RALLY DAKAR 2023

Isidre Esteve, a corazón abierto: "Uno nunca piensa que le puede suceder algo así; no hay libro de instrucciones"

El piloto español disputa su 18º Rally Dakar, el noveno después de sufrir una lesión medular, y desgrana sus recuerdos con Relevo.

Isidre Esteve, antes del Rally Dakar 2023. /Mediagé
Isidre Esteve, antes del Rally Dakar 2023. Mediagé
Sergio Lillo

Sergio Lillo

Yanbu.- Hay atardeceres que nunca llegan a tiempo y amaneceres que pasan demasiado deprisa. Hay reinicios que no aceptamos, pero que se producen en un suspiro. Y hay días que no queremos recordar, pero que nos cambian para siempre y de manera radical. Uno de estos fue el que vivió Isidre Esteve (Oliana, Lleida, 1972) en una jornada de carreras de marzo de 2007 en Almería. Su vida se detuvo y se reseteó por completo, en lo que dura un suspiro. Su lesión medular le dejó en silla de ruedas, pero no le cortó las alas, le permitió volar de otra manera.

Quince años después, el catalán sigue compitiendo, ha aprendido a convivir con la silla de ruedas, tiene una Fundación con la que ayuda a familias que pasan por lo que él pasó y mira con ilusión el presente y el futuro. Recordar con él el momento de su caída, mientras competía en moto -su pasión desde bien pequeño y con la que logró acabar entre los cuatro mejores el Rally Dakar en su versión africana- lleva a contener el aliento y abrir bien los oídos.

"Primero de todo, vi que mi caída y la consecuencia de ella no era algo que me hubiera sucedido otras veces. Naturalmente, al principio, no tenía ni idea del alcance de ese dolor que sentía en la espalda. Pero sí que era consciente de que no podía mover nada de mi cuerpo. La única duda era cómo evolucionaría aquello, si sería algo que permanecería así o me recuperaría al cabo de unos días", recuerda en conversación con Relevo.

"Ostras, me di cuenta de que algo muy serio había ocurrido y me quedé un poco sin… sin saber qué hacer, ¿no? Te quedas como desnudo. Es decir, ¿ahora qué? Yo no puedo hacer nada".

Isidre Esteve recuerda cómo fue el accidente que le dejó en silla de ruedas.

El piloto español, que estos días de finales de 2022 afronta su 18º Dakar, el noveno en coche, reconoce que todos sus proyectos estallaron junto con su vértebra y que, sin duda, el miedo estuvo ahí en todo el proceso.

"Sabes qué ocurre, que uno nunca piensa que le puede suceder algo así. Todos tenemos un proyecto de vida, una planificación, queremos hacer algo, queremos conseguir algo y trabajamos para ello. Y de golpe aquello es un punto cero, no hay proyecto, no hay nada, solo hay un poco de miedo", dice.

"Luego se convierte en mucho miedo y luego va desapareciendo. No hay libro de instrucciones para nada, no sabes qué vas a poder hacer, cómo, dónde, con quién lo vas a hacer. No sabes nada. Después, al cabo del tiempo, uno empieza a recuperar cosas que creía que no recuperaría. Recuperas la autonomía, tu círculo a nivel social, tu deporte… pero esto va ocurriendo despacio, hasta llegar al punto donde estamos ahora, en que hay un momento en que se ha normalizado todo y que uno continúa haciendo lo que le gusta".

Esteve se vio obligado a aceptar su nueva situación y resetear. De la noche a la mañana, tuvo que replantearse su presente, sus proyectos y su futuro. Paso a paso empezó a asimilar su nueva realidad, los siguientes pasos de una vida que no sería la misma, pero que se ha empeñado en disfrutar. De forma diferente, pero al máximo.

"Hay que tener ganas de vivir. ¿Sabes?... ¿Qué ocurre? La vida pasa tan rápido, que muchas veces no tenemos tiempo de vivirla y estas situaciones es como si te pusieran el contador a cero, pero con un experiencia previa vivida. Y en aquel momento dices 'ahora tengo una segunda oportunidad de vivir la vida, ¿cómo quiero hacerlo, cómo puedo hacerlo y con quién puedo vivirla?' Muchas de las reflexiones desde el día de mi accidente hasta hoy están condicionadas por ese accidente y por lo que viví, por esas horas interminables en el hospital, que lo único que oías eran las máquinas que había en la habitación que van marcando lo que está haciendo tu cuerpo…", reconoce.

Isidre Esteve reflexiona sobre cómo cambió su vida tras el accidente

"Muchas veces uno no piensa que se va a hacer mayor. Uno no piensa en que va a depender de los otros. Uno no piensa en que aquello que hace se va a terminar. Pero cuando todo esto ocurre, dices 'Bueno, soy más frágil de lo que creía'. Entonces, ahora siento que hago aquello que quiero hacer, lo comparto con quien quiero compartirlo y soy capaz de decir 'no' a un proyecto o a una persona, cosa que igual antes no era capaz de hacerlo".

Esteve volvió a la competición unos meses después en coche y regresó al Rally Dakar en la edición de 2009, pero tuvo que estar año y medio postrado en la cama para recuperarse de las llagas por presión que le salieron por competir durante dos semanas en el desierto sudamericano.

Cuando se le pregunta si aquello fue una huida hacia delante, responde: "No, fue una oportunidad y cometimos errores por desconocimientos Nos encontramos bien y con Lidia (ahora su esposa) dijimos 'Con la silla, hasta el fin del mundo'. Nos fuimos al Dakar y lo pasé mal porque sufrí úlceras por presión que hicieron que estuviese un año y medio en cama. Pero fruto de aquello nació un gran proyecto que es el cojín inteligente Nubolo, que hemos construido durante muchos años y con muchísima gente que me permite correr con seguridad y que beneficia a otras personas con problemas de movilidad ahora que está en el mercado en diferentes formatos. Quiero decir, que incluso de las peores situaciones, salen grandes proyectos".

Y de su fundido momentáneo a negro también salió la Fundació Isidre Esteve, que ayuda a personas con discapacidad y a sus familias liderada por Lidia Guerrero. "El tema de la Fundación nace a raíz de la experiencia vivida con Lidia en el periodo de rehabilitación. Tengo que decir que no existiría si no estuviese ella. Es un proyecto conjunto, pero liderado por ella con la voluntad de ayudar a personas que han sufrido lo mismo que nosotros, que han pasado por situaciones como nosotros y que creemos que el deportes una buena herramienta para ello, para hacer que su vida tenga un poco más de sentido, que sea una vida mejor y también para nosotros. Quiero ayudar a la gente", subraya el de Oliana.

"Hay que tener ganas de vivir la vida"

Una lección de vida

A sus 50 años, Esteve llega con las ganas reforzadas a la cuarta edición saudí del Dakar. Su nuevo coche le coloca en disposición y con herramientas para luchar con los 30 mejores. El camino hasta este momento no ha sido nada sencillo y en él ha prevalecido las ganas del catalán de volver a repetir en coche lo que logró en su día en moto, y el apoyo de amigos y patrocinadores.

El Toyota Hilux GR DKR T1+ de Isidre Esteve y Txema Villalobos.  Mediagé
El Toyota Hilux GR DKR T1+ de Isidre Esteve y Txema Villalobos. Mediagé

"Me siento un chico afortunado. De tener al lado la gente que tenemos, el equipo humano, los amigos, los patrocinios.. hablando del tema deportivo, de tener la confianza de la gente. Durante todos estos años, todo lo que hemos hecho, lo hemos hecho con todo el cariño del mundo, cuidando cada vez más los detalles, construyendo cosas en las que la gente se encuentre cómoda. Es muy importante para mí que la gente que hace cosas con nosotros, una vez hemos terminado cada uno de los proyectos, tenga ganas de continuar porque le gusta lo que hacemos. Ahora llegamos a este momento y me siento orgulloso de todo lo que hacemos y cómo lo hacemos. Lo único que quiero es disfrutarlo", apunta.

Aunque no se atreve a lanzar un mensaje directo, el piloto catalán reconoce que lo que tiene completamente claro es que, a pesar de todo lo vivido, quiere seguir disfrutando y exprimir cada día con ganas. Quiere seguir soñando en grande, creyendo en sus proyectos y dejándose sorprender de cada nuevo recodo del camino. Quiere vivir.

"Cada caso es diferente y para cada persona su caso es más importante. Pero puedo hablar por mí, yo tengo ganas de vivir porque soy consistente de que la vida pasa muy rápido, que pasa solo una vez y que lo que puedo hacer con 40 años, no lo puedo hacer a los 60, y lo que hago a los 50, no lo puedo hace a los 80. Por tanto, no sé lo que voy a hacer a los 60, 70 u 80, pero sí sé lo que quiero hacer hoy o mañana. La vida está ahí para vivirla".

"Lo normal es que hubiese terminado en el negocio familiar, que es maravilloso, pero yo quería ser un piloto"

-¿Qué le dirías ahora a tu yo de principios de los 2000?

-Ostras… que es un tipo bastante tozudo, que no se cuántas cosas habrá hecho bien o mal, pero que hay una que estoy seguro que ha hecho bien, que es no dejar de perseguir el sueño de hacer aquello que quiere hacer. En mi casa no hay ningún tipo de tradición familiar en el mundo del deporte ni del deporte de competición y lo normal habría sido que hubiese acabado con mis estudios o que hubiese continuado en el negocio familiar en el mundo de la hostelería, que es muy digno. Mi familia está ahí y es maravilloso. Pero yo no quería aquello, yo quería ser un piloto. Ostras, y tengo 50 años y soy un piloto.