El incombustible Juan Aloguín
Con 65 años, el aragonés Juan Aloguín lleva 39 años compitiendo en la elite de las motos de agua... y lo que le queda.
El aragonés Juan Aloguín es uno de esos casos atípicos de supervivencia extrema en el deporte de alto nivel. Nacido el 10 de noviembre de 1957 en Lugo, aunque viviendo en Zaragoza desde que tenía cinco añitos, sus 65 tacos no le impiden seguir sumando podios en diferentes competiciones de motos de agua, aunque ahora a quienes da para el pelo son los hijos de los rivales que tenía cuando comenzó en este mundillo.
"Yo estoy ya en el tiempo de descuento", asume con resignación este funcionario a quien el Ayuntamiento de su Zaragoza adoptiva reconocía sus méritos hace no muchas fechas. "En la retirada no pienso aún. Mientras me divierta y siga sumando podios, tenemos Aloguín para rato", avisa con rotundidad.
Cuando Juan comenzó con esta disciplina, hace ya 39 años, en España era una especialidad totalmente desconocida. Se quedó fascinado viendo las carreras de motos de agua americanas por televisión, y cuando se compró su primera moto no existía ni el Campeonato de España, simplemente se organizaban algunas pruebas sueltas principalmente por la zona de Cataluña.
Desde entonces, los éxitos del incombustible Aloguín se han sucedido con medallas de todos los colores en Copas del Mundo (bronce), Europeos (plata en 1995), Campeonatos de España, Copas del Rey... También destaca su participación en la exclusiva European Jetski Challenger de Bilbao y en sus numerosas participaciones internacionales por países como Singapur, Cuba o la Copa de Asia en Nanyan China estos dos últimos años.
El pasado fin de semana compitió en una nueva cita de la Copa de España de Benalmádena, que también acogía el campeonato de Andalucía, y Juan Aloguín luchó como un jabato para aferrarse al podio, pero al final se quedó a las puertas. La competitividad en la flota, que se rejuvenece a pasos agigantados, tiene incluso eventos para chavales de 8 a 12 años. Si estuviéramos en los ochenta, seguro que alguno de ellos tendría el poster del incombustible Aloguín colgado en su habitación.