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Martín de la Puente: "La vida de hospital para un niño es muy dura"

Vigente campeón del US Open de dobles en silla de ruedas y número 8 del mundo. El Síndrome de Proteus no le ha podido frenar.

Martín de la Puente: «La vida de hospital para un niño es muy dura»
Andrea Robles
Salvador Fenoll
Celia Hernández

Andrea Robles, Salvador Fenoll y Celia Hernández

Llegamos al CAR de San Cugat. En él entrena Martín de la Puente, el actual campeón de US Open de dobles en silla de ruedas. Al otro lado de la pista, el argentino Gustavo Fernández, top 3 mundial.

La intensidad es sorprendente para los no iniciados en este deporte: se lanzan misiles mientras desafían a la gravedad cada vez que intentan alcanzar una de esas pelotas. La fuerza no está reñida con las buenas formas. Martín felicita constantemente a su compañero durante el entrenamiento.

Escucha las instrucciones de Fernando San Martín, su entrenador, que también es argentino, y durante esas interacciones el gallego va cambiando su acento involuntariamente. Para la entrevista con Relevo, olvida la cadencia argentina y vuelve a ser un chaval de Vigo.

Martón de la Puente, jugador de tenis en silla. IMAGEN: Salvador Fenoll | EDICIÓN: Celia Hernández

A De la Puente le diagnosticaron de pequeño el Síndrome de Proteus, una enfermedad asociada al crecimiento por la que ciertos huesos aumentan de manera descontrolada. A los 8 años le tuvieron que amputar el pie izquierdo: había crecido hasta el punto de no permitirle caminar. Fue el punto de inflexión de su historia.

"No era consciente de que mi vida iba a cambiar totalmente desde ese momento. Me desperté tras la operación y aún seguía sintiendo el pie, pero miré bajo las sábanas y vi que no estaba y empece a llorar: 'Mamá, mi pie… ¿dónde está, dónde está?", explica el tenista. Después llegaría un calvario de ingresos, revisiones, operaciones (15 cirugías en 16 años) y horas compartidas con otros niños en la habitación del hospital: "La vida de hospital para un niño es muy duro. Ver a un niño en la camilla, llorando, sufriendo… es lo peor que puede haber. Yo intentaba llevarlo de la mejor manera posible, con sonrisas y con chistes con mis compañeros de habitación", cuenta.

Martín ha asimilado las complicaciones de su vida y ha buscado un lado amable. Media hora con él te basta para comprenderlo. Puede que esa madurez forjada en hospitales sea lo que le haya llevado a sus éxitos deportivos. Aunque llegar a este punto no ha sido tan fácil, tal y como recuerda: "Para mí la enfermedad supuso mucha impotencia al principio. Le preguntaba a mi madre: '¿Por qué me toca vivir esto a mí? ¿Por qué soy el único de la familia que tiene que ir al hospital cada tres semanas?'".

A la incomprensión, súmale el dolor ("Veía las estrellas cuando me quitaron los puntos del muñón") y la inevitable adolescencia: "Con 12 o 13 años es cuando tomas verdadera conciencia, cuando eres un chaval que ya te fijas en el qué dirá la gente, en las chicas, te preocupa qué opinan de ti", argumenta. Encontró su 'media naranja' en el deporte y todo cambió, aunque no fue un flechazo a primera vista.

El celtista que se convirtió en campeón de un Grand Slam

"Siempre he sido muy deportista. Yo quería ser futbolista, soy muy fanático del Celta de Vigo". Martín probó todo lo que estaba a su alcance: natación, waterpolo, doma… ("No encontraba esa media naranja que me llenase, que me hiciese olvidar un poquito todo lo que pasé de pequeño"). Entonces, el entrenador de tenis de su hermano le organizó una visita a un entrenamiento de tenis en silla de ruedas en Pontevedra. La reacción de Martín no pudo ser peor: "Yo recuerdo decirle a mi madre: 'Mamá esto no es tenis, estos son dos discapacitados jugando". Sin embargo, le dio una oportunidad a la silla y se le cayeron los prejuicios. "Me gustó, iba rápido, podía llegar a esas bolas a las que no podía llegar antes. Ese armatoste, ese sofá con ruedas, que es como lo llamé por primera vez, se convirtió en mi oportunidad para disfrutar".

El resto, es historia (del tenis español): con 15 años ganó de manera precoz su primer Campeonato de España (lleva 5). Ha participado en los JJOO de Río y Tokio. En 2022 debutó en Roland Garros, y en su segundo Grand Slam, el US Open, conquistó el título de dobles con el francés Nicolas Peifer. Su enfermedad no se ha interpuesto entre sus sueños, todo lo contrario:

"Yo nunca me hubiera imaginado ser olímpico dos veces, ganar todo lo que he ganado, estar entre los mejores jugadores del mundo. Nunca pensé que lo iba a ser después de 15 operaciones y hoy en día puedo decir que juego al tenis, no que juego al tenis en silla de ruedas; yo juego al tenis, soy deportista profesional", remarca De La Puente.

Martín de la Puente: «La discapacidad me ha enseñado a valorar las cosas y a disfrutar con lo que tengo». Salvador Fenoll | EDICIÓN: Celia Hernández

Actualmente es el octavo mejor tenista sobre silla de ruedas del ránking mundial. Su enfermedad ya no le traerá complicaciones graves, pues con 23 años ha pasado la etapa de crecimiento: "Estoy seguro de que va a haber Martín de la Puente para rato. Yo soy muy ambicioso y me gustaría llegar a lo alto de esto, soy consciente de lo que cuesta y voy a voy a currármelo para lograrlo", advierte.

Para sus amigos, no es la joven promesa española del tenis paralímpico que conquistó el US Open a la vez que Alcaraz, sino 'el pata-chula', 'el Capitán Patapalo' (haciendo alusión a la pierna de carbono que lleva). Ellos nunca le trataron de forma especial, si tocaba ir a por la pelota, tenía que ir a por ella como el resto. Pero, por si alguien no es tan afortunado y no encuentra cobijo o retos en sus amigos, Martín les diría lo mismo que a su versión de ocho años que lloraba desconsoladamente al no encontrar su pierna bajo la sábana:

"A aquel niño que tenía muchas dudas sobre su futuro le diría que siga su camino, que disfrute de los buenos momentos y que aprenda de los malos. Que el camino muchas veces es difícil, pero la meta va a ser más reconfortante. Que confíe en él y que tire para delante… y que no tiene nada de malo ser diferente", concluye el tenista Martín de la Puente.