El waterpolo femenino español es la estrella

Ya estamos acostumbrados a considerar al waterpolo femenino español como una apuesta segura de medallas en las competiciones internacionales. Pero todo aquel aficionado a este deporte sabe que estar en la cima de la élite es un logro muy difícil de mantener. Y más durante una década entera. Este es el caso de la selección española femenina de waterpolo que ya se encuentra a apenas unas horas de disputar su cuarta final en la historia de un mundial.

El palmarés que llevan cosechando en los últimos años es casi inaudito: dos platas olímpicas en Londres 2012 y Tokio 2021, un oro mundial en Barcelona 2013, dos platas mundiales en Budapest 2017 y Gwangju 2019, tres oros europeos en Budapest 2014 y 2020 y Split 2022, una plata europea en Málaga 2008 y un bronce en Barcelona 2018. Y esto sin contar los múltiples Campeonatos del Mundo, de Europa y Juegos Europeos de categorías inferiores que han ganado las generaciones más jóvenes de waterpolistas españolas. Muchas de ellas, están ahora a punto de disputar su primera final de un mundial de categoría absoluta, esta vez con una mayor presión y responsabilidad.

Gracias a la victoria frente a Australia por 10 a 12 en las semifinales de este mundial de Fukuoka, firman su presencia en la final y un billete directo a París 2024. Solo hacía falta mirar las caras de las chicas tras el desenlace del partido para darse cuenta que este no era un partido más. Es una victoria que lleva un pasaporte olímpico bajo el brazo. Hecho que de momento no ha conseguido la selección masculina tras su derrota ante Hungría en semifinales.

Tras acabar el partido la Federación Internacional de Natación, la recién renombrada World Aquatics, entregó a todo el equipo un cartel conmemorativo que las nombra futuras olímpicas. Más tarde recibieron el billete simbólico con un código QR para que lo puedan conservar de manera digital para toda su vida. Un recuerdo único muy difícil de olvidar.

Estos serán los cuartos Juegos Olímpicos seguidos en los que la selección española esté presente desde su debut en Londres 2012. Allí se alzaron con la plata tras perder ante una exultante Estados Unidos. En Río 2016 se conformaron con un quinto puesto tras perder en cuartos de final contra Rusia por 10 a 12 (curiosamente es el mismo resultado que han cosechado hoy en su victoria en semifinales). En los atípicos juegos post-pandemia de Tokio volvieron a repetir posición en el podio por las campeonísimas estadounidenses. Dos medallas de tres posibles, algo casi imposible de igualar.

Pero su ambición no termina ahí. La euforia de este pase directo a París ha servido para concentrarse en la final que disputarán este viernes a las 11:00 hora española contra Países Bajos. No solo se decidirá el color de la medalla que ya tienen asegurada, sino será una especie de revancha a las holandesas contra las que perdieron en fase de grupos por 7 a 6. Como comentaron las hermanas Ruiz, durante los días de descanso entre partido y partido, han repasado el vídeo de ese encuentro para corregir los errores sobre todo defensivos que tuvieron. Países Bajos tienen unas chutadoras muy potentes y un juego muy sólido y técnico que mantienen hasta el final.

Las españolas ya buscan la segunda estrella en su bañador, un detalle innovador para este mundial que no se veía en su anterior equipación. Como si de la camiseta de fútbol de la selección se tratase, lucen con orgullo esa estrella que las declara de campeonas del mundo por esa mítica final de Barcelona 2013. 10 años después pueden repetir hazaña. Solo les queda 32 minutos para la gloria mundial.