El San Roque, el equipo con corazón de barrio y mente de cantera que ha llegado a Europa
El Club de Gran Canaria busca consolidarse en la máxima categoría.
Pocos equipos de voleibol pueden presumir en Canarias, e incluso en España, de la historia y los éxitos que ha conseguido el Grupo Rafael Afonso San Roque, un modesto club de un barrio popular de Las Palmas de Gran Canaria que siempre ha tenido su cerebro en la cantera y que ha llegado este año a competición europea.
¿Quién le iba a decir a Esteban González, allá por 1970 cuando fundó con sus hermanos el club en el seno del antiguo Colegio Nacional del barrio de San Roque, que 54 años después iban a medirse a un rival noruego en torneo continental? "Para nuestra cantera, el ver un equipo que no estamos acostumbrados a ver, de Noruega, es un auténtico regalo", comenta en declaraciones a EFE en el corazón del club: el pabellón deportivo de El Batán.
Allí, de lunes a viernes, unos 350 chiquillos y chiquillas practican un deporte muy completo como el voleibol y cultivan los valores que el San Roque siempre ha querido transmitir: esfuerzo y trabajo en equipo.
Es precisamente esta cantera la que les ha aupado hasta la competición continental, una escuela de la que se sienten orgullosos por los logros obtenidos, por lo que significa para el barrio, y cada vez más para toda la ciudad ya que llegan jóvenes de distintos puntos de la misma, y por los sacrificios que han tenido que hacer para llevarla al sitio en el que se encuentra ahora.
El presidente de la entidad desde hace poco más de un año, y vecino del barrio, Miguel Ángel Hernández, que sabe lo que es estar en la junta directiva de otros clubs como el Guaguas, detalla a EFE que muchas veces "se piden resultados" y la cantera no los da, por lo que suele quedar relegada a un segundo plano.
Pero poco a poco esos equipos que "no trataban con cariño su deporte base" se han ido dando cuenta de lo importante que es cultivar la pasión por cada disciplina desde temprana edad, aunque sea muy costoso en términos económicos y deportivos.
No lo duda Esteban González: "Es muy difícil, y muy caro también, formar a un jugador desde categorías inferiores y que se convierta en titular del primer equipo en algún momento".
Sin embargo, el club no se centra en los resultados, sino que tiene muy claro la función que cumple en su entorno más cercano, ese barrio popular de San Roque, uno de los núcleos que trepan por los llamados "riscos" de Las Palmas de Gran Canaria, que tan famosos se han vuelto como imagen turística, pero que tanto esfuerzos y sacrificios vecinales esconden entre sus calles.
González y Hernández coinciden en que son un "equipo de amigos" que ha tenido como principal fin social "integrar gente joven del barrio" en un principio para con el tiempo ir expandiéndose por toda la ciudad y llegar a más puntos.
Todo ello "sin tener prisa por ascender", trabajando como hormigas para alcanzar los resultados que han ido consiguiendo. Por ejemplo, el curso pasado participaron en 14 campeonatos de Canarias en distintas categorías, tanto femeninas como masculinas, y lograron la friolera de diez medallas, cuatro oros, cuatro platas y dos bronces.
"Nuestro principal valor es la cantera, y la cantera siempre va a estar por encima de todo, así que hay que disputar las competiciones con cabeza", señala Esteban González, en una labor social que para ellos "es súper importante".
Y lo que han conseguido les demuestra que el trabajo diario es lo fundamental, y que el hecho de que el primer equipo masculino esté en la máxima categoría del voleibol nacional "es el colofón, es muy bonito".
El presidente del club, mientras presencia los entrenamientos de muchos de los equipos de la cantera, comenta cómo el espacio en el pabellón municipal, que comparten con otros usos, se les ha quedado ya pequeño para la cantidad de jóvenes que entrenan.
De lunes a viernes, pasan por la instalación esos alrededor de 350 voleibolistas y la demanda es todavía mayor, hasta el punto que han tenido que dejar en lista de reserva a muchos niños y niñas, matizan.
Una situación que se ha dado, sobre todo, a raíz de la pandemia, cuando muchos padres han apostado por que sus hijos hagan más ejercicio físico. Pero también por una serie de dibujos animados en la que se ven imágenes del voleibol y que ha sembrado la semilla en muchos chicos y chicas.
Y, por supuesto, también ha influido que Las Palmas de Gran Canaria sea referencia del voleibol nacional, con hasta cinco equipos -dos masculinos y tres femeninos- en las máximas categorías y compitiendo al mejor nivel.
Y, precisamente para mantener ese trabajo de cantera e ir ganando espacios, el objetivo prioritario es el de "consolidarse" en la máxima categoría, después de haber logrado lo que para muchos fue una sorpresa el pasado año: mantenerse en la Superliga.
"Yo creo que la palabra clave sería 'consolidarnos' en la máxima categoría, pero no con vistas a estar un año, sino ya estar ahí en media tabla y tener una consolidación que creo que es lo que nos hace falta ahora mismo", asegura Miguel Ángel Hernández.
Y para este fin, la importancia de la afición será vital. Ya el curso pasado, el pabellón municipal de El Batán se convirtió "en un fortín", hasta el punto que tanto para Hernández como para González, muchos partidos como anfitrión se lograron ganar disputando el set de oro gracias a una hinchada que "molestaba mucho al rival".
Y es que el ahora bautizado como Grupo Rafael Afonso San Roque, con su primer gran patrocinio tras un año de sorpresas, amenaza con seguir dando mucha pelea en la categoría, edificando sus logros sobre los fuertes cimientos de su cantera, y regalando a un barrio popular de Las Palmas de Gran Canaria grandes veladas de voleibol al más alto nivel, ahora también en Europa.