La muerte del fuera de juego: el waterpolo se vuelve más pillo

El waterpolo como lo conocíamos se ha transformado. Con la implantación de las nuevas normas oficiales de la World Aquatics, la máxima institución de las disciplinas acuáticas y conocida anteriormente como FINA, la forma de jugar, ver y hasta entender este deporte ha cambiado de una manera que no somos todavía conscientes.

En los últimos años el reglamento ha sufrido diferentes modificaciones pero no había implicado tantas diferencias como las de ahora. La aparición de la nueva 'área de gol', la posibilidad de estar dentro de 2 metros en las zonas más alejadas de la portería, la mayor incidencia en las entradas incorrectas y la facilidad para realizar más contraataques son solo alguna de las medidas que tanto jugadores, entrenadores y árbitros se tienen que acostumbrar en este nuevo waterpolo.

La primera vez que se ha podido ver este reglamento en acción ha sido en el Mundial de Fukuoka 2023, donde las selecciones nacionales tuvieron que poner en práctica este cambio de juego completo. En esta reformulación de las jugadas se ve más velocidad, espacios, movimientos y goles que antes.

Si hay que destacar el cambio que más está afectando en las primera competiciones internacionales y va a afectar en el inicio de ligas nacionales es la aparición del 'área de gol'. En esta zona imaginaria que estará delimitada por una zona roja de 2 metros a cada lado de la portería y que llega hasta la línea de 2 metros no se podrá estar a menos que la pelota esté aún más adelantada.

Por ello, a partir de ahora, no será una infracción que un jugador o jugadora atacante esté dentro de la línea de 2 metros pero fuera del área de gol. Dicho en otras palabras, el famoso 'fuera de juego' ya no lo marca la línea de 2 metros sino este nuevo espacio. 

¿Y qué sucede si un jugador con balón se acerca tanto a la línea de gol como para 'romper los 2 metros'? Pues que con este nuevo reglamento, lo que marcan los 2 metros es la cabeza, no la pelota como hasta entonces. Ningún atacante podrá estar por delante de la cabeza del jugador con balón si no quiere que le piten contrafalta.

Las jugadas tendrán más cercanía y profundidad en el ataque, pero los esquemas defensivos tienen que construirse de cero. Gisel·la Farré, jugadora del CN Sant Andreu, ha comentado que en el ataque hay muchos beneficios y nuevas combinaciones, pero para la defensa "es más difícil y más si tienes a atacantes que chutan muy bien del extremo o defensoras que no hacen tan buenos brazos".

Ya en los primeros partidos se ve que estas normas favorecen mucho el juego rápido y el de picardía. Los entrenadores también están viviendo de primera mano cómo plantear el waterpolo casi desde cero. Jaime Plaza, entrenador del AR Concepción Ciudad Lineal femenino, está muy satisfecho con estos cambios porque sentía que era hora de dar más dinamismo y velocidad al juego que en los últimos años se estaba perdiendo.

El hecho de poder llegar a línea de gol sin que te piden 2 metros hace que la defensa se mueva diferente y los jugadores que sean más despiertos y listos puedan aprovecharse en acciones ofensivas. Jaime Plaza lo tiene claro: "esto hace que muchas veces gane la inteligencia más que la fuerza".

Y esta habilidad no solo se nota a la hora de ocupar los espacios, sino también cuando hay que salir al contraataque. Otra de las nuevas normas fijadas por la World Aquatics es que a la hora de sacar el balón tras una falta contraria, no hace falta que vaya el jugador más cercano. Así, si había conseguido ventaja y espacio respecto a su defensor no lo perderá por ir a coger la bola, sino que su compañero que va por detrás podrá sacarla sin perder la posesión.

Gisel·la ya sabe lo que es jugar con estas normas durante la primera fase clasificatoria para competiciones europeas por clubes y opina que el hecho de que no haya que sacar el balón da mucha velocidad a las transiciones y, por lo tanto, dinamismo a todo el juego.

Esta agilidad que se busca para hacer del waterpolo un deporte más llamativo se ve en su máxima expresión en dos reglas bastante peculiares. Por ejemplo, se ha vuelto a aceptar la posibilidad de hundirse/sumergirse en el agua siempre y cuando no sea para ganar la posición. Si un jugador tiene el balón y un defensa va buceando y se lo quita es totalmente válido. Será curioso ver robos y goles gracias al 'buceo' por despistes.

Además, los choques de mano que ya se ven durante los cambios laterales (zona denominada 'flying substitution') se ha ampliado a las zonas de reentrada tras una expulsión. El sustituto se podrá reincorporar al campo de juego tan pronto como su compañero le haya chocado la mano en esta zona. Esta norma ha generado dudas y extrañeza general porque no se entiende su utilidad. Habrá que esperar cómo sancionan los árbitros ante su incumplimiento.

Los propios colegiados admiten que este nuevo reglamento también les ha sorprendido, pero según vaya avanzando la temporada todo el mundo se irá acostumbrando. Cristina Fernández, árbitro de ligas nacionales, es consciente de que la adaptación será dura al principio, pero que convertirá al waterpolo en un deporte más atractivo que favorecerá a los equipos con jugadores más habilidosos y no tanto a los más físicos que jugaban mucho con la boya para sacar ventajas.

Las faltas tácticas para cortar el ritmo de juego, pérdida de tiempo, una mayor presión en los balones, o la separación de 3 metros por detrás del jugador que lanzará un penalty son otras de las consideraciones que se han implementado en este deporte. ¿A qué equipos y selecciones beneficiarán estas normas? Habrá que esperar para saber si el dicho de más maña que fuerza se ajusta a este nuevo waterpolo o no.