Jannik Sinner vuelve hoy como si nada hubiese pasado: "Los rivales lo temen, el mundo lo espera, Roma lo abraza"
El jugador italiano finaliza su sanción por dopaje y es recibido con entusiasmo por el torneo de su país y con cierta necesidad en el circuito.

El tenis llega a Roma y ahora todo es más especial de lo que solía ser, porque el circuito se ha llenado de grandes jugadores italianos. Cualquier torneo, incluso los más importantes, coge un color especial cuando se encuentra con talento local: las gradas son un poco más bullangueras, aparecen banderas de la nada, los medios del país se dejan ver con más ilusión por las zonas de prensa...
En el Foro Itálico se hablará de Musetti o de Paolini, pero por encima de todos ellos, con mucha diferencia, aparecerá el nombre de Jannik Sinner. Porque él es uno de los mejores tenistas italianos de todos los tiempos, la mayor referencia del circuito junto a Carlos Alcaraz, el número 1 y, junto con todo eso, el jugador que ha sumido en un mar de dudas al circuito después de haber dado positivo por clostebol.
Este lunes se entrenará contra Lehecka, algo que públicamente no ha podido hacer en meses porque su sanción abarcó desde el 3 de febrero a este último domingo 4 de mayo. El timing de su salida del circuito es una de esas cosas que al aficionado que sospecha le lleva a pensar en cierto pasteleo, pues fue acordada y coincidió con que no se perdiese ningún Grand Slam y tampoco la cita de Roma.
Vuelve en casa y, previsiblemente, en olor de multitudes, por más que el retorno no sea de alguna lesión o algún tipo de problema personal, sino de un borrón en su historial , pues un positivo que termina en sanción nunca deja de ser eso de alguna manera. De poco importa que muchos no crean que hay que recibirle entre aplausos, porque el público es soberano y tampoco suele estar muy preocupado por estas cosas.
Solo hay que leer la presentación que ha hecho el torneo para anunciar su primer entrenamiento en la pista, que podrán ver todos aquellos que compren la entrada de paseo para el Foro Itálico. "Los rivales lo temen, el mundo lo espera, Roma lo abraza. Jannik Sinner llegará el domingo 4 de mayo y el lunes 5 estará en el centro de atención, en el centro del mundo tenístico", explica la página web del torneo.
"Valdrá con el ticket de paseo para hacer sentir a Jannik, que jugará en Roma su primer título tras su segundo triunfo consecutivo en el Open de Australia, todo el calor del público italiano", continúan.
Y si lo que buscan es algo más de crítica, pues no lo esperen, el torneo decidió rendirse a la estrella e incluso harán malabares para no nombrar el motivo de su reciente ausencia: "Será un evento, un momento especial, un final y un nuevo inicio para el primer mundo. 'Los primeros partidos no serán fáciles', ha dicho Sinner, hablando de las sensaciones de su primer encuentro en el cuadro principal, el primero después de tres meses de parada forzada". Esa parada forzada, aunque el campeonato lo obvie, fue por haber sido sancionado por dopaje.
Los rivales no se han rebelado
Sinner ha podido mirar estos dos meses con poca preocupación, porque si lo que esperaba era que sus rivales diesen un paso adelante y le plantasen cara... pues no ha pasado. Alcaraz ahora anda lesionado y en Miami ya naufragó, Zverev tampoco está para presumir de los últimos tres meses de su carrera, Djokovic ni se plantea el ranking... la única aparición de verdad en este tiempo ha sido Jack Draper, que ha aprovechado para dar un acelerón ante la inacción general del circuito masculino.
El italiano, lógicamente, ha visto como su cifra de puntos caía de manera importante —de 11.830 a los 9.730 que tendrá este lunes—, pero qué menos con dos meses fuera. Zverev tiene 8.085, que son menos de los que contaba en febrero; Alcaraz 7.850, solo 340 más de los que sumaba en aquellos días. Demasiados errores, problemas físicos y tenísticos como para haber incomodado la posición predominante de Sinner.
Una persona relacionada con el torneo de Madrid lo asumía con cierta parsimonia estos días en un corrillo de prensa. El problema del Mutua no ha sido, desde luego, la organización, ni siquiera la mala suerte, el tema es que ahora mismo el tenis masculino está algo desnortado, hay una caterva de jugadores que no tienen ni el carisma ni el juego que se espera de los mejores. Es, quizá, un periodo de entreguerras, un momento en el que los dos mejores siguen siendo inestables y de los demás tampoco se puede esperar que dominen.
En ese tiempo de descontrol, el tenis agradece la vuelta de Sinner, a pesar de los pesares. Porque con él tienen alguien que llena los carteles, que juega muchísimo y que permite vender entradas y acumular gente delante del televisor. Por más que muchos ya no puedan verle como otra cosa que no sea un villano, ese villano es el que puede poner un poco orden en el circuito, la sensación en cada torneo de que jugará para ganarlo.
Y, aunque pueda sonar contraintuitivo, los aficionados prefieren que existan grandes dominadores al caos y la anarquía. El tenis era más con Agassi y Sampras de lo que fue después cuando por ahí pasaban los Roddick, Hewitt, Ferrero... ni que decir tiene que más tarde la cosa fue todavía más grande cuando llegaron Federer, Nadal y Djokovic.
El tenis, el deporte en general, vive para la mayoría más de sus estrellas que de su clase media, y quienes representan ahora mismo esa nobleza, al menos en el cuadro masculino, son Sinner y Alcaraz. Bueno, y Djokovic, pero lo suyo es necesariamente otra historia.
El Foro Itálico es uno de esos lugares en los que el tenis es tenis de verdad. El precioso espacio, con sus mármoles y la megalomanía de la arquitectura fascista, lleva muchos años albergando un torneo especial, que a todos los jugadores encanta también porque es el que más ayuda a la transición a Roland Garros. Cosas de jugar al nivel del mar.
Quizá por eso Carlos Alcaraz está haciendo lo posible por jugar, porque siempre es mejor llegar a París con algunos kilómetros recorridos y ciertas sensaciones. Más todavía ahora que Sinner ya ha vuelto y él no permite las probaturas. Es cierto, el italiano no es jugador de pistas lentas, le cuesta mucho más jugar en casa que en otros lugares, pero no deja de ser el gran rival generacional.
De hecho, nunca ha ganado un gran torneo en tierra batida el jugador de Bolzano, pero también es cierto que cada vez parece más cerca. Si logra el reto en Roma acabará también con una pésima racha de sus compatriotas, solo han logrado una victoria allí en el cuadro masculino, la de Adriano Panatta en 1976. Por eso también, muchos no tendrán ningún problema en vitorearle si le da por ganar: llevan esperando demasiados años a que pase algo así.