Tsitsipas toca fondo y enseña su parte más vulnerable: "No soy nada comparado con el tenista que fui"
El tenista griego no levanta cabeza tras perder en primera ronda del US Open y verbaliza todos los problemas por los que está pasando.
Hace poco más de tres años, en verano de 2021, Stefanos Tsitsipas estaba en primerísima línea del tenis y la única narrativa a su alrededor era su talento. Flamante finalista de Roland Garros (perdió la final frente a Novak Djokovic después de ir ganando con dos sets de ventaja), alcanzaba a finales de agosto de ese año su mejor posición de ranking hasta la fecha, el número 3 del mundo. Por entonces no habían explotado aún ni Carlos Alcaraz ni Jannik Sinner y solo se hablaba del griego, de Zverev y de Medvedev como los sucesores naturales de Federer, Nadal y Djokovic. De Tsitsipas se decía, de hecho, que era el más talentoso de todos ellos, amparado en el romanticismo de su revés a una mano.
Hoy, sin embargo, la foto no puede ser más distinta, sobre todo para el heleno. Tsitsipas lleva un año de lo más sombrío en las pistas (solo ha conseguido brillar en la gira de tierra batida), ha caído por debajo del top ten en el ranking mundial de tenis y ha tocado fondo en el US Open, último Grand Slam de la temporada, tras perder en primera ronda frente al australiano Kokkinakis en cuatro sets. La derrota ha terminado de dejar vacío a un Tsitsipas que no ha dudado en desahogarse posteriormente en rueda de prensa, verbalizando una crisis total de identidad dentro de la pista de la que, de momento, no encuentra salida.
"No soy nada comparado con el tenista que solía ser; me recuerdo a mí mismo jugando cuando era más joven con adrenalina en la pista, sintiendo que mi vida dependía de cada partido. Creo que ese sentimiento se ha ido diluyendo y mi nivel de consistencia no es tan grande", postuló el griego tras su derrota, para luego ir un poco más adentro de sus sentimientos y reflejar cómo ha perdido la motivación y ahora mismo se siente completamente perdido y desganado.
"Recuerdo que mi concentración solía estar al máximo y ahora ha caído. Suena raro, pero siento que necesito volver a tener el hambre de antaño. No soy el tipo de persona que se conforma con cosas normales. Realmente quiero volver a recuperar aquello que trajo un montón de felicidad a mi tenis cuando era capaz de sentirme así de bien en la pista. No sé por qué ha caído tanto en los últimos dos meses. Es más, podría decir que llevo uno o dos años sintiéndome así, pero supongo que había sido capaz de esconderlo o dejarlo de lado hasta ahora".
Ruptura con su padre
Los dos meses a los que se refiere Tsitsipas coinciden exactamente con sus resultados en la pista. El griego, cuyo último gran resultado en un Grand Slam fue la final del Open de Australia de 2023 (perdió también contra Djokovic), hizo una gira de tierra batida este año más que decente, alzándose con el título en el Masters de Montecarlo, llegando a la final del Conde de Godó en Barcelona y perdiendo en cuartos de final de Roland Garros (su mejor resultado en un Grand Slam este año) ante Carlos Alcaraz.
De hecho, en tierra (la superficie que mejor le va para proteger su revés y lucir mejor golpe de derecha) también consiguió llegar a cuartos de final en los JJOO de París, donde cayó, de nuevo, frente a Djokovic, pero fuera de la arcilla su racha es muy pobre: segunda ronda en Wimbledon, segunda en Montreal, segunda en Cincinatti y primera ronda en el US Open.
Los resultados, claro está, han tenido consecuencias inmediatas fuera de la pista salpicando a su padre, Apostolos, quien era su entrenador hasta principios del mes de agosto, cuando un calentón de Stefanos (le gritó que se fuera de la pista inmediatamente) provocó una escena desagradable en público y un punto de no retorno en su relación: "Me da mucha pena contar que la colaboración como entrenador con mi padre ha finalizado; prefiero mantenerle en su rol de padre y solo padre", anunció en sus redes sociales con un mensaje de carga profunda: "La filosofía nos enseña que el conocimiento aparece cuando entendemos nuestros límites y reconocemos nuestros errores; en mi caso, me he dado cuenta de que estaba equivocado en hablarle a mi padre así. El tenis no es solo un partido, sino un largo camino lleno de emociones, presión y expectativas", apostilló.