Chus Mateo logra un cambio de chip para ganar más 'aliados' en la plantilla del Real Madrid
La buena actuación ante la Virtus de Rathan-Mayes e Ibaka hace que el equipo blanco sume efectivos más allá de los jugadores 'de siempre'.
Ha pasado justo un mes de aquel partido ante el Surne Bilbao Basket en el que Mario Hezonja, al descanso, señaló esa falta de equilibrio en las rotaciones para crear cierta conexión interna sobre el parqué. "Jugamos con muchos jugadores, pero se nos cambia el ritmo así y luego, claro, es muy difícil para la nueva gente, para que aprendan y para que cojamos alguna química", dijo el croata. Y lo cierto es que esto es algo que poco a poco se ha ido perfeccionando en la pizarra de Chus Mateo. De hecho, en el duelo de Euroliga de este martes ante la Virtus Segafredo Bologna, durante el segundo cuarto, el Real Madrid arrancó con un parcial en contra de 9-0 que obligó al técnico a pedir tiempo muerto. ¿Y ahí qué hizo? Ajustar a sus jugadores manteniendo el mismo quinteto que tenía, con Sergio Llull, Rathan-Mayes, Hezonja, Deck e Ibaka. Es decir, sin optar por devolver a Campazzo y Tavares a pista -sus dos mayores armas- para así corregir y sacar lo mejor de los nuevos. Y lo logró.
Hasta entonces, el Real Madrid, como dijo el propio técnico, sólo había jugado a un "intercambio de canastas", pero a raíz de ahí y, sobre todo, del paso por vestuarios, el equipo comenzó a entender algo que ha repetido el entrenador blanco hasta la saciedad: que para funcionar, la clave pasa por dos cuestiones básicas: la defensa y el compartir el balón. Y eso, sin tener la obligación de mantener todo el rato en pista a Edy Tavares, que es el eje del juego interior, y a Facu Campazzo, el pilar del juego del equipo.
Porque lo cierto es que ese paso al frente, que ya había reclamado en otras ocasiones, llegó con Mario Hezonja, con Alberto Abalde (que apareció en momentos destacados)… y con los dos nuevos de los que dispone: Rathan-Mayes e Ibaka. Y se vio, primero, con esos 7 puntos sin fallo seguidos del pívot y, tras el descanso, con el cambio de chip general, sobre todo a nivel defensivo, logrando a partir de ahí compartir mucho más el balón y encontrar a los pívots en la zona, tal y como lleva queriendo el técnico desde hace tiempo.
Y en todo eso sumó un nuevo aliado: Xavier Rathan-Mayes, después de haberle dado esa confianza a base de minutos (22:22, el partido que más ha jugado en Euroliga en lo que va de temporada), que fue el artífice del triple que terminó de romper el partido. "Hemos aumentado nuestra energía e intensidad en el tercer cuarto y ha sido la clave. Hemos tenido momentos buenos ofensivamente hablando, hemos movido bien el balón, a veces acabando en canasta; otras veces, tomando buenos tiros no exageradamente precipitados, siempre tratando de liberarlos desde el movimiento y la circulación de balón y nos ha permitido anotar 98 puntos y dar 24 asistencias algo ofensivamente no fácil en esta competición", explicó Chus Mateo, que destacó la labor del escolta canadiense.
"Para mí, hoy ha hecho su mejor partido en los dos campos, adelante y atrás, creo que ha estado muy implicado, que ha sido capaz de defender por momentos a Cordinier cuando le ha tocado, a Belinelli; ha hecho una buena defensa en general y eso para nosotros es muy importante: implicarse, saber gastar las faltas en un momento adecuado, ser capaz de tomar los tiros que esperamos que tome, cuando toca tomarlos, que eso tampoco es fácil cuando vienes de un equipo en el que eres tú el que toma todos, como él venía", dijo el técnico sobre Rathan-Mayes, que acabó con 17 puntos, un rebote, dos asistencias y 17 de valoración.
Y matizó algo que también venía reclamando desde el principio: la paciencia. "El Real Madrid no es un club nada fácil para nadie y todo el mundo necesita de un tiempo de adaptación. Él es un jugador particular, digámoslo así, porque tiene una capacidad anotadora mayor que otros. Lo que pasa es que adaptarse a una manera de jugar, cuando vienes a un equipo nuevo y más, como digo, el Real Madrid, requiere un tiempo. (...) Es una parte del proceso, el cual aún no ha acabado. Él va adaptándose y escuchando lo que se quiere de él y cada vez mejor. Me alegro porque trabaja muy bien", comentó el técnico blanco. Y esto, tal y como está la situación del equipo -a la espera de la vuelta de lesionados y sin fichajes a la vista-, es algo que se antoja clave.
Como también el trasladar todo esto a los partidos que sean lejos del WiZink Center: "Me voy satisfecho porque hemos hecho una buena defensa en el tercer cuarto que nos ha hecho entender por dónde es el camino. En casa estamos jugando con más energía, más agresividad, somos capaces de entrar mejor en pintura, circulamos mejor el balón, defendemos mejor que cuando nos alejamos del WiZink. Tenemos que seguir manteniendo esta tensión en casa y lo demás ya llegará".