NATACIÓN

Summer McIntosh borra para siempre a Mireia Belmonte de la lista de récords mundiales: "Te pone melancólica..."

La canadiense logra el oro y la plusmarca en los 400 estilos en piscina corta, rebajando así el último gran crono de la leyenda de la natación española.

Summer McIntosh./EFE
Summer McIntosh. EFE
Gonzalo Cabeza

Gonzalo Cabeza

Summer McIntosh nada brazada a brazada a enorme velocidad, cada vez que toca el muro se ve que el crono está por debajo del récord mundo. Nada y nada, llega a ir seis segundos por debajo de la anterior plusmarca del 400 estilos. Va sobrada y tampoco sorprende, esa la deportista de moda, una que aspira a ser leyenda de su tiempo. Acaba poniendo el récord en 4:15.48. Su talento y ambición se vieron claramente en los Juegos de París, de los que se marchó con tres oros y una plata, y lo ha trasladado también a los mundiales de piscina corta en Budapest.

Ese vuelo submarino de la canadiense es un nuevo récord para ella, un mérito más en el historial, pero para una persona que está a kilómetros de ahí el significado de lo que está ocurriendo en la pileta húngara es distinto. La mejor marca hasta el momento era de Mireia Belmonte y este es, precisamente, el último récord vivo que le quedaba a la de Badalona, una de las mejores deportistas españolas de todos los tiempos, si no la mejor.

Todos los deportistas saben, y lo repiten con frecuencia, que los récords son fungibles, temporales, que duran lo que duran y uno no puede entristecerse con el siguiente, pues no deja de ser la evolución del propio deporte. Todavía más en natación, donde la evolución es incesante y las marcas desaparecen con mucha más frecuencia que en otras disciplinas.

"No es tristeza, pero sí te pones un poco melancólica porque se te van los récords. Pero muy contenta, porque eso significa que la natación está evolucionando, no se ha quedado estancada, y para mí es un honor que una nadadora tan grande como Summer me pueda quitar los récords del mundo y que la natación siga evolucionando y siga siendo más grande cada vez", explicaba la propia Mireia unas horas después en la gala del CN Sabadell.

Se va un récord de Mireia, pero no la memoria de cómo lo consiguió. Fue, de hecho, el último gran grito de la nadadora española, uno de los destellos más potentes de quien hizo una carrera superlativa en la piscina.

Fue en 2017, en la Copa del Mundo. Llegaba de unas buenas semanas en la piscina, en los mundiales de Budapest había logrado su primer oro mundial, un hito de los pocos que le quedaban en el historial. También dos platas, una de ellas en los 400 estilos, una prueba en la que era peor que su principal rival, Katinka Hosszú.

Mireia nadó por debajo de 4.20, la primera vez que se conseguía algo así en la piscina corta. Su dinámica era buenísima, venía plena de fuerzas y logró una marca para la historia. Se han tardado siete años en que otra nadadora, una del nivel más alto imaginable, rebaje esa marca. Casi una eternidad.

En aquel momento era imposible saberlo, pero aquella gran prueba fue, en realidad, el último gran baile. En 2018 no fue al europeo, un año más tarde le cuesta meterse en una final en los mundiales, y en Tokio no logra más de un cuarto puesto. Una deportista que poco a poco se iba apagando, dejando tras de sí, en todo caso, el mejor recuerdo.

En esta tarde de diciembre, en Budapest, McIntosh se tiró al agua con la sensación de que el récord estaba en sus piernas. Es una deportista descomunal, con una mariposa, una espalda y un estilo libre excelente. Con la braza bajó un poco, pero no lo suficiente Está muy en forma, porque ha logrado mantener el ritmo del verano, y ya había batido recientemente el 200 mariposa de Mireia. Era cuestión de tiempo pero, con este zarpazo, ha logrado también borrar a la española de la lista de los récords universales.