Iván Pedroso afina otro oro para el atletismo español: "Puede ser la diferencia entre saltar 10 centímetros más o 10 menos"
El subcampeón paralímpico, Iván Cano, recibe sesiones técnicas de la leyenda del salto de longitud para alcanzar su objetivo en el Mundial y los Juegos de París 2024.
Iván Cano (Alicante, 1995) es uno de esos atletas tocados por la varita mágica del paralimpismo: debutó con plata en longitud T13 (para atletas con discapacidad visual) en unos Juegos tras lograr un salto de 7'04 metros. Fue en Tokio 2020 y, aunque en el podio "estaba en shock", según cuenta a Relevo, ya en la Villa le dio valor a lo conseguido… y le fue inevitable pensar en sus inicios en el tartán.
Corría el año 2012 cuando conoció a su actual entrenador, Sergio G. Berbegal, presidente del Club Atletismo Alicante. Juntos establecieron las bases de lo que hoy disfrutan por derecho los niños y niñas con alguna discapacidad del club. Sin embargo, cuando Cano empezó en el mundo del atletismo, tarde, con 15 años y tras aburrirse de "dar palos" con el cinturón negro de taekwondo en la cintura, era una extraña novedad.
"En aquel momento, el deporte inclusivo estaba empezando, sólo participaban atletas que por su discapacidad no representaban un agravio respecto a sus compañeros sin discapacidad. Y ese era mi caso. No era un tema tabú pero sí que era complicado de encajar, porque necesitamos adaptaciones diferentes", manifiesta.
Berbegal tuvo claro que aquel chaval, con una visión reducida del 60% por su albinismo y a unas gafas de sol pegado por la fotofobia, iba a tener mucho que decir sobre la pista. No se equivocó, aunque los frutos llegaron antes de lo previsto. "No esperábamos que en su primer campeonato, dos años después de empezar, ya fuera campeón de Europa. Al año siguiente quedó subcampeón del mundo en Doha, y lo supimos: a partir de ese momento nuestro objetivo ha sido ganar".
Renunciar a unos Juegos por tu pasión
El saltador fue superando sus marcas en cada campeonato, con dos excepciones: el Campeonato del Mundo de Londres en 2017 y el de París en 2023. "Puedes ir muy bien preparado, pero allí pueden pasar muchas cosas y tienes que saber gestionarlas -explica su entrenador-. En 2023 no fue un exceso de confianza como en 2017, creo que fue porque iniciamos la prueba, nos faltó un calentamiento más intensivo y además la final fue retrasándose porque pusieron otra a la vez, aunque no es excusa".
"En el atletismo, en el salto de longitud en concreto, está el factor del taloneo, que es algo que se entrena pero que puede afectarte. En París, mis tres saltos para pasar a la siguiente ronda fueron nulos, porque la carrera no me daba", recuerda el atleta. A un año vista de los Juegos Paralímpicos, esas malas sensaciones en la misma ciudad que los albergará, para nada desanimaron al subcampeón paralímpico. "Esto es deporte y entrenamos para lo bueno y para lo malo. Cuando viene lo malo, hay que saber gestionarlo. Si quieres seguir compitiendo y quieres demostrar que eso ha sido un caso aislado, te toca trabajar".
Sus palabras revelan la importancia de estar preparado a nivel mental para competir en esta exigente prueba en la que todo un estadio está pendiente de cada zancada, el impulso y la caída de una persona. Pero la fortaleza de Iván no solo se vislumbra en las marcas que deja sobre la arena del foso. Su prueba fue una de las descartadas para los Juegos de Río 2016, justo en uno de sus momentos de mejor forma. No hubo debate entre entrenador y pupilo. Aunque no hubiera Juegos, Iván seguiría haciendo lo que más le gusta y no cambiaría de especialidad.
"Sabíamos que en algún momento se darían cuenta de que habían quitado una prueba muy bonita. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que lo hacíamos porque realmente nos gustaba. Ahí me quedó claro: yo quería dedicarme a la longitud, y pasase lo que pasase, iba a seguir haciéndolo".
"Yo quería dedicarme a la longitud, y pasase lo que pasase, iba a seguir haciéndolo"
Atleta paralímpicoPor suerte, la Federación Intencional recapacitó y Cano pudo disputar sus primeros Juegos en Tokio. El aprendizaje de quedarse sin Río, también le sirvió para afrontar emocionalmente una prueba que se hizo esperar un año por la pandemia. "Ya conocíamos lo que era quedarse sin Juegos y lo afrontamos con esa tranquilidad que te ayuda también a ganar", expresa Sergio G. Berdaguer.
"No fue llegar y besar el santo", señala el paratleta alicantino. Pero ese día todo salió a la primera. En el primer salto superó su mejor marca, lo que le valió el metal plateado. Al cuarto, se torció el tobillo y no pudo intentar luchar por el oro. "Ese día estaba para hacer bastante más, creo que se me quedó la espinita clavada, pero también es cierto que tuve la suerte de meter el salto bueno al principio. El deporte es así, y pensar en cómo podría haber saltado si no me hubiera lesionado es una pérdida de tiempo, prefiero pensar en lo que viene, en lo que puedo hacer".
Y lo que viene son el Mundial de Kobe ("ahí tendré la oportunidad de resarcirme, tanto conmigo mismo como con lo que se esperaba de mí en el Mundial de París", afirma Cano) y los Juegos de París 2024. "Vamos a por el oro", anuncia su entrenador.
"Vamos a por el oro"
Entrenador de Iván CanoSiguiendo los consejos de un multicampeón
Para lograrlo, cuentan con la sabiduría de uno de los grandes saltadores de longitud de la historia, Iván Pedroso, que tras una carrera en la que cosechó nueve títulos mundiales y el oro olímpico en Sídney 2000, se estableció como entrenador.
Cada 15 días -a veces menos- Iván y Sergio le visitan en Guadalajara. "Tenemos al mejor asesor técnico -asegura Cano-. Cuando necesitamos cualquier cosa le preguntamos y nos ayuda, con esta situación y toda la experiencia que tenemos ya, conseguiremos que salga lo mejor posible".
"Tenemos al mejor asesor técnico"
Atleta paralímpicoEn esas sesiones, el subcampeón paralímpico comparte espacio con un grupo de saltadores de élite compuesto por Yulimar Rojas, Ana Peleteiro, Jordan Díaz, Héctor Santos, Nelson Évora o Fátima Diame. "Cuando vamos nos ayudan muchísimo, les tenemos mucho cariño a ellos también", reflexiona Berbegal.
Las sesiones técnicas del tocayo de Cano, el "mejor saltador de la historia" para Berbegal, son valiosísimas. "Que una mente tan experta como la de Pedroso nos vaya puliendo esos pequeños detalles, que son mínimos, pero que quizás no vemos y que marcan la diferencia entre saltar 10 centímetros más o 10 centímetros menos, puede ser la diferencia entre un oro y una plata", observa.
Este entrenamiento con un grupo de élite olímpica responde a los avances del deporte adaptado. Nada que ver con aquella época en la que Iván cambió el kimono por las zapatillas con clavos: "Ahora el deporte paralímpico va cogiendo importancia, al final , es deporte, que es lo que a muchas personas les costaba aceptar. Cuando tú le dices a una persona que saltas más de siete metros, te responde 'ostras, pero ¿paralímpico, por qué?'", cuenta el subcampeón paralímpico.