ATLETISMO

Lo mejor de las zapatillas del récord mundial de maratón llega el día después: "Antes no podía subir ni un escalón"

La etíope Tigist Assefa reventó en Berlín el récord del mundo de maratón con el último modelo de las 'superzapatillas'.

La etíope Tigist Assefa, tras batir el récord de mundo del maratón en Berlín. /Adidas
La etíope Tigist Assefa, tras batir el récord de mundo del maratón en Berlín. Adidas
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Tigist Assefa 'voló' el domingo en Berlín. Ponemos el verbo volar en cursiva porque no es en sentido literal, sino figurado. Aunque viendo el ritmo de 3:07 minutos el kilómetro para completar el recorrido en 2:11:53 horas, igual hay que pedir una excepción a la RAE. El mordisco que pegó al récord del mundo de maratón fue de otra época y, en la búsqueda de las razones, la mayoría pusieron el foco en las zapatillas que llevaba la atleta etíope.

Las Adizero Adios Pro Evo 1 son el último modelo de las 'superzapatillas', la última barrera que ha conseguido derribar la tecnología para mejorar el rendimiento de los atletas. Con un peso de 138 gramos y un precio de 500 euros -salen al mercado este martes-, las zapatillas han sido un elemento clave para que Assefa pulverizara la anterior marca (2:14:04). Sin embargo, lo mejor de estos modelos con placas de carbono y espuma para amortiguar la pisada no es el ritmo que te permiten tener en carrera. Lo que más valoran los atletas viene al día siguiente de una carrera de larga distancia.

Porque cuando te levantas, las piernas ya no están tan entumecidas. Estás cansado, obviamente, pero los músculos responden. "Yo recuerdo alguna vez que con las zapatillas antiguas no podía ni subir el escalón de la acera el día después de un maratón. Lo que ocurre ahora antes era impensable", dice a Relevo el exatleta Chema Martínez, un hombre que conoció las 'superzapas', como él mismo las llama, cuando ya se había retirado de la élite.

"Lo mejor de las nuevas es la recuperación, porque no te notas tan cargado muscularmente al día siguiente"

Triple medallista europeo en carreras de fondo (oro y plata en 10.000 metros y plata en maratón), Chema Martínez asegura que con las zapatillas normales, las de toda la vida, la recuperación era muchísimo más lenta. "Para mí, donde más ha evolucionado, más allá del nivel de marcas y de que corras más rápido, es en la recuperación. Antes hablábamos de que después de un maratón estabas tres semanas casi parado. Los dolores empezaban directamente en la carrera, tenías un desgaste tremendo en las piernas y en los últimos kilómetros sentías que había un muro de verdad. Todo eso se ha mitigado ahora con tecnología".

"Hay gente, no te digo profesionales, sino atletas amateur que son capaces de entrenar en los días posteriores a un maratón casi con total normalidad. Ahí es donde se nota la evolución", añade.

El récord fantasma de Kipchoge

Todo empezó a cambiar en 2019, cuando Eliud Kipchoge bajó la barrera simbólica de las dos horas en una carrera de laboratorio y con unas zapatillas, las Vaporfly Alphafly de Nike, que no estaban homologadas. Un tiempo después, a principios de enero de 2020, la Federación Internacional prohibió a los atletas competir con prototipos de zapatillas y estableció una normativa mucho más estricta. Querían preservar "la integridad" de la competición.

Pero las firmas deportivas estaban ya en plena carrera por encontrar el modelo perfecto. Materiales, diseños, espumas, placas, cordones, pisadas... todo se empezó a estudiar al milímetro mientras llovían los récords.

"Cuando yo empecé lo hice con las zapatillas de siempre, sin placa de carbono ni espuma ni nada. Lo mejor de las nuevas es la recuperación, porque no te notas tan cargado muscularmente al día siguiente", explica Marta Galimany, plusmarquista española de maratón con una marca de 2:26:56 horas lograda hace menos de un año en Valencia. "Yo antes descansaba siempre una semana después de un maratón y ahora puedo hacer rodajes. Aunque no sé si es por las zapatillas o porque me hago mayor y me da miedo parar al 100%", añade riéndose.

La misma sensación tiene otra leyenda del atletismo español como Reyes Estévez, oro europeo en 1.500 y doble bronce mundial en la misma distancia. "Yo corro ahora una media maratón con una zapatilla de placa de carbono y al día siguiente estoy entrenando. En mi época eso era impensable y te estoy hablando de cuando yo tenía 22 años. Te corrías una carrera de 10 kilómetros un poco exigente tipo San Silvestre Vallecana un domingo y hasta el miércoles o jueves tenías un dolor de 'patas' impresionante. Yo con estas zapatillas al día siguiente estás corriendo", decía recientemente en una entrevista con Relevo.

Alessandra Aguilar, una de las mejores maratonianas que ha tenido España (2:27:00 horas su mejor marca) nunca llegó a competir con las "superzapatillas", pero sí se las ha puesto y ha hecho alguna tirada con ellas. "Te empujan a correr y hacen que correr sea más fácil de lo que es, porque parece que no haces esfuerzo. Yo aluciné", comenta esta exatleta que después de un maratón estaba una semana entera sin correr, esperando a que las piernas respondieran. "Entrenar al día siguiente o a los pocos días de una carrera larga era impensable".

Ahora todo es diferente y las piernas no están entumecidas después de un maratón. "En eso coinciden todos los que han vivido el cambio de época", comenta Aguilar. Y el hecho de que las piernas no estén tan cansadas permite además entrenar muchas más horas durante los meses de preparación, lo que redunda en una mejora del rendimiento. "Como recuperas mejor, puedes acumular más volumen, más kilómetros en las piernas", dice Galimany. "Puedes entrenar mucho más, haces muchos más kilómetros, recuperas antes y a la vez vas 3 o 4 segundos más rápido por kilómetro. Es una barbaridad la diferencia que hay", cierra Reyes Estévez.