OPINIÓN

El mayor error de mi vida

Fan de los Green Bay Packers en Londres /Getty Images
Fan de los Green Bay Packers en Londres Getty Images

Tengo un amigo mexicano. Se llama Rodolfo. Nos vemos poco, pero da igual. Nuestra relación es fuerte. Él siempre hace preguntas complicadas. La última vez que coincidimos fue en febrero. Viajé a Los Ángeles por trabajo y vino a visitarme. Una tarde me dijo: "¿cuál es el mayor error que cometiste en tu vida?". No supe qué responder.

Son las cinco de la mañana. Suena el despertador. Bajo al portal y me recoge un taxi. En poco más de media hora estoy sentado en un avión. Un par de cosas me sorprenden. La primera, un caballero roncando. La segunda, dos pasajeros. Visten camisetas de los New York Giants.

Aterrizo en Londres. Hace frío. Es un día importante. Emprendo mi camino hacia el Tottenham Hotspur Stadium. Tengo poco tiempo para un largo trayecto. En el metro encuentro aficionados con chaquetas verdes y amarillas. Muchos llevan quesos de gomaespuma en la cabeza. Son fans de los Green Bay Packers. Se les apoda cheeseheads, y a mí me hacen mucha gracia. "¡Buena suerte!", le digo a un señor que rondará los 50 años. "La necesitamos. He venido desde Wisconsin solo para el partido".

Aficionada a los Green Bay Packers  Getty Images
Aficionada a los Green Bay Packers Getty Images

Bajo en la estación de Seven Sisters. El campo está a media hora. Puedo ir en autobús, pero prefiero caminar. Me fijo en la gente. No todos hablan inglés. Alguno lo hace en alemán. Otros en francés. Incluso escucho acento español.

Retiro mi acreditación y busco el lugar que me han asignado. Fila E, asiento 203. Los jugadores calientan. Suena el himno de los Estados Unidos. Huelo a pólvora. El cielo se tiñe de azul, blanco y rojo gracias a los fuegos artificiales. La afición grita. A mí también me dan ganas de hacerlo.

El partido empieza. Touchdown por aquí, jugada espectacular por allá. Miro el reloj. Quedan cinco minutos para que termine. De pronto, la megafonía reproduce Sweet Caroline, de Neil Diamond. Cortan el sonido justo antes del estribillo para que el público lo cante. Y no falla nadie. Ni siquiera el inculto musical que escribe estas líneas.

El mayor error de mi vida

Rodolfo, si estás leyendo esto, ya sé cuál es el mayor error que he cometido en mi vida: empezar a ver fútbol americano. Ahora no puedo dejar de hacerlo. Ni yo, ni la gente que está conmigo en este estadio. Vienen de lugares lejanos. Algunos han pagado la entrada y su equipo no juega. Pero no importa. Son adictos a este deporte.

Así que, ya saben. No cometan el mismo fallo que un servidor. De lo contrario, experimentarán un grado de felicidad similar al de los 61.204 espectadores que hemos visto ganar a los New York Giants contra Green Bay por 27-22. Pobre señor. Mis buenos deseos no funcionaron.