A Amaya Valdemoro se le rompió el cuerpo, pero los médicos decían que estaba 'loca': "Ahora doy tres pasos corriendo y no aguanto"
La mejor jugadora española de baloncesto de la historia reflexiona hasta qué punto se entrenaba mucho y mal en el deporte.
De la conversación de Amaya Valdemoro con Quique Peinado en El Vestuario de Relevo (ahora también en Spotify) se pueden extraer varios pasajes interesantes sobre la vida y obra de una deportista de élite, como las consecuencias mentales que provocan tantos años de autoexigencia o el infierno que vive alguien que comenta partidos en televisión. Luego está el tema del físico llevado al límite, una realidad que va oscureciendo según salen a la luz determinadas prácticas que sometían muchos cuerpos a esfuerzos que, ahora, años más tarde, se ven casi desde el escándalo. Solo hay que leer parte de la entrevista para darse cuenta de ello.
Oye, ¿cómo crees que hubiese sido ser jugadora en esta época?
Voy a ser como soy yo: hubiese sido la hostia. Más, más, mucho mejor... solo tengo un pero: no sé cómo hubiese llevado el tema redes sociales. No me refiero a las cosas que dicen, porque en mi época ya empezaban con las noticias lo de los comentarios, ¿te acuerdas? Y, quieras o no, siempre te va a llegar. Hablo más sobre eso de generarte tu propia marca. No sé cómo lo hubiese gestionado yo, pero es que ahora tienen tantas herramientas…
Claro, hablábamos de entrenar justo antes de empezar la charla y tú me decías una frase que me ha dejado loco, y es eso de que a ti no te dejaban beber agua en los entrenamientos
Sí, tenía entrenadores que no me dejaban beber agua. En la época de la que vengo yo, el entrenador mandaba y se hacía lo que decía y aquí no había tu tía. Era entrenar, entrenar, entrenar, y si decías "me duele", pues seguías entrenando. "Me duele", entrenas. Me duele, entrenas. Entreno mañana y tarde. Ahora, en cambio, tienen todo para ser buenísimas. Tienen mejor información de todo y la información es poder. Mira, por ejemplo, la alimentación. Es que Quique, yo me metía unos donettes antes de entrenar porque era la tía más ansiosa del mundo. Venga, azúcar ahí, ¿sabes? Ahora tienen estudios de biomecánica, la pisada, todo, todo. Yo es que siempre digo: "Madre mía, ojalá me hubiese tocado esta época porque creo que hubiese sido mejor jugadora". Estoy convencida.
Tú siempre decías ya de jugadora que se entrenaba mucho y el mensaje que quedaba era el de «Amaia, es una vaga, lo que no quieres es entrenar», pero tú decías, «No es necesario entrenar mañana y tarde». Te estoy hablando de hace 20 años.
Sobre todo te decía eso porque entrenábamos de 7 a 8 horas. Hubo una época que yo entrenaba todos los días.
¿8 horas?
Bueno, algunos días. Mira, eran dos horas y media de cancha, vendadas. Eso quiere decir que hacíamos cinco contra cinco. Si sumas tiro y más pesas, suma. A lo mejor ocho horas no, pero sí siete y yo te digo que ha habido días que he estado nueve horas en el pabellón seguro. Yo venía del atletismo, soy una apasionada del atletismo. Este verano en París (se refiere a los JJOO) he ido al estadio y acabé llorando porque me encanta. Ahí sí que las cargas son importantísimas. Entonces yo entrenaba una barbaridad y de las horas que me ponían, yo como era una obsesionada de la vida y quería ser la mejor porque es así, yo me quedaba haciendo siempre mis repeticiones de tiro. Entonces yo sí que veía que entrenábamos demasiado. Es que te puedo decir ahora mismo mis entrenamientos.
Claro y todo ocurría viajando en unas condiciones que no son las de ahora.
Claro, estás tú buena. Siempre he jugado muchos años en Valencia o en Salamanca, donde no hay conexiones, y el primer vuelo que me cogía para ir a Europa era el de las seis menos algo… y a partir de ahí llegar y entrenar. Yo tengo un problema: tengo un principio de trombo, toda la circulación mal de siempre y llega un momento en que me tienen que pinchar Fraxiparina (medicamento anticoagulante) durante 10 días, tuve que parar y el médico dice: "Amaya no puede entrenar después de viajar". Bueno pues a mí me obligaban a entrenar, y a la vez me tenía que pinchar. Hay un Mundial (Brasil) donde yo me lesionó porque me obligan a entrenar después del viaje terrorífico que tenemos. Esto es de donde venimos
Y eso que siempre fuiste una jugadora bien pagada dentro de lo que era, pero claro, ahí había jugadoras que estaban sometidas a la misma disciplina ganando mucho menos dinero del que ganabas tú
No tanto; al final digamos que las más mediáticas teníamos que estar ahí.
Te voy a decir una cosa que a lo mejor es un poco fea pero, con el tratamiento que te dan, yo estoy viendo lo que me estás contando y pareces más un caballo de carreras que una persona que juega baloncesto.
Bueno, pero es que yo he llegado a hacerme una resonancia en Valencia, ver que tengo una rotura y decirme que tengo problemas psicológicos.
Roto
Roto, yo juego coja, e ir a un médico, no voy a decir nombres, ellos lo sabrán, subirme a la camilla ponerme pantalones cortos y decirme: "Amaya: nadie se ha retirado por problemas musculares". Pues yo yo me he retirado por eso.
Y a día de hoy qué consecuencias ha tenido eso
Bueno, yo tenía una ilusión tremenda, porque insisto que, para aquellos que dijeran que no me gustaba entrenar, yo he durado tantos años porque entrenaba mucho, me encantaba entrenar, fui la primera que me cogí un preparador físico en verano, soy una enamorada del atletismo, o sea, quería hacer una carrera, un maratón, una media maratón. Osea, yo doy tres pasos en asfalto corriendo y no aguanto, tengo el cuerpo reventado.
¿Pero tú piensas en cuando seas mayor?
Pero si soy hecha un cisco. Yo me levanto por la mañana y lo primero que hago es un reset a ver qué me duele. Pero como yo casi todo el mundo, ¿eh? Lo que pasa que sí que es verdad que yo también estuve muchos años sin vacaciones y estoy operada de las dos rodillas. Aquí cada uno aquí tenemos nuestra listita de quí nos duele
Y esto que te voy a preguntar... si quieres que no hablemos de este tema, no hablamos. Yo siempre te veía con tu padre. Amaya con su padre. Hablaba mucho con él. ¿Tu padre era militar? ¿Policía? ¿Él cómo llevaba todo este sufrimiento y todo esto que has pasado tú? Si ves que no quieres hablar de esto, no hablamos
No, no. Mira, yo pierdo a mi madre con 18 años, un cáncer súper rápido, y mi padre siempre ha sido un enamorado del deporte y yo creo que por la época en la que él vivía no pudo desarrollarse, no tenía las facilidades que ahora tiene todo el mundo. Entonces, mi padre, cuando muere mi madre, se vuelca un poco y vive también a través de mí todos los éxitos. Yo siempre lo digo: estoy aquí por mi padre. Mi padre ha sido una persona hiperquerida. Cuando terminaban los partidos, siempre me decía lo que había hecho mal y lo que había hecho bien y cuando me salía del tiesto, que me salía porque había salido mucho o porque me había gastado la pasta que había cuando era joven, él siempre estaba ahí para darme un toque. Yo, al contrario de lo que la gente se piensa, cuando pisaba un parqué me volvía intratable, pero en los previos siempre veía que los demás eran mejor que yo, también por eso entrenaba más, y siempre mi padre estaba ahí para recordarme lo que había hecho, lo que había entrenado y cómo era. A veces le llamaba antes de los partidos y él siempre me decía que un caballo de carreras nunca podía ser un burro, sin desmerecer al burro. Para mí ha sido parte fundamental. Se fue hace dos años y es que es la hostia, Quique, él se va cuando yo ya empiezo a estar bien después de del petardazo que pego, y la gente no es consciente de que es importantísimo que detrás de un deportista haya una familia y que les esté apoyando, no solo para adularles y decirles lo buenos que son, que también hace falta en muchos momentos, porque si tú no tienes confianza dentro de un campo de fútbol, de un campo de balonmano, es que no puedes ser buen competidor alto nivel, pero es importantísimo que estén al lado tuyo para hacerte crecer como persona, para que seas buena persona y sobre todo para decirte cuándo te equivocas, cómo llega hacia ti, cómo te lo dice. Yo he tenido una suerte espectacular porque tenía un padre que me ha dejado ser yo misma, que ha luchado por la mujer... él siempre veía directivos y decía: "No hay entrenadoras". Lo llevaba diciendo desde hace 20 años. Ha sido la persona más importante que ha habido en mi carrera deportiva y la que más me ha ayudado de largo.
Yo he visto durante todos estos años muchos padres de mierda con los que decía: «Dios mío, que este niño salga de él rápido porque si no esto se va a ir de madre» y en tu caso yo siempre tenía la sensación contraria con él. Es que los deportistas muchas veces el problema que tienen es que nadie les dice las cosas
No, mi padre me lo decía, pero, mira, te voy a contar una anécdota que es buenísima: en mi época, cuando empezamos, no había agentes, entonces él me llevaba las cosas. Yo estaba en Salamanca y él estaba negociando un contrato y yo le dije: "Papá, de verdad, es que me quiero quedar". Y dice: "¿Te quieres quedar? Vale. Entonces me negoció por lo bajo, perdí no sé si dos millones de pelas y cuando ya firmamos dice: "Amaya, te buscas ya un agente de trabajo porque no puedo verte sufrir y al mismo tiempo negociar". Otra vez se tuvo que coger el coche, hacer tres horas de carretera y me citó por medio del club, porque no había móviles, en una cafetería y me dijo que se iba a poner los pantalones de cuadros porque me había gastado la nómina del mes, y que qué estaba haciendo, que no quería ningún tipo de disgusto. Y yo: "Bueno, papá". Yo llorando como si no hubiese un mañana y dice: "¿Ya te has enterado? Pues ahora me vuelvo a casa por tu culpa, no me des estos disgustos". Como ves, ha sido la persona más importante de mi vida. Tengo mis defectos, pero también tengo tengo mucho de él.