La nueva vida de Boris Becker lejos del circuito y en la cárcel como 'profesor' de filosofía
El extenista alemán cumple dos años y seis meses de condena por ocultar su patrimonio para no pagar sus deudas.
Boris Becker era un habitual en las ATP Finals o Copa de Maestros. Primero en la pista, donde conquistó el título en tres ocasiones y perdió cuatro finales, y más tarde en la grada. Sin embargo, en esta ocasión el tenista de Leimen tendrá que seguir lo que hagan Nadal, Djokovic y compañía a través de la televisión y de las noticias que lleguen a Hunterscombe, a la pequeña celda que ocupa desde el pasado mes de mayo.
Becker fue condenado el 1 de mayo a dos años y seis meses de prisión por ocultar su patrimonio y declararse en bancarrota para no pagar las deudas que le acuciaban y que ascendían a más de 50 millones de euros. El ganador más joven de la historia de Wimbledon, que ya había tenido problemas legales con anterioridad, cambiaba el verde del All England Tennis Club por los barrotes de una cárcel en la que ahora pasa las horas.
Campeón de seis títulos de Grand Slam y exentrenador también de Novak Djokovic, Becker vivía por y para el tenis. No podía jugar ni siquiera el circuito senior por sus problemas en la rodilla, pero su presencia era constante en los mejores torneos del circuito. Sin embargo, todo cambió con una condena por esconder más de 2,5 millones de euros de su patrimonio y que le envió a la prisión de Wandsworth, donde pasó sus primeras semanas antes de ser trasladado a Hunterscombe, una cárcel para ciudadanos extranjeros y con menos seguridad.
Allí, quien fuera niño prodigio del tenis pasa ahora las horas entre otros presos a los que ayuda en diferentes materias. Becker ha aprovechado su pasado como deportista de élite y tutela a sus compañeros de prisión en materias como acondicionamiento físico y nutrición, además de compartir sus experiencias como deportista de élite y participar en clases de yoga junto a sus compañeros.
Sin embargo, no es lo único que Becker hace mientras cumple su condena. Según ha desvelado The Sun, el extenista es uno de los dos profesores de filosofía de la cárcel. El alemán de 54 años es el encargado de enseñar los principios del estoicismo a sus compañeros. Una corriente filosófica nacida en Grecia con las enseñanzas de Zenón de Citio y cuyo objetivo es conseguir la felicidad a través de la virtud y de la serenidad y el autocontrol.
Un palmarés de leyenda
El pasado mes de octubre su abogado Christian-Oliver Moser aseguraba a la BBC que su cliente se encuentra en buenas condiciones: "Se ha integrado de forma constructiva en la vida cotidiana de la cárcel. Puede llamar por teléfono siempre que quiere y comunicarse con el mundo exterior. Cualquier otro detalle sobre su estancia en prisión está sujeto a las leyes de privacidad personal protegida", afirmaba el letrado sobre el estado de su cliente.
'Boom Boom' Becker, como se le conocía en el circuito por su potente servicio, protagonizó una de las mayores gestas del mundo del tenis cuando en 1985 se impuso en la final de Wimbledon al sudafricano Kevin Curran, convirtiéndose en el campeón más joven del torneo con 17 años y siete meses. Era el segundo título de una carrera (el primero lo ganó unas semanas antes en Queens) que terminó con 49 trofeos individuales, 15 títulos en el circuito de dobles y una medalla de oro en los Juegos de Barcelona en 1992. Todo ello se tradujo en más de 50 millones de euros en premios, a los que hay que añadir todos contratos publicitarios que firmó en su carrera y que hoy son sólo un recuerdo para él.