WNBA

Dislexia, vergüenza y pasajes biblicos para fabricar la leyenda de A'ja Wilson: "Una vez más, me sentía tonta"

La jugadora de Las Vegas Aces se ha convertido en la primera jugadora en anotar 1.000 puntos en una temporada de la WNBA.

A'ja Wilson antes de entrar al partido ante las Sun./Las Vegas Aces
A'ja Wilson antes de entrar al partido ante las Sun. Las Vegas Aces
Guillermo García

Guillermo García

La temporada de la WNBA hasta ahora sólo había tenido un nombre en su discurso: Caitlin Clark, la novata que ha elevado el impacto del baloncesto femenino y que ha cambiado por completo el seguimiento de una liga que, sin embargo, es mucho más que la jugadora de las Fever que la pasada madrugada ha batido el récord anotador de una rookie, superando los 746 puntos de Seimone Augustus en 2006. Una nueva muestra de su impacto en una liga en la que quiere reinar… con permiso de jugadoras como Diana Taurasi, Breanna Stewart o A'ja Wilson.

La jugadora de las Aces se ha consolidado como la gran estrella de la liga y los números refrendan esta condición. La pívot de Carolina del Sur (terminó el choque con 29 tantos y 9 rebotes) ha aprovechado el partido entre el conjunto de Nevada y las Connecticut Sun (84-71) para convertirse en la primera jugadora en la historia de la liga en anotar 1.000 puntos en una sola temporada, a la que todavía faltan dos encuentros por disputarse.

"Quiero ser grande", aseguró tras su gesta la jugadora de 28 años que ya tiene dos MVP de la liga en su palmarés y que no se conforma con lo conseguido. "Realmente tengo que darle crédito a mi trabajo fuera de temporada y a mi preparación. Me tomo el tiempo para alejarme del baloncesto y poder echarlo de menos. Así, cuando vuelvo no doy nada por sentado. Mi salvapantallas es, 'Descansa al final, no a la mitad', y eso es algo que me digo todos los días".

"No es fácil ser A'ja Wilson todos los días. No lo es. Hay muchas expectativas", aseguraba su entrenadora tras la última gesta de una jugadora que promedia 27 puntos, el mejor de la liga, 12 rebotes, 2,6 tapones y 2,3 asistencias, mientras firma un porcentaje de acierto del 51,9% en tiros de campo. Además, su media anotadora es la más alta en una temporada en la historia de la WNBA.

Una jugadora que, como ella misma ha confesado, comenzó jugando al baloncesto con 11 años, "aunque entonces no era muy habilidosa que digamos". Fue el trabajo de su padre y de su hermano mayor el que transformó a Wilson hasta convertirla en una de las mejores jugadoras de instituto del país, lo que llamó la atención de una entrenadora de la talla de Dawn Staley, la figura que la ayudó a moldear su juego, pero también a superar los peores momentos.

Como cuando supo que sufría dislexia. "Podía leer las palabras, pero simplemente no estaban bien", aseguraba en 2018, cuando aterrizó en la WNBA, en una carta publicada en The Player's Tribune. "Una vez más me sentía tonta. Cuando terminé con la especialista, recuerdo que me preguntaró si sabía qué era una "dificultad de aprendizaje". Dije que no. Ese fue el día que descubrí que tenía algo llamado dislexia. En cierto modo, supongo que fue un alivio poder ponerle un nombre a mis luchas después de tantos años. Pero no quería que la gente me dijera que tenía una discapacidad. Casi preferiría que la gente siguiera diciéndome que era una vaga o que tenía que esforzarme más más. Lo último que quería era que alguien sintiera lástima por mí. Así que al principio no se lo dije a nadie".

"No siempre comprendía lo que estaba leyendo, me confundía mucho", reconocía años después una jugadora a la que le costó años aceptarse a sí misma. Lo hizo gracias a Dawn Staley, la entrenadora con la que alcanzó la gloria en su etapa universitaria en Carolina del Sur. Antes de cada encuentro, Staley la pedía que leyera un pasaje bíblico al resto de sus compañeras. Eso fue aumentando la confianza de A'ja Wilson hasta convertirla en la jugadora que hoy se ha convertido en historia de la WNBA.