Quién es Tosha Schareina, la última esperanza española en el Dakar
El valenciano está entre los favoritos para triunfar en motos. Esta es su historia.

Los regalos a los niños a veces pueden suponer un auténtico quebradero de cabeza. Es el caso de los instrumentos musicales, que hasta que se dominan, son complicados de digerir. También el de los juguetes, a los que se acostumbran demasiado rápido. Pero si hablamos de algo motorizado, como una moto de 50 cc, todo se complica mucho más. Es lo que le pasó a Mara, la madre de Tosha Schareina (Valencia, 1995), cuando este valenciano de origen alemán cumplió los siete años. Fue la chispa que hizo prender una llama imperecedera de la última esperanza española del Dakar.
Fue el propio Tosha quien la pidió por activa y por pasiva, después de haber visto cómo su tío Mariano -hermano de su madre- competía a nivel regional en motocross y se convertía en su primer referente. Aquel regalo fue la puerta de entrada a un mundo complejo, apasionante y exigente que hace unos meses le llevó a firmar por una estructura oficial del Rally Dakar y estos días de enero -después de años de intenso trabajo- le ha permitido ganar su primera etapa dakariana.
Pocos le habrían dicho a aquel niño rubio que se subía en chándal y zapatillas deportivas a la moto de marca desconocida en el circuito de Paterna, donde vivía su tío y en el que dio "al menos, un millón de vueltas", que estaría disputando su cuarto Dakar y que, tras ser nombrado segundo mejor rookie en 2021, todas las miradas estarían puestas en él. No obstante, una desafortunada caída en los primeros 240 km de la primera etapa larga de la edición del año pasado y una fractura de muñeca dilapidaron sus opciones.
Este año, está demostrando que ha vuelto con ganas de revancha. Schareina se bate el cobre con Daniel Sanders por la victoria en motos. Con liderato del australiano tras la quinta etapa, el valenciano le pisa los talones a solo siete minutos de distancia. Schareina le cedió la victoria deteniéndose a última hora en la etapa cuatro para no abrir pista pero su estrategia no funcionó. No obstante, se mantiene a la rueda de Sanders y está siendo una de las sensaciones del Dakar.
"Me acuerdo que los primeros dos meses se me rompió casi todo de la moto. Pero lo que más recuerdo con cariño es que me encantaba meterme en todos los charcos posibles y dar vueltas hasta... Bueno, me tenían que sacar del circuito ellos (risas)", recordaba antes del rally en conversación con Relevo.

La pasión fue calando hondo fin de semana tras fin de semana y Schareina empezó a competir en motocross un año más tarde en Yátova (un circuito a media hora de su casa donde sigue entrenando actualmente), y más tarde ya a nivel nacional. Compaginarlo con el colegio no fue nada fácil, ya que generalmente volvía a casa los domingos de madrugada después de haber competido el fin de semana, antes de madrugar para ir a clase los lunes. "Era duro y al final tenías que tirar de superación. Mis compañeros de clase estaban impactados, muy pendientes de lo que hacía y notaba cierta admiración por su parte, aunque también había quien me decía 'por qué pasas tanto tiempo en eso, si no te va a dar de comer", recuerda.
En el camino, su tío siempre fue un pilar fundamental, quien le acompañaba a las carreras, le aconsejaba y le apoyaba aunque no hubiesen salido las cosas como esperaba. "Él siempre me preguntaba antes de la salida a qué habíamos venido. Y entonces yo le tenía que responder que a divertirnos. El resultado no importaba, nos teníamos que divertir, por supuesto dar el máximo, pero si das el máximo y quedas el último, pues no había ningún problema. Me acuerdo de esto y de que siempre me ha dicho que tenga los pies en la tierra, que yo creo que los intento tener y con eso me quedo, por supuesto", asegura.
Una juventud de cambios
Sus pasos se encaminaron hacia el Enduro cuando cumplió los 18 años e incluso llegó a disputar la cita española del Mundial, en Jerez. La decisión llegó porque en casa no había medios para costearle el salto internacional en motocross y se abrió otra vía "donde creíamos que lo podíamos hacer bien". Fue un descubrimiento para él y se dio cuenta de que el nivel que había fuera de España era "flipante". Y el siguiente paso natural, después de competir varios años en esta disciplina fueron los rallies.
En 2019, Schareina disputó su primera prueba de la especialidad en el Hispania Rally, cerca de casa, antes de debutar en la Baja Aragón y lograr un excepcional segundo puesto. "Yo desde siempre había seguido en televisión el Dakar y había querido ir. Durante la época del motocross lo veía, pero sin plantearme cuándo podía llegar. Y ya en el Enduro me entraron las ganas de ir al desierto. Es cierto que de inicio no era muy distinto: había que levantarse pronto, acabar tarde la jornada y terminar agotado física y mentalmente. Pero la gran diferencia fue entender y aprender a navegar con el roadbook y eso elevó el listón a nivel de cansancio mental", explica Schareina.

El momento en el que decidió dar el paso definitivo a los rallies llegó tras ese podio en la Baja Aragón. Su realidad cambió para siempre y se dio cuenta de que podía "estar ahí". Encontró la ayuda del grupo KTM, con el que había competido en los años de Enduro, y de "muchísimos patrocinadores y muchísima gente" y decidió apostar por el Dakar al 100%.
Su debut en el rally más duro del mundo en 2021, en la segunda edición saudí, fue estelar. Logró acabar 13º en la general, imponerse en la categoría Marathon y ser el segundo mejor debutante de aquel año. "Fui con la mentalidad de ver qué nos encontrábamos, nunca había hecho una carrera tan importante, tan larga, tan grande, ni con tanto nivel. Entonces, intenté cogerlo día a día; al principio iba un poco perdido. No sabía muy bien hasta dónde podía llegar, porque era todo nuevo y hasta mitad carrera, no empecé a saber cómo iba todo. Fue un proceso de aprendizaje brutal", recuerda.
Cuando parecía que había llegado para quedarse por méritos propios, tardó en encarrilar su nuevo proyecto con Jorge Martínez Aspar y decidieron posponerlo para la edición 2023. Así, Schareina se presentó con los colores de GasGas (marca española del grupo KTM) dentro del equipo BAS para volver a sorprender en varias etapas y cerrar su segunda participación con otro 13º puesto final clave para su futuro.
"Veníamos con toda la motivación del año anterior, de haberlo hecho bien en nuestra primera participación y al final no llegamos a tiempo de correr esa segunda edición para nosotros en 2022. Por supuesto que llegaron pensamientos negativos, de hundirte, pero yo creo que son esos momentos en los que coges un camino u otro. Si coges el de seguir para adelante, pues al final sale todo bien. Y nosotros cogimos el de seguir y aquí estamos", rememora aquellos meses finales de 2021. Tres años y algunos meses más tarde, se encuentra en plena pelea por el trofeo Touareg.
La gran oportunidad de toda una vida
Pero tras su segundo Dakar, el mánager del equipo Honda, el expiloto portugués Ruben Faría, contactó con él. Quería probarle con una de las motos japonesas. Todo se concretó la semana antes del Rally de Sonora, tercera cita del Mundial de Rally Raid (W2RC) 2023 y el valenciano solo pudo rodar, sin roadbook, tres días en España, antes de viajar a México.
Pero allí sumó cuatro entrenamientos de calidad previos a la prueba que le valieron para entender la CRF 450 Rally a la perfección y desbloquear un potencial que llevaba latente dentro de sí desde hacía meses. En su primera cita mundialista con una moto de fábrica, Schareina dejó alucinados a todos: ganó la primera especial y logró acabar segundo en la general, tras estar en la pelea por la victoria con los grandes nombres de la especialidad.
"Desde el primer momento fue increíble. Sí que es verdad que cuando te subes a una marca oficial, creo que todas tienen una moto increíble, pero en este caso es top. Desde el primer momento me adapté muy bien a la moto, muy distinta a la europea que yo llevaba antes, pero encajó muy bien, me encantó. Además, los compañeros y todo el equipo lo hicieron muy fácil, a pesar de que yo llegué un poco asustado, porque son mis ídolos y no sabía cómo encajaría", recuerda el valenciano sus primeros pasos en Honda.

"Me sorprendí muchísimo a mí mismo. Sí que es verdad que después de la primera etapa, cuando sabíamos que podíamos estar ahí, me vino más la calma y me centré en hacer el mismo pilotaje y ya está. Pero al principio fue muy impactante. Al principio no hice nada distinto, solo intenté hacer lo que yo sabía. El conjunto de todo el equipo y su atmósfera, el poder correr sin pensar en nada más, de haber llegado con los deberes hechos, de haber hecho entrenamientos de calidad de navegación… todo eso marca la diferencia".
Pero su rendimiento estelar no acabó ahí. Ganó la Baja Aragón por segunda vez consecutiva y, en septiembre, se llevó el Desafío Ruta 40 del Mundial con una autoridad total. Había nacido una estrella y en Honda se frotaban los ojos. Lo más sorprendente fue su soltura para abrir pista en desierto abierto... y ganar aun así la etapa, algo que muy pocos pilotos son capaces de hacer.
"Al principio, en la mañana, estaba asustado de abrir pista en desierto, que nunca lo había hecho. Me subí a la moto, hice los primeros kilómetros, se me pasaron todos los nervios e intenté concentrarme para que no me pillara el piloto de detrás, Luciano Benavides [campeón del mundo de la especialidad]. Si lo conseguía, es que estaba haciendo una buena etapa porque salíamos cada tres minutos… llegué al final y no me había pillado, y además me dijeron que había ganado. La sensación fue increíble. Fue creérnoslo pero tranquilos porque teníamos la seguridad de poder hacerlo muy bien", apunta.
Y así se presentó en la 46ª edición del Dakar, la que fue tercera para él. Su nombre, irremediablemente, estaba en todas las quinielas aunque se quedó con las ganas. A las primeras de cambio demostró que lo suyo no es flor de un día y que, cuando hay que dar gas, está más que capacitado para ello.
Su victoria en la Prólogo fue una declaración de intenciones y su respuesta a la pregunta de Relevo, una seña de identidad: "Estoy muy contento por cómo ha ido, pero con los pies en la tierra porque lo gordo empieza mañana. Estamos fuertes para luchar por todo, pero pensando que va a ser muy duro. Desde siempre he luchado por esto y claro que me lo creo, pero consciente de lo que ha costado, porque el esfuerzo es de los míos. Esto me da alas para saber que lo puedo hacer bien en todos los terrenos".

"No siento ninguna presión. Es un honor que puedan contar conmigo para luchar por algo. Saldré todos los días siempre con cabeza y pensando también en el objetivo final de la carrera, que será estar lo más arriba posible. En el Dakar sabemos que hasta el último momento puede pasar de todo".
Un aficionado al Fornite y a Harry Potter que quiere dar la campanada
El Tosha fuera de la competición sobre dos ruedas es un apasionado de los deportes extremos y suele practicar descenso en bicicleta, Enduro, escalada e incluso surf, aunque reconoce que deslizarse entre olas no es lo que mejor se le da. Además, lleva varios tatuajes con importantes significados para él. El que más: uno en el pecho que tiene forma de moto y su dorsal de siempre, el 68, el mismo con el que corría su tío. "Me los pienso mucho y son cosas personales que me identifican; al final un tatuaje es para siempre y hay que tenerlo muy claro"; reconoce.
La pandemia le aficionó a los videojuegos, "pero siempre con amigos", en especial al Fornite, al que sigue jugando online cuando tiene un rato tranquilo. Los libros y películas de Harry Potter también marcaron su infancia, pero el tatuaje de un rayo que luce no tiene nada que ver con el niño mago.
Su madre es uno de sus grandes apoyos, siempre le llama desde casa, pero solo fue capaz de ir a verle a una carrera "porque lo paso muy mal". "A mi madre no le importa ningún tipo de resultado, solo que no me haya caído, que no tenga ningún problema y ya está", añade el valenciano, que se define como "bastante tranquilo en todos los ámbitos".
¿Y qué le diría a su yo del pasado? "Al final yo creo que es un proceso. Creo que la vida, la gente de mi alrededor y la experiencia me han llevado por ese camino, pero yo creo que le diría que siguiera haciendo lo que ama, que es la clave en esto, que ame el deporte, que siga sus instintos y que diera lo máximo de sí mismo. Que no solo se centrase en un objetivo, sino que también disfrutase, que yo creo que es la clave para poder llegar a lo que hacemos. Porque, por supuesto, sin sacrificio y sin pasión, no se llega".