BALONCESTO

Alfonso Reyes y su guerra con los 'enroscaboinas' y 'domaladillas' en X: "Se puede no hacer caso, bloquear o no insultar, sino calificar"

El exjugador de baloncesto y actual presidente de la ABP es habitual en redes sociales, donde no elude ninguna conversación.

Alfonso Reyes, presidente de la ABP./Efe
Alfonso Reyes, presidente de la ABP. Efe
Guillermo García
Michèle Novovitch

Guillermo García y Michèle Novovitch

En esta entrevista hemos abordado ya el recuerdo del Alfonso Reyes (Córdoba, 1970) jugador internacional de baloncesto y su presente como presidente de la Asociación de Baloncestistas Profesionales, pero todavía quedaba material para un tercer capítulo. Un tercer epígrafe en el que dibujamos los trazos del Alfonso persona, ingeniero y también su cara como tuitero, donde ha mostrado que no tiene problema en contestar a cualquiera y donde incluso ha llegado a inventar un lenguaje.

¿Cómo es Alfonso Reyes fuera de la cancha?

Soy de costumbres y de gustos muy sencillos. Es muy fácil contentarme. Para mí estar contento es eso, ver a mi familia bien, despertarme ya es un logro y luego, estar rodeado de buena gente. Eso me gusta mucho.

Y los huevos fritos.

Entre otras cosas. Me encanta. Un buen plato de huevos fritos, un buen libro y una buena compañía. Lo de los huevos fritos es porque siempre que pongo unos huevos fritos en Twitter, la gente ya es en plan 'con chorizo', 'con no sé qué'. Sí hombre, claro, con patatas fritas, con un buen pan, con un buen chorizo, o un buen filete, o morcilla, lo que queráis ponerle.

Eso a mí me alegra mucho. Es lo que te decía antes de las expectativas y de tener los pies en el suelo, cuanto más sencillo seas mejor te irá en la vida porque tus expectativas no es que no sean altas, pero que tu capacidad de satisfacción es mucho más grande que para alguien que tenga otros horizontes.

Al principio de la entrevista te preguntaba cómo estabas. De salud, ¿te quedó alguna secuela del COVID?

Creo que no. Sí es cierto que la memoria, pues de vez en cuando se me olvida alguna cosita, pero no sé si es por el COVID o ya por la edad. Esperemos que vaya remitiendo. Ya han pasado cuatro años y pico, que parece que fue ayer, pero fue una situación muy complicada. Yo pensaba, "es imposible esto del COVID, nos están metiendo el miedo como con las vacas locas o con la gripe aviar". Pero el 13 de marzo de 2014, el 14 creo que nos confinaban, ya me empiezo a encontrar mal. Yo es muy difícil que me ponga malo. Mis gripes eran una noche temblando, y ya está, con fiebre. Y ese día fue como 'bueno, pues aquí está', pero no le doy importancia.

Eso fue el 13 de marzo, estuve nueve días en casa con mucha fiebre, porque para mí 38 ya es que me estoy muriendo, mucho dolor de cabeza, mucha tos, me impedía dormir, un cansancio extremo, como si me hubiera pasado un camión por encima, y estuve así nueve días en casa. Y gracias a un vecino médico que me dijo que me pusiera el saturador de oxígeno. Me lo dejó mi suegro le decía a mi mujer, "Clara, esto de tu padre, no sé lo que me ha dado, esto no funciona, porque empezaba a pitar". Estaba siempre pitando, pero yo no notaba realmente que me faltara el aire. Entonces mi mujer me dijo, venga, vámonos al hospital.

Alfonso Reyes habla sobre su experiencia con el COVID.Mìchele Novovitch

¿Y cómo fueron esos días?

Fui, creo, al sexto día, me hicieron placas y estaba todo bien. Pero al noveno fui y ya me quedé. Salí a los seis días pero ya con neumonía bilateral y con el cóctel de medicamentos que te dan: contra la malaria, contra el sida, con corticoides… Fue muy duro primero para mi mujer, que se quedaba fuera y no sabía nada, porque yo llegué con el móvil y luego me dejó la bolsa de aseo. Yo no era consciente, yo no supe que tenía esa neumonía bilateral casi hasta que me fui .

El trato en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda fue espectacular. Tan espectacular que me encantaba hasta la comida. Yo perdí todo. Ni quería comer, ni quería leer ni el resto de apetitos habituales. Y eso para mí era muy raro.

Sí hubo un día que a lo mejor sí sentí un poquito más de presión y tal pero para mí fue bueno no enterarme realmente de la gravedad del asunto. Y ahí fue cuando empecé con las redes. Lo de Twitter yo había empezado hace poquito pero me servía para desahogarme y también para contar un poco la lucha, porque realmente mi cuerpo estaba luchando contra…

El 'hideputa' como le llamaste.

Efectivamente. Ahí empezó un poco todo. Yo no entendía cómo se había gestionado todo, lo mal que se estaba haciendo, que si solo iba a haber un caso, que si no hacía falta las mascarillas, que si no sabíamos la cantidad de gente que murió. A mí me daba mucha pena todo esto. Entonces esa válvula de escape me sirvió mucho. Todos los ánimos que me mandaban, la gente me emocionaba…

Y lo de los huevos fritos fue porque siempre me han gustado, pero claro, cuando vuelvo a mi casa y le pido a mi mujer que me haga unos huevos fritos con chorizo y un filete y patatas… Todo aquello me ayudó, como decimos siempre, a valorar lo que tenía, que a la semana se te olvida. Pero, joder, saber que puedes disfrutar de un día soleado, del campo, de los que tienes al lado, aunque luego te enfades por cualquier chorrada, eso a mí sí se me queda.

Yo no sé hasta qué punto estuve en el borde. Puede que sí o puede que no. Pero aquello que pasó hace cuatro años también me demuestra la vulnerabilidad del ser humano. O sea, yo, deportista, dos metros, más de 120 kilos... Da igual, contra un bicho no tienes nada que hacer si tu cuerpo no está preparado.

Las palabas que inventa en Twitter.Míchele Novovitch

Dices que en esa etapa del hospital las redes sociales te ayudaron un poco. Y de ahí pasamos a “enroscaboinas”, “domaladillas”, “sobaligas”, “hundecorchos”, “asustaliebres”... ¿Vas a reinventar el diccionario?

En Twitter, o X o como se llame ahora, hay mucha gente puñetera, entonces hay tres soluciones: o no hacerles ni caso, que es lo que suelo hacer, o bloquearles, que también, o no insultarles, sino calificarles de alguna manera. Y además de una manera que no existe. O sea, que nadie podrá decir, "me has insultado". No, ¿por qué? Dónde está ese insulto si de hecho me lo acabo de inventar. Me gusta de vez en cuando.

¿Y de dónde te vienen?

No sé, se me ocurren. A veces me dicen mis amigos, "estás mucho en Twitter". No, no estoy en Twitter, lo que pasa es que es una herramienta que sirve sobre todo para baloncesto y la actualidad, pero para escribir sólo te hace falta un minuto y este tipo de palabras se me van ocurriendo. Me gusta y me desahoga contestar de vez en cuando a alguien que desde el anonimato o desde la lejanía se permite insultar a alguien que no conoce. Con eso lo suelo hacer, me desahogo.

Ellos también se desahogan contigo.

Claro, claro.

En las redes también has demostrado que no tienes pelos en la lengua. Si tienes que valorar algo, lo valoras, criticas o alabas.

Sí, además, ese es mi ámbito personal. Cuando me dicen, por ejemplo, en una entrevista, "oye, ¿podemos hablar de...?". No, a mí no me gusta hablar de política fuera de ese ámbito, y además intento hacerlo siempre con educación, pero bueno, sin callarme. Porque también me desahoga y sé que mucha gente se siente identificada. Y me gusta ser, no me voy a erigir aquí en portavoz de nadie, pero me gusta que también haya voces a veces disonantes. Bueno, ahora ya se han ido todos me parece a Blue Sky, ¿no? Aunque hasta que se ha ido alguno…

Además esto de las redes sociales no es la vida real. Mucha gente se lo toma muy a pecho. También sirve también pues eso para, por ejemplo recomendaciones lectoras. Lo que intento es mostrar que los deportistas o los que hemos sido deportistas somos como el resto de la gente, que muchas veces las redes sociales ahora se usan solo para... O ese contacto con el deportista no es tanto. O a veces demasiado con Instagram, enseñando a los hijos o la familia. Cada uno que haga lo que quiera, pero pasamos de un extremo a otro.

Un contacto que ahora es a través de esos canales.

Echo en falta ahora esa cercanía entre el deportista y el periodista, ya sea de redes o de papel o de radio. Y eso no es bueno para ellos. Lo que pasa es que muchas veces no depende de ellos, sino que es del club, que es el que impide. Estoy seguro de que muchos no tendrían ningún reparo en hacer una entrevista, en contar cómo es su vida fuera del baloncesto, les gustaría. Y eso acercaría también al aficionado. Vivimos de vuestra difusión, del señor o la señora o los niños que pagan la entrada y de los patrocinadores que ayudan a los clubes a avanzar y si no hubiera difusión, si no nos vieran, esto no funcionaría y no ganaríamos dinero y ni podríamos disfrutar de una vida que tiene muchas ventajas, pero también muchos inconvenientes.

Uno de los últimos puntos sobre los que has puesto el foco es poner en valor la ingeniería en catástrofes como la de la dana. ¿Eres más ingeniero o jugador de baloncesto?

Soy las dos cosas . No me puedo disociar. Tengo dos vocaciones y otras muchas aficiones. No me limito a eso. Hay mucho más que el baloncesto y mucho más que la ingeniería. Pero en este caso, a mí lo que no me gusta es que no hablen los que saben, los técnicos. Y aquí hemos pasado de la tecnocracia a unos políticos que muchas veces no tienen ni idea de nada. Los hay muy válidos, pero la mayoría de los que salen me parece que lo único que saben hacer es dar un discurso, que quizá yo no podría, soltar su temario, pero que no profundizan. Entre otras cosas porque muchos de ellos no han trabajado fuera de la política nunca y eso es lo que no se puede permitir. Yo no entiendo que el ministro de Fomento o de transportes o como se llame ahora, no sea un ingeniero de caminos o el de salud no sea un médico, aunque luego se rodee muy bien.

La Dana o la gota fría siempre va a haber siempre va a haber. En el año 57 hubo ya una inundación y en los siglos anteriores y eso es prácticamente inevitable, pero lo que sí puedes evitar o laminar, como es un término ingenieril, son las consecuencias de esa catástrofe. Si se hubiera encauzado bien, si se hubieran limpiado los cauces, que ahora dicen que no hay que limpiarlos. Claro que hay que limpiarlo. El agua tiene que correr encauzada y llevarla donde tú quieres llevarla. No que campe o que vaya por donde quiera, porque pasa lo que pasa. A veces hay que actuar a pesar de corrientes falsamente ecologistas o de otro tipo que impiden la ingeniería, que es el progreso.

A mí me hace gracia también cuando dicen políticas progresistas. No hay nada más progresista que la ingeniería, qué va a salvar vidas. ¿Qué más importante, el colibrí perdicero o una persona? Yo creo que una persona. Se pueden conjugar ambas cosas. A mí me encantan los animales, me encanta la naturaleza e intento desde mi individualidad contribuir a eso... Me estoy metiendo en camisas de once varas, pero me gusta el tema del ecologismo. Vamos a poner las pilas a India, China, Rusia y Estados Unidos, que son, sobre todo los tres primeros, son los que más contaminan. ¿Y se hace algo? No, aquí en Europa somos los más ecologistas, pero como los otros no hagan nada, no hay nada que hacer.

Reyes habla de sus polémicas por sus opiniones.Mìchele Novovitch

Te gusta meterte en ese tipo de camisas. ¿Te molesta que por ello te encasillen políticamente?

Me da igual, me da igual porque no tienen ni idea. De hecho, aquí en Twitter si hay un día que no me llaman facha, duermo regular. Me han llamado liberal. Me han llamado, bueno, del otro extremo y es que me gusta porque los dos extremos me dan caña, ¿no? Que me han llamado rojo también.

Me da igual, porque no tienen ni idea, ni de lo que voto, ni de lo que me gusta. Bueno, tienen idea los que realmente entienden lo que quiero decir. Pero que yo no me caso con nadie. Yo quiero que los políticos nos faciliten la vida, no que nos pongan trabas. No puede ser. Pagamos muchos impuestos para que luego los servicios que tengamos sean de tercermundistas y para que las personas, la gente que ha sufrido en Valencia o en La Palma, no estén en contenedores, que se les facilite la vida. Porque para eso pagan impuestos también, para que cuando haya una emergencia no se actúe el tercer día.

Me da igual la administración, porque aquí lo han hecho mal todos. No lo han hecho bien unos y otros mal. No, lo han hecho mal todos. Por lo tanto, la responsabilidad es compartida. Y el perjudicado es el que ha sufrido. Por desgracia algunos han perdido la vida y otros han perdido todo su patrimonio. Y en España, en el siglo XXI, al mes tendría que estar todo prácticamente ya en orden. Si tienes que meter no a 5.000, a 20.000 soldados o a 20.000 policías se mete. Que no tengan que ir los voluntarios a solucionar, que esto no es Guinea Bissau, que es España, y eso hay que decirlo. Y dentro de un mes ya no nos acordaremos, y seguirán saliendo, y seguirá habiendo imágenes de todo el lodo, de toda la basura, de toda la gente que ha perdido todo y no habrá solución.

Por acabar con algo más ligerito. También hablas mucho de libros en redes sociales. ¿Alguna recomendación?

¿Qué te gusta? ¿Te gustan los tochitos?

Sí.

Pues Guerra y Paz, Anna Karenina, el Quijote... No sé, ahora estoy leyendo un western que se llama Paloma Solitaria, que está muy bien. Es tocho, pero está muy bien. Estoy leyendo otro libro sobre las guerras napoleónicas y estoy leyendo uno de sobre detectives victorianos. Voy cambiando. Me gusta mucho la historia, pero voy cambiando.