VELA

Los ciclistas vuelven a la Copa América como motores del barco

La energía necesaria para que vuelen los AC75 será generada por ciclistas profesionales, que ya están fichando por distintos equipos.

Prueba de seguridad de los ciclistas en el New Zealand. /EMIRATES NEW ZEALAND
Prueba de seguridad de los ciclistas en el New Zealand. EMIRATES NEW ZEALAND
Nacho Gómez

Nacho Gómez

Los barcos que compiten en la Copa América (y en cualquier regata de veleros) no tienen motor, ya que se pueden impulsar únicamente con la fuerza del viento. Sin embargo, hay una serie de maniobras que requieren una energía descomunal que se obtiene con tracción manual, es decir, mediante la fuerza de los tripulantes.

Tal es la importancia de generar esta energía que desde hace décadas existe una figura específica a bordo: la de los grinders, que se dedican a hacer girar el coffee o molinillo para generar la energía. Su exigencia física es tan grande que, por ejemplo, en la Copa América de Valencia, el Desafío Español tuvo que reconvertir a bomberos sin experiencia en un barco en especialistas porque su rendimiento era mucho mayor que el de los regatistas, por muy forzudos que fuesen.

Sin embargo, en la Copa América de 2017 una genialidad del New Zealand cambiaría este concepto de forma radical. Los kiwis pensaron que sería mucho más efectivo generar esa energía con las piernas que con los brazos, con lo que ficharon a varios ciclistas profesionales, adaptaron los mecanismos y, gracias a la mayor potencia que consiguieron generar, realizaban las maniobras más rápido y ganaron la Copa América.

En la edición de 2021 se prohibió este recurso, pero para la edición de Barcelona de 2024 se ha vuelto a permitir, con lo que todos los equipos ya han anunciado que van a apostar por el retorno a los ciclistas. "El cambio en la regla impulsó la decisión", reconoce Terry Hutchinson, líder del American Magic. "Las tripulaciones se redujeron de once a ocho, pero no cambiaron la cantidad de energía que se usaba en el barco. No es lo mismo cuatro tipos usando los brazos que usando las piernas, así que el cambio de regla lo hizo muy fácil. A partir de ahí hemos tenido que trabajar en afinar a los atletas y encontrarlos". De hecho, los americanos fueron los primeros en probar a los ciclistas el pasado mes de octubre.

La energía que generan los ciclistas se usa, principalmente, para subir y bajar los foils sobre los que se sustenta el barco para volar sobre el agua. Los requerimientos que deben tener estos ciclistas son prácticamente de campeón de Tour del Francia. En su oferta de trabajo, el American Magic pedía candidatos "que sean capaces de producir 450 vatios de potencia sostenida durante veinte minutos". Una regata de Copa América dura entre 20 y 30 minutos, de ahí esa exigencia.

El New Zealand, por ejemplo, ya ha hecho públicos sus primeros fichajes, en el que además de ciclistas tienen a campeones de remo, algo lógico dada la enorme potencia que también son capaces de generar estos especialistas. Hay uno que repite de la edición de 2017, Simon van Velthooven, que fue bronce olímpico en 2012 en keirin. Y una de las incorporaciones más sonadas es la de Hamish Bond, que tras ganar tres oros olímpicos en remo se pasó al ciclismo (dos veces campeón de Nueva Zelanda de contrarreloj, en 2020 consiguió su título por delante de George Bennett) y ha acabado en la vela.

Los kiwis llevan desde enero trabajando con los ciclistas, e incluso han diseñado un prototipo para entrenar los protocolos de seguridad, ya que un posible accidente a los 50 nudos de velocidad que navegan los AC75 supone un peligro potencial enorme y hay que saber cómo reaccionar ante ello.

El Ineos Britannia aún no ha oficializado su power group, como se conoce a estos especialistas, pero no hay dudas en que será uno de sus puntos fuertes ya que tiene a su disposición todo el conocimiento del equipo ciclista Ineos Grenadiers, uno de los más potentes del pelotón en los últimos tiempos.