BALONCESTO

El ultimátum tras caer a los infiernos que cambió los roles del Barça y provocó su resurgir en sólo 12 días

Joan Peñarroya revolucionó los sistemas y apostó por modificar el orden establecido para lograr la reacción del equipo culé y meterlo en la Copa.

Joan Peñarroya durante el partido de este domingo ante el Surne Bilbao Basket. /ACB PHOTO/ÁLEX CAPARRÓS
Joan Peñarroya durante el partido de este domingo ante el Surne Bilbao Basket. ACB PHOTO/ÁLEX CAPARRÓS
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Cuando el pasado 7 de enero el Barça cayó derrotado en Fontajau ante el Bàsquet Girona, tocó fondo. El equipo de Joan Peñarroya parecía haber perdido la esencia, las ideas, el juego y, lo peor de todo, acababa de poner en jaque el primer objetivo que tenía esta temporada: la Copa del Rey. Aquel revés produjo una reunión de urgencia en el pabellón gironí entre el general manager, Juan Carlos Navarro, el director deportivo, Mario Bruno Fernández, y el propio Peñarroya. El mensaje fue claro: o lograba la clasificación al torneo de Gran Canaria o su etapa como técnico culé habría terminado. Y aquel ultimátum tras bajar a los infiernos fue el que provocó un cambio de roles que terminó por traer consigo el resurgir del Barça.

Peñarroya ya no tenía nada que perder. Al contrario. De ir mal, ya sabía que su futuro estaba sentenciado, así que decidió revolucionar casi por completo la plantilla en busca de esa reacción que le hiciera salvarse... y funcionó. Primero, apostó por aquellos jugadores en los que más confiaba. Incluso aunque eso supusiera dejar sin pisar el parqué al jugador mejor pagado de la plantilla por cuatro partidos consecutivos. "Tengo 13 jugadores y mi responsabilidad es poner a aquellos que creo que nos van a ayudar a ganar", aseguró una y otra vez el técnico al ser preguntado por las ausencias de Willy Hernangómez, cuando antes de esos dos partidos clave -Girona y Joventut Badalona- había firmado su mejor actuación ante el Paris Basketball.

Después, optó por dar aún más confianza a Chimezie Metu, el ala-pívot que llegó para ser un jugador de rotación y se ha convertido en uno de los que más peso tiene dentro de la plantilla culé. Tanto de '4', su posición natural, como de pívot cuando Jan Vesely no está en pista. Y es que tres de cada diez veces es Metu quien se juega la posesión del Barça, una muestra clara de la importancia que ya tiene en la pizarra culé.

De igual modo, la apuesta por hacer jugar juntos a Kevin Punter y Darío Brizuela, dos amenazas exteriores también capacitadas para ordenar el juego si hiciese falta, también ha sido un acierto. Algo que, además, ha traído consigo la explosión del donostiarra que está firmando sus mejores partidos con la camiseta culé. Apostar por Juan Núñez como director de juego y acompañarlo en pista de otros dos combos (como los dos anteriores o Tomas Satoransky) para ordenar, de forma bastante acertada, el juego del equipo.

Sorprender con los centímetros de Youssoupha Fall o con la polivalencia en ataque y de cara al rebote de Joel Parra, para así dar un plus más a nivel defensivo al equipo culé, que es donde realmente reside la clave de todo: en la defensa. Porque en el momento en el que absolutamente todos los jugadores comenzaron a implicarse atrás, tras haberle visto las orejas al lobo por haberse olvidado de hacerlo antes, el juego del equipo empezó a mejorar de forma notoria.

Con las cosas claras atrás, el equipo comenzó a crear, a compartir más el balón y ganar confianza en ataque. Y una vez entendido esto por parte de la plantilla, el técnico se pudo permitir ir metiendo a otros jugadores en dinámica, como fue, precisamente, a Willy Hernangómez este domingo. ¿El motivo? Que el equipo ya había comprendido y asimilado el juego que quiere el técnico.

Algo que acabó ya no sólo haciendo que logren con la victoria de este domingo el billete a la Copa o con la del viernes regresar a los playoffs de la Euroliga, sino recuperando la esencia de ese Barça que Peñarroya quería construir. "Es evidente que estamos probando cosas, haciendo cosas, el trabajo del técnico cuando algo no va bien es también cambiar alguna cosa y lo hemos hecho. Ahora estamos ganando, pero lo importante es sumar para el equipo. Estamos encontrando situaciones que antes no. Lo importante es que los jugadores están sumando para el beneficio del equipo", explicó el entrenador culé tras la victoria ante el Panathinaikos de este viernes.

Y es que esa unión tras tocar fondo y esa implicación por el bien colectivo -basta recordar esas palabras del técnico tras la victoria ante el Anadolu Efes, en la que Kevin Punter no tuvo un buen partido en ataque, pero estuvo excelso en defensa, en las que dijo que "la mejora pasa por jugar como equipo" y "poner las individualidades al servicio del equipo"- ha sido la clave para que el Barça logre hacer clic.

"Creo que hemos jugado mejor, las dinámicas influyen, todas las derrotas han sido extrañas porque cuando son en las últimas jugadas y pierdes todo tampoco es normal. Es verdad que en estos últimos partidos el equipo siempre ha entrado dominando los minutos finales. Es evidente que hemos encontrado a los jugadores, que hemos estado mejor en los dos lados del campo, porque si no, no tendríamos estos resultados, pero es que esto cambia muy rápido. Hace 13 días era un desastre y ahora hemos ganado cinco partidos. Doy mucho valor, porque si el equipo no hubiera estado junto y unido no hubiera tenido esta reacción", explicó Peñarroya tras la victoria este domingo ante el Surne Bilbao Basket. Y, como dijo, "ese es el camino a seguir".

De este modo, el Barça hizo bueno ese refrán de que "lo bueno de tocar fondo, es que solo te queda subir" y eso está haciendo con creces para sortear la que podía haber sido la mayor crisis culé en más de 50 años.