuchado y reaccionado en consecuencia. "Aunque la OMS ya no considere a la Covid-19 como pandemia, diría que hemos dejado de prestarle atención demasiado pronto", reflexiona su director Mauro Vegni. "Debemos mantener la guardia alta, y lo vamos a hacer desde esta semana". Resultado: la mascarilla será obligatoria en todas las zonas donde haya ciclistas. "Aquí en el Giro ha habido casos confirmados de Covid, pero no podemos poner la mano en el fuego y asegurar que no haya habido más".
Este lunes salía a la luz pública otro nuevo caso: el noruego Sven Eryk Bystrom, de Intermarché-Circus-Wanty, que dio positivo por Covid-19 la semana pasada… y continúa en el pelotón. "Creo que ya ha pasado lo peor", contó en Discovery. "Simplemente me sentía cansado y presentaba síntomas leves; si hubiera estado con fiebre y enfermo, la cosa sería distinta. ¿Miedo a las consecuencias a largo plazo? No existen certezas. El coronavirus no es el mismo de hace dos años, y nos hemos vacunado cinco veces". Y es en ese vaivén, en esa disparidad de criterios, que el pelotón tomará la salida este martes en la décima etapa del Giro de Italia.