US OPEN

La senda de Kroos y las raquetas de Alcaraz: "No soy alguien a quien le gusten los cambios"

El murciano ha valorado recientemente su relación con su raqueta y la marca que le acompaña desde que tenía 10 años.

Carlos Alcaraz golpea una derecha. /AFP
Carlos Alcaraz golpea una derecha. AFP
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Hace solo unos días, en Cincinnati, Carlos Alcaraz la tomó con su raqueta en un gesto realmente sorprendente en el murciano. Nada muy grave, un par de golpes al suelo, el marco destrozado. El choque tiene más que ver con lo poco habitual, pues el tenista es aplaudido en el circuito, y con razón, como una de las personas más fáciles y sonrientes del deporte mundial. El caso es que Alcaraz, frustrado, rompió una raqueta.

Poco después, ya en Nueva York, ha dado una serie de entrevistas para explicar por qué utiliza la raqueta que utiliza y cuál es su relación con Babolat, la marca proveedora con la que el pasado por estas fechas año firmó una extensión de contrato de siete años más. El evento no tiene relación, estas cosas se suelen planificar con mucha antelación. Pero de raquetas se habla, en todo caso.

"Los primeros recuerdos que tengo fue mi primer viaje en España para un torneo internacional. Jugué por primera vez con Babolat, fue increíble, la probé y desde entonces no ha cambiado", ha explicado en una serie de entrevistas que concedió a distintos medios estadounidenses, organizada por la propia marca.

Concretamente usa la Pure Aero 98, que sin encordar cuesta 299 € en su tienda online. Como lo ocurría a Kroos con sus botas, Alcaraz no es de los que se pasa el día innovando con el material. "No soy alguien a quien le gusten los cambios, cuando tenía quince años empecé a jugar con la Pure Aero y solo he jugado con esta raqueta desde entonces. No me gusta cambiar, no pienso en ello", explica el número 3 del mundo. La actual, eso sí, es una evolución de la misma montura que utilizaba previamente, no exactamente la misma, pero casi.

Los tenistas son capaces de notar en su día a día cuestiones como jugar en altura o la humedad, porque ser deportista profesional significa también percibir al máximo cualquier detalle. Obviamente esto se traslada también a la herramienta de trabajo, ninguna cuestión es una minucia.

"Lo que me gusta de la raqueta es lo mucho que la siento. Me da mucha fuerte, pero al mismo tiempo puedo controlar la bola mientras golpeo", explica Alcaraz. "Esto es lo que busco desde que juego con esta raqueta, antes podía poner mucha más fuerza, grandes tiros, pero no podía controlar tanto la bola como me gustaría. Cuando empecé a jugar con esta no eché de menos la fuerza, pero encontré más control", ha explicado recientemente Alcaraz.

La web especializada Tennis.com explica cómo combinan la raqueta y Alcaraz: "Tiene un tamaño de cabeza más pequeño y un marco más fino y flexible, la Aero 98 es la más exigente y orientada al control de la franquicia. Su patrón de encordado de 16x20 controla parte del efecto, lo que beneficia la capacidad para golpear objetivos más concretos y emplear más tácticas en toda la cancha. A pesar de todo, es capaz de producir una pelota vivaz llena de ritmo y rotación. Solo requiere un mayor swing y un contacto más limpio por parte del usuario que el modelo estándar, lo que no es un problema para Alcaraz".

La herencia de Nadal

Esa montura que usa Alcaraz es, curiosamente, una herencia de Rafael Nadal. El balear fue durante años la cara más visible de Babolat y en él se volcó siempre la marca buscando la mejor raqueta posible para su estilo de juego. De aquellas conversaciones salió esta raqueta.

"La Aero nació con Nadal, cuando Nadal quería más efecto, más efecto y más efecto", contaba en una entrevista el pasado año Eric Babolat, CEO y nieto del fundador de la marca. Ese "efecto, efecto y más efecto" en Nadal se traducía en una boda extremadamente pesada, que giraba y giraba sobre sí misma hasta resultar casi indescifrable para los rivales. Un golpe que le hizo ganar 22 grandes, entre otras muchas cosas. La otra gran familia de raquetas de Babolat, la Pure Drive, se hizo famosa porque la utilizaba Andy Roddick. Cualquiera que les haya visto entiende las diferencias.

Los hay mucho más pejigueros que Alcaraz con lo que tiene que ver con el material y la preparación de la raqueta, pero el español no ve demasiado esas diferencias. "Si las cosas no van bien no es por la raqueta, es por mí, yo soy el que siente la bola, si falla algo tengo que cambiarlo yo", explicaba en una conversación con Forbes.

Eso no quiere decir que, en ocasiones, no juegue con las tensiones, claro. Porque para todos los tenistas es importante y las condiciones ambientales obligan a cambiar la fórmula. "Es una mezcla de todo cuando cambias la tensión", recordaba recientemente, afirmando que puede llegar a cambiar incluso un kilo dependiendo de la pista. Además, esta temporada rebajó la carga de la raqueta en el momento en el que tuvo una lesión en el antebrazo que llegó incluso a poner en duda su participación en Roland Garros.