La misteriosa vida de Mo Katir tras su sanción: un garaje en Mula y sesiones en altura "como un animal"
El fondista, que este viernes ha visto aumentado su castigo hasta 2028 por "falsificación de documentos", se entrenaba con la esperanza de volver en 2026.
En febrero, cuando estaba a punto de cumplir 26 años, a Mo Katir se le cayó el mundo encima. Una sanción de dos años por tres fallos de localización en el procedimiento de controles antidopaje le cambió la vida por completo. Este viernes los dos años se transforman en cuatro por "falsificación de documentos" en el citado caso, concretamente de un billete de avión a Lisboa. Si el TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) no dice lo contrario, en un futuro recurso por parte del atleta, Katir no podrá volver a correr hasta el 7 de febrero de 2028, a las puertas de los 30 años.
"¿Sabes dónde está Katir?". La pregunta circulaba entre los atletas durante los Juegos de París y en las citas posteriores de la Diamond League. Relevo puede responder a algunas de esas cuestiones que circulaban en el gran evento olímpico. Mientras todos sus compañeros de su gran prueba, los 5.000 m, en la que es subcampeón mundial, saltaban al tartán del Stade de France, Katir estaba entrenándose en un garaje en Mula (Murcia).
El 7 de agosto de 2024, rodeado de estanterías, herramientas y el somier de una cama, Katir, con el pantalón corto de la Selección española, corría en una cinta con el torso desnudo. Una imagen sombría del atleta que contrastaba con el imperial escenario ubicado al norte de París que acaparaba la mirada de medio mundo. Aquel día, en la segunda serie, el noruego Jakob Ingebrigtsen [la estrella a la que casi vence Katir en el Mundial de Budapest 2023] se paseaba cimentando lo que sería su oro olímpico en la distancia.
Entre el "cada vez estoy más cerca de Jakob", que decía Katir en agosto de 2023 tras aquella final en Hungría, y el "no voy a dar reconocimiento a tramposos" de Ingebrigtsen a Relevo en la antesala de los Juegos de París sólo había pasado un verano. Pero no uno cualquiera. Fueron los meses más duros de Katir en su localidad de origen de apenas 17.000 habitantes. El recado del noruego se sumaba a los comentarios realizados por Adel Mechaal (como en esta entrevista en Relevo), su mayor rival en suelo español en las pruebas de 1.500 y 5.000 metros.
Katir fue saliendo poco a poco de su burbuja. Primero, en los caminos de alrededor de Mula. Allí, como saben los que más le conocen, le gusta entrenarse en un óvalo. Un circuito rural ovalado en el que se exprime en las épocas en las que está en casa. El siguiente paso fue dejarse ver en las pistas de Monte Romero en Murcia capital, a menos de 40 km de Mula. En lo personal, se animó con un viaje a Florencia (Italia) con sus amigos.
En otoño, Mo Katir comenzó con una rutina exigente, como si su vuelta fuese inminente. Como por ejemplo, el día que rodó por los caminos de Mula 23 km, a un ritmo de 3'20" el kilómetro, para coger fondo. Un entrenamiento de volumen a un ritmo cardiaco promedio de 169 pulsaciones. En petit comité algún atleta se preguntaba, en pura especulación, si no estaría preparando un futuro salto a la ruta.
Katir se marchó en las últimas semanas de concentración a Font Romeu, en los Pirineos, un lugar frecuentado por fondistas y marchadores, quizá el más famoso para los españoles junto a Sierra Nevada (donde Katir pasaba buena parte de la temporada antes de conocer su sanción). En Font Romeu, el subcampeón del mundo en 1.500 y 5.000 (que no perderá ninguna medalla por su sanción), intensificó sus entrenamientos.
Una sesión de 10 km a 1.800 m de altura el pasado 10 de diciembre mostraba su estado de forma. Los guarismos hablaban por sí solos: 28:21, a 2'50" el km. "Para los frikis, el entrenamiento de hoy a 1.830 de altura, que sé que os molan estas chorradas, cualquier cosa me preguntáis", decía a su círculo de seguidores atléticos antes de exteriorizar su alegría con los resultados de un test de lactato: "Como un puto animal".
El sábado pasado Katir estuvo en Olot (Girona), en la emblemática pista de atletismo en medio de un bosque. Allí realizó 25 series de 300 metros con un minuto de recuperación entre ellas. El estadio Tussols-Basil, con su perfecta integración con la naturaleza, fue el lugar elegido por el muleño para dejarse ver, con un entrenamiento propio de Ingebrigtsen.
Todo parecía normalizarse en la vida del atleta hasta que este jueves, Mo Katir irrumpió en Instagram con un enigmático texto: "Muchísimas gracias por los ánimos y los mensajes de cariño. Ojalá algún día vuelva a veros". Una frase que suena a despedida. En las manos del TAS está si el adiós es hasta 2026 o hasta 2028 y si Katir reunirá la fuerza suficiente para entrenarse con la disciplina con la que lo ha hecho en los últimos meses.