Djokovic no encuentra el brillo, pero sí los resultados
Su victoria ante Popyrin (6-7, 6-3, 6-4 y 7-6) no resuelve las dudas sobre su estado físico pero le permite seguir teniendo oportunidades.

Londres.-Djokovic no está perfecto, pero sí suficiente para ir pasando rondas. El serbio tuvo un susto en el primer set, pero después fue capaz de tirar de paciencia e ir construyendo poco a poco su partido, ir sacando sin problemas y encontrar los breaks suficientes contra Popyrin (6-7, 6-3, 6-4 y 7-6), un sacador australiano que, en realidad, tampoco es un factor en el circuito tan importante como para poner en problemas a Nole.
El serbio tuvo suerte en el sorteo, que le puso un camino un poco más plácido de lo que se hubiese encontrado en otras zonas del cuadro. En su caso era especialmente significativo, pues es evidente que ha llegado a Londres con menos horas de vuelo de las necesarias y todavía renqueante de la rodilla.
Los jugadores repiten mucho que necesitan tiempo en la pista para ganar estabilidad en el césped y llegar a su mejor nivel posible en la superficie, y eso es lo que está encontrando Djokovic en los primeros encuentros. Va pasando, ganando partidos, cediendo sets, pero lejos de su mejor forma.
Hay dudas, es verdad, aunque siempre es difícil valorar hasta qué punto pueden llegar. Porque en estos partidos grises a veces es no poder y otras dejarse ir. Saber que es posible que lo que esté desplegando sea una versión de prueba de sí mismo, una demo de esas que no tienen todas las funcionalidades pero con lo que se ve invita a comprarlo.
Porque ¿cómo no comprar a Djokovic, 24 títulos de Grand Slam después? Lo normal es esperarle, asumir que su nivel más alto llegará en la segunda semana y que ahí será tan peligroso como el que más, si no el más peligroso.
Popyrin, que se ha pasado media vida en España, no conoce ese nivel. Con 24 años está cerca en quedarse en esto, en un buen jugador que entra en los cuadros y pasa alguna ronda, pero que no es una amenaza real para los jugadores más importantes del circuito.
Djokovic no estuvo fino y se le notaba en la gestualidad. Él, que suele parecer distendido y seguro de sí mismo, se encontró con un partido algo pestoso, más por las cosas que ahora mismo no puede hacer que por un desafío por parte de su rival. Y los gestos eran crispados, pesarosos.
Hay en el partido más errores de los que querría tener Djokovic, algunas de esas pelotas que están ganadas pero que Djokovic tiene a la red. Pequeñas anomalías para lo que es su carrera, que no es que no falle nunca, es un jugador agresivo, pero rara vez tiene errores tontos. Esas bolas a la red cuando tiene la pista dominada son muy poco Djokovic.