US OPEN

Medvedev camufla un dardo al público del US Open comparándolo con un restaurante italiano: "El gusto que te queda es genial, pero la cabeza está..."

El tenista ruso ganó por tres sets a cero al húngaro Marozsán en un partido que la grada no le puso las cosas fáciles.

Medvedev disputa un punto en el partido. /EFE
Medvedev disputa un punto en el partido. EFE
Aroa Cosín Goñi

Aroa Cosín Goñi

Daniil Medvedev venció al húngaro Fábián Marozsán en segunda ronda del US Open en un partido que, aunque no lo refleje del todo el marcador (6-3, 6-2 y 7-6), le costó bastante al ruso desde el principio. La grada del Abierto de Estados Unidos no se lo puso nada fácil. Famosa por ser de las más ruidosas, Medvedev así la describió una vez sellado el pase a tercera ronda, con una divertida comparación haciendo referencia a un restaurante italiano.

"En cuanto al partido de hoy, me sentí como en un restaurante italiano. Ya sabes, la comida es fantástica. El gusto que te queda es genial, pero la cabeza está... (se lleva las manos a la cabeza, simulando la explosión de esta) ruidosa", declaró tras el encuentro. El tenista confesó tener que pedirse concentración a sí mismo debido al ambiente. Ya tuvo sus más y sus menos en el pasado con la afición del US Open y ha criticado en más de una ocasión el hecho de competir con mucho bullicio en las gradas.

De hecho, en este partido contra Marozsán ya pidió calma al público cuando celebró varios puntos. "Fue una sensación de diversión", confesó, orgulloso de haber podido hacerle frente no solo a su rival en la pista, sino también a una grada que no le pone las cosas fáciles.

No pasó demasiados apuros en lo deportivo, aunque le costó llevarse el último set, pero encontró su mejor tenis para ganar el encuentro y pasar a una ronda en la que ya han caído algunos de los mejores, como Carlos Alcaraz o Novak Djokovic. En dos horas y cuatro minutos acabó con Marozsán y con el ruido del estadio Louis Armstrong.

El campeón de la edición de 2021 del US Open avanzó así a tercera ronda, que la jugará precisamente contra un italiano, Flavio Cobolli, el domingo 1 de septiembre en el estadio Arthur Ashe, donde se tendrá que ver las caras de nuevo contra su rival más complicado, el que más difícil se lo pone: el público.