VELA

El 'bombero' convierte The Ocean Race en el festival del agua

Últimas millas de la primera etapa tras pasar Alborán y Gibraltar en unas condiciones tremendas en el 'apacible' Mediterráneo.

La cubierta del Jajo, totalmente inundada. /TEAM JAJO / THE OCEAN RACE
La cubierta del Jajo, totalmente inundada. TEAM JAJO / THE OCEAN RACE
Nacho Gómez

Nacho Gómez

Tenemos marcado en el subconsciente que el Mediterráneo es un mar tranquilito. Sobre todo, los que nos dedicamos a recorrer sus playas. Pero los navegantes profesionales saben muy bien que es muy traicionero, ya que pasa de regalarte suaves brisas a temporales cabreados en cuestión de minutos. El ejemplo que ponen es el de un bombero apuntándote con su manguera a la cara. Y esas son exactamente las condiciones que está sufriendo la flota de The Ocean Race en la primera etapa.

En la mañana de este jueves, la mayor parte de la flota ya está pasando por las Canarias y les quedan unas 24 horas para llegar hasta la meta situada en Cabo Verde, pero hasta llegar aquí han pasado un auténtico infierno de agua.

"Todo lo que traje en el petate está empapado", contaba Cecilia Zorzi desde el Austrian Ocean Racing powered by Team Genova, que marcha en cuarta posición en VO65. "No tenemos absolutamente nada seco ya, pero aún así nos estamos divirtiendo y Cabo Verde está cada vez más cerca".

El primero que pagó las consecuencias de estas duras condiciones, en las que el viento llegó a azotarles con 50 nudos de velocidad, fue el Viva México, que tuvo que recalar en Almería para reemplazar su vela mayor tras romperla. Ya están de nuevo en competición, pero incluso la reparación en puerto fue una odisea por el temporal.

El velero mexicano cierra una flota liderada por el único barco con patrón español, el WindWhisper polaco de Pablo Arrarte, que no ha abandonado el liderato desde la misma línea de salida. En los IMOCA, el liderato es para el Holcim PRB de Kevin Escoffier.

Después del infierno vivido tanto en el mar de Alborán como en el Estrecho de Gibraltar, que tuvieron que pasar con más de 30 nudos en el morro, el tramo final de bajada hacia Cabo Verde parece que va a ser una competición de velocidad entre los barcos, que vuelan a una media de unas 500 millas diarias.