El drama tras el récord del año en atletismo de Yaroslava Mahuchikh: "La alegría duró sólo un día"
La plusmarquista mundial de salto de altura rememora las horas más agridulces de su vida, en la antesala de la final de la Diamond League en Bruselas.
El 7 de julio de 2024 será recordado para siempre como el día que cayó uno de los récords más longevos del atletismo. La ucraniana Yaroslava Mahuchikh (Dnipro, 2001) acabó en el Meeting de París con una plusmarca que databa de los controvertidos años 80, una década marcada por la sombra del dopaje. La búlgara Stefka Kostadinova (2.09 en el Olímpico de Roma en 1987) encontraba sucesora 37 años más tarde.
"Tras el récord sentí mucha felicidad porque era un gran logro para mi país, todos me felicitaban", introduce la mujer que puso el listón en 2.10 m para un vuelo que ya es historia del deporte. Ella, desde hace un lustro, visualizaba ese momento; lo que jamás se imaginó es que su día de gloria llegaría en una situación geopolítica tan dramática. "La alegría duró sólo un día, luego se produjo el ataque con misiles a un hospital infantil", comenta en referencia al centro médico Okhmatdyt ubicado en Kiev. "Lloré mucho".
En la antesala de la final de la Diamond League de Bruselas, a cada respuesta de Mahuchikh al borde del llanto le sucede otra con la más amplia de sus sonrisas, en función de si se habla de Ucrania o de atletismo. Ese binomio representa un tobogán emocional difícil de digerir para una chica de 22 años. "No sé cómo he sido capaz de gestionar todo, quizá porque los ucranianos somos fuertes y nunca nos rendimos", afirma uno de los grandes nombres presentes en el Memorial Van Damme, que recibió la visita de una asociación de su país para que les dedicase una bandera.
Mahuchikh es consciente de que en su país es mucho más que una atleta, un símbolo: "Salto por mi gente, por Ucrania, lucho desde la pista; cuando los soldados me escriben en Instagram para felicitarme, es una motivación". Tras su éxito en los Juegos de París, donde logró la medalla de oro cuatro semanas después de su récord, su popularidad se propulsó todavía más. El propio presidente Volodímir Zelenski le "envió un mensaje" y "luego nos vimos, el día de la independencia de Ucrania (el 24 de agosto), con los demás campeones olímpicos y me dedicó unas palabras de felicitación", reconoce a la pregunta de Relevo.
El punto de inflexión de su vida deportiva llegó en 2019, en una competición en la que fue segunda [ganó Mariya Lasitskene con la misma marca] a pesar de una actuación descomunal. "Fue en el Mundial de Doha, cuando salté 2.04, el récord del mundo sub 20. Allí pensé 'todo es posible'. En mi interior, sabía que un día lograría el récord absoluto", enfatiza una atleta que a los 22 años es doble campeona de Europa, campeona del mundo bajo techo y al aire libre, amén del oro olímpico del pasado 4 de agosto en Francia.
¿Y ahora qué le queda? "Seguir coleccionando medallas, buscar otro oro olímpico", subraya una mujer que no descarta otra embestida a su plusmarca mundial en la cita de este viernes a las 20:29 horas. "Tengo posibilidades si el tiempo es bueno; he recargado las pilas", advierte la atleta que utiliza desde hace años, como técnica de concentración, un saco de dormir en plena competición "para pensar en su siguiente salto o simplemente para contar las nubes".
Yaroslava Mahuchikh: Why one of the biggest stars at the Paris Olympics curled up in a sleeping bag as she won gold https://t.co/6ES0SGhAI2 pic.twitter.com/ORzAqHIZn6
— Daily Mail US (@DailyMail) August 5, 2024
La ucraniana culminó a los 22 años la conquista de una plusmarca que antes que ella rozaron la sueca Kajsa Bergqvist (2.08 en el año 2006), la croata Blanka Vlasic (2.08 en 2009) y la rusa Anna Chicherova (2.07 en 2011). Chicherova buscó en 2011 en el Estadio de Heysel (Rey Balduino), en el propio Memorial Van Damme, un récord del mundo que jamás conseguiría. Trece años más tarde, Mahuchikh competirá, en modo Duplantis, contra sí misma en el mismo escenario.
Tras la cita en la capital de Europa, llegarán unas merecidas vacaciones con su pareja, antes de viajar "un par de meses a Ucrania" a su ciudad natal. "Están mis padres y mis amigos, quiero pasar tiempo con ellos. Estuve allí el año pasado en octubre", admite con melancolía para luego dejar salir a la niña que lleva dentro. "Estoy deseando que llegue el viernes para comerme no sé cuántos gofres", dice sobre su debilidad, el dulce típico de Bélgica, su "segunda casa". Será el final de la temporada más agridulce de su vida. Nadie sabe por cuánto tiempo más se prolongará la situación en Ucrania, sólo queda preguntarle por su vida deportiva: ¿Se ve compitiendo dentro de 10 años? "Por supuesto", confiesa a Relevo. Mahuchikh no ha tocado techo.