Shai Gilgeous-Alexander mete a los Thunder en la final de la Copa como aviso para el mes de junio
Oklahoma superó a los Rockets en la segunda semifinal y se enfrentará a Milwaukee el martes.
Shai Gilgeous-Alexander manda a los Thunder a la gran final de la Copa NBA, donde esperan los Milwaukee Bucks. El equipo de Oklahoma se deshizo de Houston Rockets (111-96) en la segunda semifinal gracias a un recital del canadiense y una exhibición defensiva, y buscará el primer título de la historia de la franquicia desde que dejaron Seattle. Metió 32, el mejor de largo en un partido que sirve para recordar que los Thunder son, por méritos propios, favoritos a todo. Empezando por la final del martes.
Era el evento de la jornada. El duelo de pesos pesados, la pelea de la velada. El escenario, mejor imposible, la siempre caótica Las Vegas. A un lado el mejor récord del Oeste, los Thunder de Shai Gilgeous-Alexander. En la otra esquina Houston Rockets, el último equipo capaz de ganar a Oklahoma. Las dos mejores defensas de la NBA por nombres, datos y rendimiento. Por intensidad y capacidad. Y lo demostraron en la segunda semifinal de la Copa NBA, que por momentos recordó por dureza, intensidad y emoción, a un partido del mes de mayo. Y no debería sorprender que estos dos equipos se vuelvan a encontrar en la postemporada en una batalla para el recuerdo. Una que tuvo dos caras.
La primera parte fue un conglomerado de nivel defensivo y desacierto ofensivo, no siempre relacionados entre ellos. En el primer cuarto se combinaron para 13 tiros anotados de 47 intentados, con más pérdidas (10) que asistencias (6). Solo un jugador, Kenrich Williams, había conseguido meter más de una canasta. No mejoró mucho en el segundo, con Houston liderando 42-41. Solo dos jugadores llegaban a dobles figuras, uno por equipo: Shai Gilgeous-Alexander con 12, en 12 tiros a canasta, y Amen Thompson para los Rockets, sorprendiendo desde el banquillo. 25 faltas entre ambos equipos, 26 tiros libres y solo seis triples. Baloncesto del siglo pasado para los más melancólicos.
Llegaban, tras el descanso por fin, los ataques al partido y con ellos, el mejor baloncesto. Cada parcial, por muy corto que fuera, se sentía como una losa, un riesgo de perder el partido. Dos triples seguidos de Houston obligaban al tiempo muerto de Mark Daigneault. De salida, los Thunder respondían con un 11-3 para devolver el nerviosismo al equipo texano. Despertaba Shai, empezaban a entrar los triples y la defensa seguía como siempre, siendo diferencial. El canadiense ponía a los Thunder seis arriba, la máxima para Oklahoma y ahora era Ime Udoka el que frenaba el partido. Un intercambio imparable de golpes que dejaba a Oklahoma seis arriba y un cuarto por jugarse. Doce minutos para decidir el ganador.
Se sentaba Shai y era el turno de Jalen Williams. Lu Dort anotaba su cuarto triple y los Thunder abrían dobles dígitos de diferencia en el marcador con el canadiense en el banquillo (80-69) pero respondía otra vez Houston. Esta vez, un Alperen Sengun muy errático en el tiro con cinco puntos seguidos y Daigneault no tenía otra opción que acudir a su estrella. Siempre puntual, siempre respondiendo cuando le llaman. Porque más allá de una defensa histórica, de un equipo engrasado, de un entrenador diferencial y un proyecto candidato a todo, lo que lleva a Oklahoma al siguiente nivel es el rendimiento de su estrella, de Shai Gilgeous-Alexander.
Esa fue, al final, la gran diferencia entre Houston y los Thunder, sobre todo en el último cuarto. El talento individual ofensivo. Los Rockets han sido el equipo que más jugadores han podido lanzarle a Shai Gilgeous-Alexander, por físico y capacidades. Desde su compatriota Dillon Brooks pasando por Tari Eason y sobre todo, Amen Thompson, fueron los se turnaron con el candidato al MVP. Y Shai siempre tenía una respuesta a cada una. Acabó con 32 puntos, 20 llegando en la segunda parte. Y si no era él, aparecía Jalen Williams con otros 20 o Isaiah Hartenstein para limpiar los errores. Cuatro de los cinco titulares se combinaron para 92 de los 111 puntos.
Al otro lado, Houston tuvo que recurrir a medidas de emergencia. Alperen Sengun (13 puntos, 11 rebotes) y Fred VanVleet jugaron el peor partido ofensivo de la temporada, y sin sus dos motores, los Rockets funcionaron a fogonazos. Por tamaño y capacidad, Thompson (19 puntos) y Eason (12) anotaron fácil, pero más allá de los gemelos terroríficos, Houston no tuvo ideas en ataque. Dillon Brooks, con 14 puntos, fue el titular con más tiros de campo y eso da una idea del juego que los Rockets plantearon. Tienen trabajo que hacer, un proyecto sólido y les falta una pieza.