MUNDIAL DE PÁDEL

La "jugada maestra" de España que acabó en descalabro: "Pido perdón a mi país"

El planteamiento del seleccionador español en la final del Mundial acabó con una agridulce medalla de plata.

Paquito Navarro es consolado por Sanyo Gutiérrez./RRSS
Paquito Navarro es consolado por Sanyo Gutiérrez. RRSS
Álvar Madrid

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En palabras de la prensa argentina antes de la final, que el seleccionador español pudiese alinear a Lebrón y Galán en el partido decisivo podría a ser "la jugada maestra de la historia de los mundiales". Lejos de esa definición y tras haberse hecho realidad, se convirtió en una decisión equivocada. Después de un primer partido brillante de Arturo Coello y Coki Nieto, los exnúmero uno no fueron capaces de desarbolar a los dos jugadores más fuertes de Argentina, que forzaron el tercer partido y que acabó suponiendo la muerte deportiva del combinado español.

Juanjo Gutiérrez, seleccionador nacional, ejecutó una maniobra de despiste propia de un argumento de una película de Tarantino, que acabó siendo de cortometraje de facultad. La realidad puso de manifiesto que la mejor improvisación es la que está preparada. Lo que parecía la apuesta segura de una pareja que marcó una época en el deporte del 20x10, se convirtió en un duelo descarnado ante los dos mejores jugadores de la selección argentina que supieron aprovechar sus oportunidades.

Poco se puede achacar a dos jugadores como Lebrón y Galán, que dieron la cara con orgullo y representaron la bandera de España hasta donde pudieron, teniendo en cuenta las limitaciones de no haber podido probarse antes de la final. Apelando toda la estrategia a la memoria, el carácter y el azar.

Sabiendo que Ale y Juan podían perder su partido, Juanjo guardaba un as debajo de la manga que pocos podrían pensar que también fallase. Uno de los jugadores con más solera de la historia del pádel español como Paquito Navarro tenía la oportunidad de echarse el equipo a la espalda y junto a Mike Yanguas cerrar la final, pero no fue así. Dos jóvenes jugadores de 19 y 20 años como Tino Libaak y Leo Augsburguer se erigieron los héroes albicelestes y dieron la victoria al combinado argentino.

Paco, en un gesto que habla de su altura como deportista, ha hecho una severa autocrítica tras perder el punto definitivo que hacía a España perder el Mundial: "Pido perdón a mi país, honestamente estoy quebrado. El único consuelo que me queda (aparte de volver a casa y darle un beso a mi mujer e hijo) si es que lo hay, es que lo di todo", comentaba el sevillano en su cuenta de Instagram.

"Es duro hacer una publicación cuando tienes tremendo dolor. Casi nadie solemos hacerlo porque la imagen de vulnerabilidad no va mucho con esto a lo que nos dedicamos, pero siento que tengo que hacerlo. Quizás, me ayude el poder soltar y expresar esta pena que tengo ahora mismo, y además, debo dar la cara con mi país".

Pese al tono amargo de sus palabras, el sevillano ha querido mandar un mensaje de optimismo de cara al futuro: "Enhorabuena, hermanos argentinos, disfruten del momento. Toca celebrarlo como se merece, pero no os quepa duda que España volverá, con o muy probablemente sin mí, a buscar el título del mundo una y otra vez. Nos levantaremos. Gracias a todos mis compañeros por esta semana. Hemos sido una piña", sentenciaba.