VELA

¿Por qué la regata Vendée Globe es tan popular como el Tour en Francia?

Dídac Costa, único español que la finalizó dos veces, nos cuenta los secretos de la Vendée Globe, vuelta al mundo en solitario.

Yannick Bestaven, patrón del Maitre Coq, rodeado de aficionados antes de la salida. /VENDÉE GLOBE
Yannick Bestaven, patrón del Maitre Coq, rodeado de aficionados antes de la salida. VENDÉE GLOBE
Nacho Gómez

Nacho Gómez

Hace justo una semana, el pasado domingo 10 de noviembre, casi medio millón de personas se agolpaban en los pantalanes de Les Sables d'Olonne, una pequeña localidad de la Bretaña francesa, para despedir a los 40 osados navegantes (34 hombres y 6 mujeres) que zarpaban en regata más dura de la vela mundial: la Vendée Globe, la vuelta al mundo en solitario y sin escalas. En los días previos, otro millón añadido de aficionados se acercaron a despedir a los valientes que iban a poner en riesgo sus vidas por un periodo de entre tres y cuatro meses persiguiendo el sueño de circunnavegar el planeta completamente solos en su velero y sin poder recalar en ningún puerto por el camino.

La aventura en sí misma ya tiene un atractivo innegable, pero con el paso de los años (la Vendée comenzó en 1989 y está en su décima edición) ha ganado una popularidad en Francia totalmente inusual para un mundillo tan de nicho como la vela. En una encuesta realizada en 2020 por Odoxa para RTL y Winamax (con 1.005 encuestados), la Vendée Globe es más seguida en el país vecino que el Tour de Francia o Roland Garros. Si el 46% de los franceses reconoce seguir el Tour y el 42% Roland-Garros, el 48% afirma que sigue habitualmente la Vendée Globe. De locos.

¿Y qué tiene esta regata para despertar la locura en Francia? Para entenderlo mejor llamamos a Dídac Costa, el único español que ha logrado completarla en dos ocasiones (2016 y 2020). Esta hazaña de repetir culminarla la han logrado únicamente otros 20 navegantes a lo largo de la historia, y solo 114 han logrado finalizarla en alguna ocasión. El único español que también logró acabarla antes de Dídac fue el mítico navegante vasco José Luis Ugarte, en 1992.

"Yo creo que son varias cosas. Primero que es una regata que ya lleva muchos años, lo que hace que la gente se vaya enganchando progresivamente. En general el deporte de la vela oceánica en Francia va más allá incluso de la gente que lo practica, también interesa a la gente que no navega, que sigue la Vendée como cualquier otro gran evento deportivo. Traspasa el conocimiento de la vela, es un evento deportivo muy importante en Francia y se ha hecho un fijo en el calendario de grandes eventos deportivos", explica Costa.

Pero, ¿cómo es posible que se siga más que el Tour o Roland Garros?. "Sí, aquí puede sonarnos extraño pero hay muchos estudios que lo dicen y en Francia es parecido a un Tour de Francia o un Roland Garros. Por ejemplo, los días anteriores a la salida la gente se tenía que esperar hasta una hora y media para acceder al pantalán a despedir a los navegantes y luego la gente está ahí enganchada durante los más de tres meses de la regata con sus navegantes favoritos".

Costa alucinó en 2016 cuando disputó su primera Vendée Globe. "La de 2020 fue un poco diferente por todas las restricciones de la pandemia, pero lo de 2016 lo recuerdo como una auténtica locura, fue una sorpresa increíble para mí. Yo seguía la Vendée desde niño, pero no había estado nunca en ninguna salida y para mí fue un impacto enorme el llegar ahí y no poder ni andar porque la gente te para cada segundo, te piden autógrafos, fotos... Llega incluso a descolocarte un poco porque los regatistas no estamos acostumbrados a ese nivel de popularidad. Es impresionante cómo te reconocen, cómo lo viven y los muchísimos mensajes que recibes antes y después de la regata".

En la presente edición, Dídac va a vivir la Vendée como un espectador de lujo, pero sus planes pasan por montar un nuevo proyecto para el futuro, "Sí, ahora me da rabia no estar ahí, pero lo sigo intentando. Tengo las ganas y la ilusión de volver, solo me falta un pequeño detalle que es la financiación (ríe). Pero ahí seguimos, llamando a puertas para ver si convencemos a alguien para que se suba al proyecto y podamos hacer la tercera vuelta al mundo o el resto de regatas de la clase IMOCA".