OPEN DE AUSTRALIA

Luchar hasta el final incluso lesionado, la "máxima" que ha seguido Nadal toda su carrera

La escena de este miércoles en Australia no es para nada extraña en la carrera de balear.

Nadal se duele tras lesionarse en el Open de Australia 202. /EFE
Nadal se duele tras lesionarse en el Open de Australia 202. EFE
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Puede estar cojo, con el abdominal roto, el pie dormido o una costilla fisurada. Da igual. Para Rafael Nadal hay algo innegociable cuando sale a una pista de tenis: luchar hasta el último aliento. Así lo ha demostrado otra vez este miércoles en el Open de Australia 2023, donde ha competido con una lesión en la cadera que le impedía correr.

"No me quería retirar siendo el defensor del título, no quería dejar la pista abandonando el partido", ha señalado después de jugar más de un set con la pierna izquierda bloqueada, casi sin poder moverse. Pese a ser un partido de segunda ronda, pese a tener ya 22 Grand Slam en sus vitrinas y siendo consciente de que aun remontando lo iba a tener crudo para presentarse en la siguiente ronda, Nadal no ha arrojado la toalla.

"Tienes que intentarlo hasta el final sin importar las opciones que tengas. Ésa es la filosofía del deporte, ésa es la esencia del deporte".

Rafael Nadal

Lo lógico parecía retirarse. Con 36 años en las piernas y el cuerpo machacado por todos lados, forzar la máquina implicaba un riesgo enorme. Pero para que Nadal se retire el dolor tiene que ser gigante. Abandonar no está en su ADN. Este miércoles ha terminado perdiendo por 6-4, 6-4 y 7-5 con Mackenzie McDonald. "Le honra jugar el tercer set, porque él mismo sabía que era casi imposible de recuperar", ha comentado después Álex Corretja en Eurosport.

Por mucho que siga sorprendiendo y emocionando, lo ocurrido en la Rod Laver Arena no es una excepción en la trayectoria del balear. Al revés, con el paso del tiempo verle intentarlo hasta el final cuando su cuerpo se le pone en contra se ha convertido en algo habitual. Nadal se ha retirado en diez ocasiones en pleno partido, la última hace ya cinco años, en las semis del US Open con Juan Martín del Potro. Desde entonces, por cada lesión ha habido una batalla.

"Así es el deporte, tienes que intentarlo hasta el final sin importar las opciones que tengas. Ésa es la filosofía del deporte, ésa es la esencia del deporte. He intentado seguir esa máxima durante toda mi carrera", ha comentado el ex número uno en el mismo escenario en el que disputó la final de 2014 con un bloqueo en la espalda.

La costilla, el pie, el abdominal y la cadera

Su leyenda se ha construido en gran medida por ese fuego interno que le ha llevado a remontar partidos imposibles, como el de la final de Australia 2022. Aquel torneo fue precisamente uno de los pocos que ha jugado sano en los últimos tiempos. Desde entonces, ha sido algo habitual verle batallar con lesiones de todo tipo.

En Indian Wells, dos meses más tarde, se fisuró una costilla en la semifinal ante Carlos Alcaraz, pero lejos de abandonar en aquel partido, que lo ganó, al día siguiente saltó a la pista ante Taylor Fritz. Perdió 6-3 y 7-6 y estuvo un mes y medio apartado de la pistas recuperándose.

En Roma, el segundo torneo tras su regreso, se despidió en segunda ronda ante Denis Shapovalov por 1-6, 7-5 y 6-2, un encuentro en el que acabó sin poder caminar. Había reaparecido la lesión crónica que tiene en el pie y Nadal dejó una de esas frases para el recuerdo: "No estoy lesionado, soy un jugador que vive con una lesión".

La situación era tan peliaguda que incluso se temió por su presencia en Roland Garros. Pero había que intentarlo. Hasta el final. Junto a Ángel Ruiz-Cotorro decidieron seguir un plan: antes de cada partido y de cada entrenamiento, Nadal recibió varias inyecciones que le dormían el pie. Así, sin sensibilidad alguna en uno de los apoyos, ganó su vigésimo segundo Grand Slam.

Tras el torneo parisino ya no se especulaba con su presencia o no en Wimbledon, sino con su retirada. "No sé lo que pasará, no veo solución", dijo el propio jugador. Pero esta vez tampoco era momento de rendirse y el balear se sometió a un tratamiento de radiofrecuencia pulsada. No solo no se retiró, sino que llegó a Wimbledon y se plantó en semifinales.

Pero, claro, otra vez se había lesionado. Durante su partido de cuartos sufrió una rotura de siete milímetros en el abdominal. Su padre y su hermana le hicieron gestos desde la grada para que se retirara. ¿Retirarse? Nada de eso: victoria épica en cinco sets ante Fritz. Al día siguiente, anunciaba que no podía jugar las semifinales.

Aquel percance le tuvo mes y medio en el dique seco y apuró tanto su regreso para el US Open que seguía teniendo la zona abdominal con muchas molestias. En el último grande de 2022 perdió en octavos y desde entonces no ha sido capaz de encadenar dos triunfos consecutivos.

Parecía que el Open de Australia 2023 iba a ser el escenario ideal para recuperar el ritmo y la confianza, pero apareció la enésima lesión. Otra vez su cuerpo decía basta, pero otra vez Nadal decía que no, que él no iba abandonar. ¿Retirarse? De ningún modo.