Las sales 'mágicas' que inhala Alcaraz y que revolucionaron la halterofilia, la NFL y el Mundial de fútbol: "Dura un minuto"
El murciano recurrió a un botecito de sales de amoniaco durante su debut en el Masters 1.000 de París.
Regresaba Carlos Alcaraz a un partido oficial tras casi un mes de su última aparición en Shangai —exhibiciones saudíes aparte— y la imagen de su debut en el Masters 1000 de París, cómoda victoria ante el chileno Nicolás Jarry (7-5, 6-1), no ha ocurrido con la raqueta en la mano.
Tras adjudicarse un primer set que él mismo se había complicado tras un inicio apabullante, Alcaraz ha acudido a su banquillo y, ante la mirada de todos, incluidos los más de 14.000 espectadores del Accor Arena de Bercy, ha sacado un pequeño bote de su raquetero.
Previa mirada a su esquina, donde analizaban el encuentro su entrenador, Juan Carlos Ferrero, y su agente, Albert Molina, el tenista murciano se ha acercado el envase a la nariz, ha desenroscado la tapa y, cerrando los ojos, ha inhalado profundamente el contenido hasta en tres ocasiones.
Después de cada aspiración, Alcaraz ha reaccionado de idéntica forma: sacudiendo su rostro con vehemencia. El impacto del producto se había hecho notar. Ahora bien, ¿de qué se trata? ¿Qué es ese producto al que ha recurrido el vigente campeón de Roland Garros y Wimbledon?
La respuesta es sencilla: sales de amoniaco; la explicación, eso sí, algo más extensa. Este producto ya se utiliza desde hace años en deportes como la halterofilia o el powerlifting, dos disciplinas parecidas, aunque no iguales, unidas por una misma causa: el levantamiento de pesos desorbitados de manera explosiva.
Según varios estudios médicos, la inhalación de estas sales pueden aumentar la activación del deportista, sacudiendo su organismo antes de un gran esfuerzo mediante la estimulación del sistema respiratorio. "La aspiración [...] hace que aumente el flujo sanguíneo, la frecuencia cardiaca y la velocidad de flujo respiratorio", apuntan los investigadores Blake G. Perry, Hayden J. Pritchard y Matthew J. Barnes.
El culturista Joan Pradells, seguramente el más conocido de España amén de sus casi 800.000 seguidores en Instagram, probó este producto en un vídeo compartido hace dos años en el canal de YouTube de Martisquats. "Buah, buah, ¡casi me caigo!", exclamó, afectado por el efecto del producto en su cuerpo. "Dura un minuto, dura solo un minuto", le tranquilizaba su compañero.
La técnica en cuestión ya revolucionó la NFL (la liga estadounidense de fútbol americano) a mediados de la pasada década, cuando varios jugadores recurrieron a las sales de amoniaco durante el transcurso de los partidos. Incluso en el Mundial de Rusia de 2018, algunos futbolistas locales repitieron el gesto de Alcaraz antes de sus partidos.
Lo cierto es que, pese a sus posibles efectos mágicos en el rendimiento de los deportistas, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) no incluye las sales de amoniaco en su lista de sustancias prohibidas. Ahora, de la mano de Alcaraz, el producto ha llegado al tenis. Quién sabe si para quedarse.