VELA

El español que revolucionó la Copa América introduciendo a los ciclistas

Luis Sáenz Mariscal cambió la historia de la vela en 2017 consiguiendo validar las bicicletas en el New Zealand gracias a la palabra 'manual'.

Luis Sáenz Mariscal, en la base del American Magic. /LAURA CARRAU
Luis Sáenz Mariscal, en la base del American Magic. LAURA CARRAU
Nacho Gómez

Nacho Gómez

Luis Sáenz Mariscal cambió la historia de la vela en 2017 consiguiendo validar las bicicletas en el New Zealand gracias a la interpretación de la palabra 'manual' en un escrito. Hoy en día es uno de los abogados más prestigiosos del mundo y defiende los colores del American Magic. Sáenz Mariscal atiende a Relevo en plena Copa América de Barcelona.

Hoy en día representas a un equipo muy importante en la competición a la que has dedicado muchos años de tu carrera profesional: la Copa América. ¿Qué significa para ti estar en un equipo como el American Magic, respaldado por el New York Yacht Club?

Sí, el New York Yacht Club fue quien inició la Copa América en 1870 y mantuvo el trofeo hasta 1983, ganando durante 132 años consecutivos. Este es el récord más largo de victorias en la historia del deporte, así que formar parte de este equipo es un gran honor.

Hablas de 1870 porque la primera regata fue en 1851, pero no se llamaba aún Copa América, ¿cierto?

Exactamente. La Copa América tiene dos aspectos. Primero, es el trofeo de plata de 15 kg, fabricado en 1848 y ganado por el barco "América" en la regata alrededor de la Isla de Wight en Inglaterra. La Copa América como la conocemos comenzó cuando el trofeo fue donado por George Schuyler al New York Yacht Club. La primera edición oficial con un desafiante y un defensor se celebró en 1870, y fue ganada por el barco "Magic", de ahí nuestro nombre, American Magic.

Supongo que has tenido la oportunidad de visitar el New York Yacht Club en Manhattan. ¿Qué documentos históricos guardan allí que te hayan impresionado?

Sí, el edificio en sí, donado por JP Morgan, es impresionante. Está en la 44ª entre la Quinta y la Sexta Avenida. Dentro hay dos joyas: el salón grande con maquetas de barcos, que es un museo en sí mismo, y la biblioteca. Allí tienen el Deed of Gift original en sus tres ediciones, además de mucha documentación histórica. He pasado horas allí, sumergido en esos documentos.

El Deed of Gift es uno de los documentos más importantes en la historia del deporte…

Sin duda. El Deed of Gift es fundamental porque establece las reglas básicas que todavía gobiernan la competición hoy en día. Es increíble pensar que un documento tan antiguo sigue siendo relevante. George Schuyler tuvo una idea genial al donar el trofeo y establecerlo como un desafío perpetuo para clubes de vela de todo el mundo, asegurando que la Copa América siempre fuera una competición internacional abierta.

¿Cuándo comenzó tu relación con la Copa América? ¿Recuerdas el momento en que te interesaste por primera vez en esta competición?

Navegaba en Santander en el Real Club Marítimo de Santander y mi padre, ingeniero naval, recibió una cinta de vídeo de la Copa América de 1987, la famosa regata de Dennis Conner en Australia. Al verla, me quedé fascinado. Esa fue la primera vez que supe que quería dedicarme a esto.

¿Cómo fue tu camino hasta el primer desafío español en 1992?

Empecé en Optimist y luego en cadete. Más tarde, al mudarme a Madrid, me uní a la tripulación de Pedro Campos para una vuelta a España y así fui entrando en el mundo de los cruceros y los Maxis. Cuando comenzó el primer proyecto español de Copa América, me llamaron por mi experiencia en barcos grandes y mi formación jurídica, lo cual era inusual en ese momento.

En 1992 te lesionaste justo antes de la Copa América, ¿cómo afectó eso tu carrera?

Sí, me rompí el menisco esquiando y no pude participar como navegante. Sin embargo, nuestro entrenador, Peter Lester, me sugirió estudiar las reglas y ayudar al equipo desde ese ángulo. Así fue como me convertí en un experto en las reglas y comencé a trabajar también en la parte organizativa y de diseño del barco.

En esa época, ¿te dedicabas también a las protestas contra otros equipos?

Sí, claro. En 2000, después de que España fue eliminada, Denis Conner me llamó y me pidió que le ayudara con una protesta al día siguiente. Estaba harto de perder protestas contra nosotros y quería que me uniera a su equipo. Me dieron un uniforme nuevo y al día siguiente ganamos la protesta contra Prada por su vela mayor.

¿Cómo era tu relación con Denis Conner antes de esto?

Era una relación de rivales. Nos conocíamos de las regatas, pero fue una sorpresa que me llamara y me ofreciera unirme a su equipo.

Después de eso, ¿cuál fue el siguiente paso en tu carrera?

Hice la Copa América del 2003 con Dennis en Auckland. Cuando ganaron los suizos, Valencia fue seleccionada como sede de la siguiente Copa América de 2007. Ayudé a organizarla hasta 2005, y luego me fichó Luna Rossa, con quienes estuve hasta 2016.

¿Qué tal fue la experiencia con Luna Rossa?

Fantástica. Los italianos son extraordinarios. Luna Rossa es una institución en la vela. Patricio Bertelli y su equipo siempre han sido muy innovadores y apasionados. Fue una experiencia muy enriquecedora.

Tu conocimiento de las reglas y tu formación jurídica han sido clave en tu carrera. ¿Cómo ves la evolución de los barcos y las reglas desde entonces?

Los barcos se han vuelto mucho más complejos. Ahora requieren conocimientos de estructuras, cálculo de elementos finitos, electrónica, hidráulica y materiales avanzados. Es un desafío continuo, pero es lo que hace a la Copa América tan emocionante y dinámica.

¿Y cómo se te ocurrió introducir a los ciclistas en la Copa América de 2017? Ese fue un cambio paradigmático en la historia de la vela.

Es un hecho evidente que con las piernas se puede generar mucho más potencia que con los brazos. En los brazos haces 250 vatios y con las piernas 500, básicamente el doble. En aquel momento todos los equipos querían mejorar la potencia, pero las reglas decían que la potencia tenía que ser generada manualmente. La palabra "manual" tenía dos interpretaciones: una era "hecho con las manos" y la otra "hecho por un humano" en oposición a "hecho por una máquina". Ya hacíamos muchas cosas sin las manos, como subir y bajar las orzas con botones y controlar winches con los pies o los codos.

Entonces, con la excusa de los botones, planteé una pregunta a los medidores y competidores sobre la definición de "manual". Después de insistir mucho, logramos que aceptaran la definición de "hecho por un humano". Eso nos permitió desarrollar el proyecto de los ciclistas en secreto, haciendo maquetas del barco para desarrollar los sillines, pedales, zapatos, y la forma de entrar y salir, y comprobar que era factible. Al final, las bicicletas las hicimos de aluminio y las pintamos de negro para que parecieran de carbono. Eso nos dio una ventaja en maniobras y potencia que marcó una diferencia tremenda.

Hablemos un poco más sobre tu tiempo en Team New Zealand, ¿puedes contarnos la historia de la pinza y cómo refleja la manera en que trabajan los neozelandeses?

Claro, los neozelandeses son muy prácticos y tienen una forma muy particular de trabajar. Es un país muy nuevo y remoto, así que la gente ha aprendido a hacer de todo. La cultura allí es que tienes que ser capaz de hacer todo en tu casa, desde la fontanería hasta la electricidad. Así que todos tienen un pequeño taller en casa con todas las herramientas necesarias.

En Team New Zealand, por ejemplo, teníamos problemas con los interruptores que usábamos en el suelo para algunas funciones. Los muelles no tenían la fuerza adecuada. Al final, alguien se dio cuenta de que el muelle de una pinza de colgar ropa era perfecto para lo que necesitábamos. Resulta que las pinzas tienen varias patentes sobre los muelles y están muy bien diseñadas. Así que usamos esos muelles y funcionaron de maravilla.

Es increíble cómo a veces las soluciones más simples y prácticas pueden ser las más efectivas.

Sí, exactamente. Al final, aunque hablamos mucho de alta tecnología, muchas cosas en la Copa América son manuales y artesanales. Todos los componentes importantes del barco, incluso la electrónica, están hechos a mano. Es la unión de alta tecnología y artesanía.

¿Cómo fue la transición a trabajar con American Magic después de tu tiempo en Nueva Zelanda?

La verdad, fue un cambio grande pero muy emocionante. La oferta de American Magic fue una gran oportunidad y me atrajo mucho el proyecto. Además, ya conocía y respetaba mucho a gente como Terry Hutchinson. Fue un reto nuevo, pero con un equipo tan talentoso y dedicado, ha sido una experiencia muy gratificante.

¿Y cómo fue la experiencia de trabajar con American Magic en tu primera campaña junto a Marcelino Botín, alguien con quien tienes una relación tan estrecha?

Fue fantástico. Marcelino es extraordinario y su equipo, incluyendo a Adolfo, también. El barco que diseñaron, el Patriot, tenía un gran potencial. De hecho, Guillaume Verdier, que es uno de los diseñadores jefe de Team New Zealand, nos dijo que cuando analizaron las formas de todos los barcos desafiantes, el Patriot salió como el mejor barco de los desafiantes en su simulador. Pero, desafortunadamente, no tuvimos la oportunidad de demostrarlo completamente en la competición.

Y además, el Patriot tiene el récord de velocidad…

Sí, tiene el récord de velocidad, pero eso realmente no significa mucho en la práctica. Lo importante es cómo se comporta en la competición real. Pero sí, fue una gran experiencia y estamos trabajando duro para mejorar y estar preparados para la Copa América. Hemos aprendido mucho de la campaña anterior y hemos hecho mejoras significativas. Con el equipo que tenemos y la experiencia acumulada, creo que estamos en una muy buena posición para competir al más alto nivel.

Para este nuevo proyecto de American Magic, ¿con quién has trabajado como diseñador? Juan K me contaba que en esta nueva Copa América ya no existe la figura de un diseñador único tipo Germán Frers. ¿Cómo funciona ese tema en American Magic?

Es exactamente así. Ahora es un equipo de diseño, no un solo diseñador. Tenemos a Scott Ferguson como coordinador de diseño, y en el equipo hay diferentes tipos de profesionales: ingenieros navales, ingenieros aeronáuticos, matemáticos, físicos, programadores, ingenieros de estructuras, mecánicos, sistemas electrónicos e hidráulicos. Además, los regatistas y los artistas están extraordinariamente involucrados en el diseño. Se define cómo queremos que sea el barco, y luego se entra en bucles de desarrollo, refinando cada vez más el diseño con cálculos detallados. Es un proceso continuo y en espiral, desde un concepto inicial hasta el resultado final.

¿Por qué crees que en el Deed of Gift se especifica que la competición debe celebrarse en aguas abiertas?

Eso tiene una explicación sencilla: la regata de la isla de Wight, con la que se ganó la Copa América, es una regata costera con muchas corrientes y peligros para la navegación. Una tripulación local siempre tendría ventaja en esas condiciones. Para probar la velocidad real de los barcos, es mejor que sea en mar abierto, sin esos peligros y con una corriente más uniforme. De ahí surge la especificación de aguas abiertas y suficientemente profundas para que no haya riesgo de chocar con nada.

En la segunda edición de Valencia de 2010 se tuvo que recurrir al Deed of Gift, pero por razones muy diferentes...

Lo que pasó en Valencia fue un desastre. Se intentó crear un club náutico que no cumplía con los requisitos del Deed of Gift. El juez determinó que el Club Náutico Español de Vela no era un club legítimo, y todo terminó en un desastre.

¿Qué personaje te parece el más fascinante de la historia de la Copa América?

Hay muchos personajes increíbles. Nathanael Herreshoff, conocido como el Brujo de Bristol, fue un visionario que desarrolló conceptos fundamentales en la construcción de barcos y aviación. En los tiempos modernos, Dennis Conner revolucionó la Copa América, profesionalizándola completamente.

¿Cómo ves la posibilidad de que vuelva un desafío español?

Me encantaría que hubiera un desafío español. Tenemos una tradición marinera muy fuerte y navegantes extraordinarios. Pero la Copa América está en unos niveles muy altos y es difícil conseguir los recursos necesarios para competir. Sin embargo, tenemos el talento, y sería fantástico ver a España compitiendo de nuevo.

Hablando de talento, ¿crees que podríamos formar un equipo eminentemente español, o necesitaríamos fichajes extranjeros?

España tiene muchísimo talento, pero muchas veces no nos organizamos bien. Hay muchos profesionales españoles en equipos de la Copa América en distintas áreas, y sería posible formar un equipo español fuerte. Sin embargo, la envidia es un problema estructural en nuestro país, y nos cuesta retener el talento. Necesitamos mejorar en organización y en aprovechar nuestras capacidades para poder competir al más alto nivel.