Luka Doncic, un Dream Team sin superestrellas y un Mundial para todos los públicos
Arranca la Copa del Mundo de baloncesto de Indonesia, Japón y Filipinas donde España defiende el título.

Yakarta.- El planeta basket vuelve a girar en torno a la Copa del Mundo, que en esta ocasión y por primera vez en la historia se celebra en tres países diferentes: Indonesia, Japón y Filipinas. Tres escenarios tan exóticos como insospechados por su escasa tradición baloncestística -FIBA manda- en los que España defenderá la corona conquistada en 2019 a pesar de volver a quedarse fuera del vagón de candidatos en los pronósticos.
Será un Mundial extraño, sin favorito claro ante la ausencia de grandes estrellas. Será, por tanto, un campeonato de equipos más que de jugadores, a excepción de Luka Doncic. Las renuncias de nombres como Nikola Jokic, Giannis Antetokounmpo, Joel Embiid, Victor Wembanyama o las de las grandes superestrellas de la NBA han abierto el abanico de posibilidades para ver un nuevo campeón el próximo 10 de septiembre,
Estados Unidos aparece como el primer equipo en los pronósticos para hacerse con la corona y convertirse en el país con más mundiales en la historia, superando a la unión entre la antigua Yugoslavia y Serbia. Para ello el país norteamericano cuenta con un entrenador nuevo con nueve anillos en sus dedos, Steve Kerr, y con un equipo sin nombres como Curry, LeBron o Durant, pero con una nómina de jóvenes y jugadores de rol que hacen que la palabra conjunto cobre esta vez más sentido que nunca.
"Es el rival más fuerte que existe en el mundo, un súper equipo hecho de 12 grandísimos jugadores"
"Es el rival más fuerte que existe en el mundo, un súper equipo hecho de 12 grandísimos jugadores. Están por encima del resto", apuntaba Sergio Scariolo tras enfrentarse al combinado de las barras y estrellas en la preparación. "Por cantidad de talento, Estados Unidos puede hacer cinco conjuntos perfectamente capaces de ganar el oro. Este es un equipo lleno de baloncestistas de primerísimo nivel que no han tenido en el público menos entendido el estatus y reconocimiento de súper estrellas".

Con Anthony Edwards, Brandon Ingram o Jalen Brunson como estiletes ofensivos, este equipo es el principal candidato al oro por delante de otros conjuntos con estrellas NBA. Es el caso de Francia, siempre entre los favoritos pero que no termina de firmar su gran campeonato. Los franceses llegarán a este torneo sin Victor Wembanyama tras ser elegido número 1 del Draft y que ha decidido dedicar su verano a preparar su desembarco en la NBA. Tampoco estará Frank Ntilikina, otro de sus NBA. Ni Joel Embiid, recientemente nacionalizado. A cambio proponen físico interior (Gobert, Yabusele, Fall y Lessort) y veteranía exterior con Batum o Fournier como principales argumentos para intentar, esta vez sí, dar el paso definitivo.
Por detrás de los galos, un combinado 'novato' pero con nombres como para pintar la cara a cualquiera. Se trata de la Canadá de Jordi Fernández que ha tenido que levantarse tras el palo sufrido por la baja de Jamal Murray y lo ha hecho sosteniéndose en nombres de la talla de Shai Gilgeous-Alexander, RJ Barrett, Dillon Brooks, Kelly Olynyk, Dwight Powell o Nickeil Alexander-Walker. Todos ellos con pedigrí en la NBA y que si son capaces de conjuntarse y aparcar las individualidades son candidatos a todo.
Junto a los canadienses, en el mismo escalón para los entendidos, estaría Australia. Un conjunto ya veterano y curtido en mil batallas al que hace cuatro años sólo un excelso Marc Gasol dejó fuera de la lucha por el oro. En esta ocasión ya sin Bogut ni Ben Simmons, al que ni está ni se le espera, tendrá en el veterano Patty Mills a su principal referencia. El base aborigen se transforma cuando viste la camiseta de su país y es una de las grandes referencias en cualquier torneo FIBA. Junto a él Josh Giddey, Dante Exum, Thybulle, Josh Green o Joe Ingles conforman una base que puede competir contra cualquiera gracias a un baloncesto físico y de ritmo alto que les coloca en el tercer vagón.
Por debajo de ellos la Eslovenia de Luka Doncic. Por nombre el exjugador del Real Madrid es la gran referencia del torneo. Uno de los cinco mejores jugadores del mundo con suficiente talento y potencial como para llevar al pequeño país balcánico a luchar por cualquier cota. Sin embargo, en esta ocasión el fondo de armario no es tan potente como lo fue en 2017, cuando fueron campeones de Europa, o en los Juegos de 2021. Sin Anthony Randolph ni Goran Dragic, el equipo ya contaba con menos argumentos que antaño. Y a esas bajas hay que sumarles de la de Vlatko Cancar, lesionado en la preparación y que ha dejado a la estrella de los Mavericks demasiado sola como para pensar en ver a Doncic en lo alto del podio.

Un lugar que, un torneo más, parece vetado a España. Al menos a priori. Los de Scariolo llegan como campeones del mundo, de Europa y como número 1 del ranking FIBA. Pero todos esos méritos no son suficientes para que los expertos vean al combinado nacional en la lucha por las medallas. En muchos casos ni siquiera les meten en los cruces por la dificultad de la segunda ronda (Francia y Canadá son los rivales más factibles en ese segundo grupo). Sin embargo, esto es gasolina para el equipo español que presume de grupo como su principal valor para intentar volver a romper los pronósticos.
Luego aparecen selecciones como Alemania, que ya sorprendió el pasado verano en el Eurobasket por su nivel de juego y que ha confirmado sus buenas sensaciones durante los partidos de preparación. O Lituania, siempre candidata y a la que parece que le falta un paso por dar para confirmarse como una de las grandes selecciones del mundo. Serbia, que sin Jokic y Micic ha bajado muchos enteros, pero que sigue teniendo una base consolidada con jugadores como Milutinov, Bogdanovic o el joven Nikola Jovic. Nombres con los que intentar competir por devolver la gloria al combinado 'plavi', aunque en esta ocasión parece lejano por mucho que este Mundial parezca abierto a todos.