FINALES NBA

El secreto mejor guardado de los Heat: el factor "me importa una mierda"

Miami ha llegado a las finales con una mentalidad diferente, donde no importa nada alrededor: solo lo que ellos mismos pueden controlar. Y por ahora, funciona

Jimmy Butler lanza a canasta ante los Nuggets./AFP
Jimmy Butler lanza a canasta ante los Nuggets. AFP
Alejandro Gaitán

Alejandro Gaitán

Al acabar el partido que ponía el 1-1 en las finales de la NBA, salía a hablar Jimmy Butler. Volvió a repetir el guion del sexto partido ante Boston, cuando desapareció por tres cuartos y medio y en los últimos seis minutos volvió a ser diferencial. Esta vez, además, los Heat ganaron. "Vamos a ser quienes hemos sido durante toda la temporada, porque no estamos preocupados por nadie más. Ha sido así todo el año y no va a cambiar". Y cerraba con una frase en la que descubría el secreto del vestuario de estos Heat: "Es el factor 'me importa una mierda". Porque así es Miami, un equipo que te ganará sin importar las circunstancias, el contexto, el lugar o quién este delante. Y eso aplica también para Nikola Jokic y los Denver Nuggets.

Porque Miami es, pese a ser octavo del Este, un equipo de primeros. O como mínimo, de primeras veces. La de anoche fue la primera derrota de Denver como local en estos playoffs, una que Mike Malone achacó a la intensidad. "Hemos de hablar del esfuerzo, o sea, en unas finales de la NBA estamos hablando de esfuerzo. Es algo que me preocupa, algo desconcertante y decepcionante", empezaba su rueda de prensa. Y es que los Heat fueron más intensos, pero quisieron más ganar el partido. No ganaban en Denver desde el año 2016, pero eso forma parte de ese factor del que hablaba Jimmy, y está en la lista de cosas que no le importan para nada a los Heat.

Han sido también el primer equipo en ganar siete partidos tras estar por debajo en el marcador en dobles dígitos en estos playoffs, igualando a Golden State el curso pasado. Un equipo que pese a estar contra las cuerdas, tiene argumentos suficientes para seguir remando y confiar. La famosa cultura de Miami se basa en el trabajo, en una manera de hacer las cosas buscando siempre el bien colectivo, el esfuerzo y el sacrificio. Como Caleb Martin  jugando 21 minutos pese a estar tan enfermo que no pudo ni hablar con la prensa tras el encuentro, y no formó parte del entrenamiento del sábado por la tarde, obligatorio para los jugadores.

La de anoche fue la victoria número 13 para estos Heat en playoffs, siendo ya el #8 de la historia con más triunfos. Los Knicks de 1999, que se quedaron en 12, perdieron 4-1 las finales ante San Antonio (empezaron 0-2). Miami tendrá dos partidos en casa para ponerse por delante e incluso soñar con un 3-1. Con Spoelstra es posible, porque nadie en la NBA es capaz de ajustar en una serie para Milwaukee Bucks y Giannis, dos semanas más tarde esperar a Jayson Tatum y ahora tener que defender a Nikola Jokic. Y a los tres los ha sacado de su zona de confort, aunque los números digan lo contrario. Porque en el segundo partido preparó una trampa para Jokic, y los Nuggets cayeron a cuatro patas. 

Decidió dejar jugar al serbio de cara al aro, dejarle atacar la canasta, buscar puntos, pero cortocircuitar el ataque de Denver. Dejó de buscar el dos contra uno y las ayudas ante Jokic, y los secundarios de los Nuggets no supieron responder sin ventaja de movimiento. Bam Adebayo fue el jefe del operativo, pero tanto Kyle Lowry como Gabe Vincent en zona defensiva han dirigido el proyecto. Aislar a Jokic equivale a sacarle de su rol habitual, generador, y convertido en un anotador, Denver sufre mucho en ataque. No quiso admitirlo Spoesltra en rueda de prensa, por miedo a hacer público su secreto, pero en los tres partidos en los que Jokic ha metido 40+ puntos, Denver ha sucumbido ante el rival.

Y ahora Miami tiene dos partidos seguidos en casa, donde está 6-2 en esta postemporada. Y puede que a Butler le importe todo un bledo, y que Adebayo haya hecho parecer humano a Jokic, o que Vincent y Duncan Robinson estén siendo los mejores secundarios. Pero son las finales. Lo explicaba Bam: "Estos siete partidos es para lo que vivimos, es la oportunidad que tenemos y no la queremos dejar escapar". Porque aunque les importe todo un bledo, como factor, ganar lo opaca todo.