El Real Madrid da un manotazo a las urgencias, impone su ritmo y tumba a la Virtus
Los de Chus Mateo firman una gran segunda parte y se llevan de forma incontestable el duelo ante la Virtus Segafredo Bologna.
Era un partido de urgencia. Más aún si enfrente estaba uno de los nombres (el de Isaia Cordinier) que había sonado para el equipo blanco que, desde luego, no dudó en mostrar sus cartas y dejar claro el porqué de ese principio de interés que hubo por parte del Real Madrid. Sin embargo, los de Chus Mateo cumplieron. Con arreones primero y con un gran juego después. Porque la necesidad de ganar, más en una semana de doble jornada y viniendo de haber caído -otra vez- a domicilio en Euroliga, era un hecho. Y aunque hubo dudas de inicio ante una Virtus Segafredo Bologna que se notaba que traía bien estudiado a su rival, finalmente los blancos tiraron de juego colectivo (y del paso al frente de más de un jugador) para llevarse sin contestación el duelo (98-86).
Eso sí, lo de que los inicios nunca fueron buenos es una premisa que continúa... aunque los de Chus Mateo sepan luego resarcirse. Porque lo cierto es que en el primer cuarto, que empezó con una canasta de Edy Tavares tras la que se produjo un parón... ¡de nueve minutos! por culpa de un error con la mesa de anotación, fue Mario Hezonja el que tuvo que salir a tirar del carro (13 puntos, 3/4 en triples, 1 rebote, 1 asistencia y un 14 de valoración en los primeros diez minutos). Sobre todo después de que la Virtus volviera a aprovechar el lado débil (4/4 en triples en el mismo) del Real Madrid para hacer daño desde el exterior (28-25).
Y en el segundo cuarto... llegó otro apagón inicial. Otra vez desconexiones y errores defensivos hicieron a los de Chus Mateo echar de menos en pista a Campazzo y Tavares después del 9-0 de parcial que firmaron los de Luca Banchi. Eso sí, tras un tiempo muerto de Chus Mateo mantuvo en pista al mismo quinteto y fueron Rathan-Mayes con un triple asistido por Llull (que firmó su partido 1.110 con la camiseta blanca) y Serge Ibaka, que firmó su minuto de oro con siete puntos seguidos sin fallo (mate y triple incluidos), los que reengancharon a los blancos y acabaron yéndose a vestuarios con 53-49 en el marcador.
Pero, sin duda, tras el descanso llegó el momento clave gracias a una mejoría del juego colectivo, de un Eli John Ndiaye que aportó firmando tres asistencias y de un Alberto Abalde con una confianza excelsa (8 puntos sin fallo con 2/2 en triples). Eso, sumado a Hezonja que continuó volviendo loco a Toko Shengelia en defensa y a un Campazzo que, como acostumbra, marcó un antes y un después y se fue hasta los 14 puntos, 4 rebotes, 9 asistencias y 25 de valoración a falta de los últimos diez minutos (80-67).
Y aunque la diferencia fuera de sólo 13 puntos en el inicio del último cuarto, las sensaciones sobre el parqué eran bien distintas. El Real Madrid manejaba el ritmo, jugadores como Rathan-Mayes (terminó con 17 puntos, un rebote, dos asistencias y 17 de valoración) o Serge Ibaka (11 puntos y 6 rebotes) parecían ganar en confianza -algo clave para los blancos-, que firmaron un gran cuarto junto a Gaby Deck. Todo ello hasta el punto de que pudieron descansar Campazzo y Tavares ante lo que es una semana de máxima exigencia y en el último minuto incluso salieron a pista los canteranos Declan Duru y Sidi Gueye. El jueves vuelve a haber cita (y reencuentro) en el WiZink Center con el Anadolu Efes de Vincent Poirier.