EUROLIGA | MACCABI TEL AVIV 79 - REAL MADRID 78

El Real Madrid necesita partidos que duren solo "tres cuartos y medio"... y más efectivos que 'los de siempre'

Las bajas, la falta de recursos exteriores, la soledad defensiva de Tavares, la dependencia de 'los de siempre' y la incapacidad de cerrar partidos ajustados ponen en evidencia al equipo.

Sergio Llull y Edy Tavares durante el duelo ante Maccabi Tel Aviv. /GETTY IMAGES/NIKOLA KRSTIC
Sergio Llull y Edy Tavares durante el duelo ante Maccabi Tel Aviv. GETTY IMAGES/NIKOLA KRSTIC
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Hay quien dice que el tiempo es quien da la razón o la acaba quitando y tras esta semana de doble jornada de Euroliga, en la que el Real Madrid ha sufrido dos reveses (otra vez) fuera de casa, ha sido precisamente el calendario "exigente" de la Euroliga el que le ha acabado dando la razón a Chus Mateo... pero al de septiembre. Ese que tras caer en la final de la Supercopa Endesa dijo en rueda de prensa aquello de "tenemos que estar atentos porque hay una exigencia física tan brutal que necesito de más jugadores, seguramente, para una temporada de 90 partidos". Porque aunque hace unos días, tras recibir la decisión del club adelantada por Relevo de no fichar, de momento, cambiase ese discurso, lo cierto es que esta doble jornada ha confirmado aquel augurio. Sobre todo al haberle hecho revivir los fantasmas de siempre.

Las dudas han vuelto a la plantilla. Ya no sólo de forma externa, sino también interna. Al menos, eso pareció reflejarse sobre el parqué ante el Maccabi Tel Aviv. Porque aunque el equipo remase y mostrase mejoría de juego, no fue suficiente. Más que nada porque los problemas volvieron a pesar más que los avances. Lo primero es la soledad defensiva de Edy Tavares. Esa que quedó en evidencia el martes en El Pireo y que otra vez volvió a verse cuando Sorkin le hacía abandonar la zona y no había nadie en esta para cazar el rebote ni para ayudar en la defensa desde el perímetro.

Estos son dos de los principales males del equipo blanco y aquí la realidad es que se nota que Usman Garuba sigue fuera de combate -ya dijo Mateo que iban con paciencia hasta que se recuperase del todo, algo que no parece que vaya a ser pronto- y que Serge Ibaka tampoco era de la partida por una indigestión.

¿Qué ocurre? Que ya con sólo una baja (además de la del de Azuqueca de Henares) en el juego interior, toda la plantilla queda en evidencia, porque además de cargar a Tavares con una minutada forzosa (33:49 minutos ante Maccabi, que se suman a los 31:46 que ya acumuló el martes ante Olympiacos), no hay quien pueda ayudarle a imponer músculo en la zona, por más que Chus Mateo apostara por Gaby Deck o Mario Hezonja (otros dos con minutadas superiores a los 30 minutos) para el puesto de '4'. Y aquí entra también la duda de Ndiaye.

¿Por qué no apostar por el ala-pívot (estuvo en pista sólo 13:31 minutos)? Porque sin Dzanan Musa -sí, otra baja más (molestias en el tobillo) que ponía aun más en jaque todo- lo cierto es que son Deck y Hezonja los que más pueden acompañar a Facundo Campazzo en cuanto a ideas de juego y búsqueda del aro. Y aquí se repite el problema: la soledad del base argentino.

Campazzo es, jornada tras jornada, la columna vertebral del Real Madrid… y no tiene recambio. Porque la lesión de Andrés Feliz lo ha dejado sin opción de tener un relevo… y sin ni siquiera la oportunidad de comprobar si el que había era suficiente. Porque, además, cada vez más la confianza en Xavier Rathan-Mayes parece diluirse. No termina de despertar como ese tirador que se presuponía (y que el Real Madrid sigue echando de menos) y tampoco termina de encontrarse cómodo en otros ámbitos como la dirección de juego.

¿Y qué hace la suma de todo esto? Que los jugadores se desgasten físicamente, que haya ansiedad en ataque al ver que no se terminan de cerrar las defensas como se debe (28 rebotes cazó el Madrid mientras que Maccabi 43) y que los tiros de tres no entran (con un pobre 6/28 cerró el equipo el duelo ante el equipo israelí y en el de Olympiacos acabó en 11/31) y que, ante finales ajustados, todo eso acabe haciendo dudar a los blancos y, por tanto, no saber cerrar los partidos y acabar claudicando. Como les ha ocurrido en todas las salidas que van hasta la fecha esta temporada: van seis de seis, sin contar la Supercopa Endesa por ser campo neutral.

"Ha sido un partido duro hasta el final. Hemos tenido opciones en el último cuarto cuando estábamos en ventaja. Tenemos que seguir luchando, estando juntos. Creo que en estos dos duelos hemos jugado muy bien tres cuartos y medio en ambos, pero no ha sido suficiente para la victoria. Sabemos lo difícil que es la Euroliga. Hay que seguir luchando y estar juntos", decía Chus Mateo tras caer en Belgrado ante el Maccabi. Pero la realidad es que la dificultad de la Euroliga es la que, precisamente, está evidenciando que, como ya dejó caer antes de que esta arrancase, 13 jugadores no son suficientes... y menos aún si hay bajas.