MASTER 1000 SHANGHÁI

Alcaraz ya es el referente de los niños tenistas: "Me ha dicho que es un placer estar en la pista conmigo"

El jugador español solo tiene 21 años, pero los talentos emergentes le tienen como un referente.

Alcaraz se lleva la mano a la oreja en el partido contra Shang. /REUTERS
Alcaraz se lleva la mano a la oreja en el partido contra Shang. REUTERS
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Alcaraz sonríe cuando le preguntan por la juventud de su rival. Juncheng Shang tiene 19 años y el español no acostumbra a cruzarse con gente más joven que él. El chino iba con la mejor intención en Shanghái, recientemente ganó un torneo en Chengdu, un hito importante para el país y para el jugador, pero en el Master 1000 de su país cayó en la cuenta de que hay un par de pisos por encima de él. En la suite nupcial vive Alcaraz, encaramado en lo más alto que conoce el tenis.

"No estoy acostumbrado a jugar con alguien menor que yo, pero me alegra, tiene un gran potencial, acaba de ganar su primer torneo en el circuito. Va a subir en el ranking, seguro, va a ser mejor, y estoy contento de ganar. Me ha dicho en la red que es un placer jugar estar en la pista conmigo, es genial escuchar algo así", explicaba tras el encuentro el número 2 del mundo.

Carlos Alcaraz es un referente para todos los que todavía no han llegado a la veintena y empuñan una raqueta de tenis. Él delimita el camino más corto hasta el éxito, también el más difícil, el del talento descomunal que se abre paso sin tener en cuenta la experiencia.

Que sea el número 2 del mundo, y quizá el mayor referente del circuito, no debería esconder que es un chico de 21 años. Porque sí, Shang es más joven, pero esta es solo el segundo año en el que Alcaraz visita Shanghái, un torneo obligado para todos los tenistas. Si no ha estado más veces antes es solo porque él también es un principiante. Un principiante con cuatro grand slams.

"Vengo con más confianza que el año pasado, me siento mejor físicamente. Ha sido un fin de año diferente, no he jugado tanto en Estados Unidos tanto y me ha ayudado de alguna manera a prepararme mejor, así que espero llegar más lejos", decía tras el partido el jugador español.

La frase contiene algo más de historia, porque en la corta carrera de Alcaraz todavía está por llegar un año completo, de esos en los que compite desde Australia hasta la Copa de Maestros sin desfallecer. Eso puede estar en él, pero de momento no se ha visto.

Y, de hecho, esta temporada también ha flaqueado por momentos. El mes de septiembre no fue grato, ni brilló en Nueva York ni se encontró en los torneos previos y posteriores. Sin embargo, tras la Davis, parece rejuvenecido, con el tenis a punto para ganar en otoño.

Es un aprendizaje nuevo, y uno de los más complicados, pues para los tenistas es muy difícil llegar a estos momentos de la temporada y seguir ofreciendo su mejor versión. Las condiciones, además, hace más difícil el juego. Se enfrentan a torneos bajo techo, en pistas muy duras, con una velocidad de bola que solo permite brillar a los que están muy adaptados.

Alcaraz ha demostrado en Pekín que es perfectamente capaz de brillar en los últimos días del calendario. No queda mucho, en diciembre podrá descansar. Mientras tanto, tiene una labor, tratar día a día de ser el mejor.