La eterna rival de Mireia Belmonte se retira: "El agua fue mi hogar, un santuario donde encontré consuelo y fuerza"
La húngara Katinka Hosszu anuncia su adiós con una bonita carta en sus redes sociales.
Se retira Katinka Hosszu y cuando dice adiós una de las grandes leyendas de un deporte, toda despedida es poca. La húngara, eterna rival de la española Mireia Belmonte durante los mejores años de sus carreras deportivas, ha anunciado el fin de su trayectoria con una carta publicada en su cuenta de Instagram en la que repasa, con bonitas palabras, todo lo que ha significado la natación en su vida hasta llegar a ser una de las mejores del mundo.
En su palmarés, un total de cuatro medallas olímpicas con tres oros que ponen la gran guinda a un sinfín de éxitos internacionales: 15 medallas mundiales [9 oros] y otros 27 podios [17 oros] mundiales en piscina corta, que se unen a otras 25 medallas europeas [15 oros] en larga y 26 [20 oros] en 25 metros.
Para la historia también los enfrentamientos con Mireia en las pruebas de estilos y también de mariposa, que llevan la memoria directamente a las grandes alegrías de la natación española. "Ahora, cuando miro hacia atrás en mi carrera, siento una enorme satisfacción; las medallas y los récords son preciosos, pero lo que queda más profundamente es mi eterno amor por la natación", ha escrito en su despedida.
Carta completa de Katinka Hosszu:
Les anuncio mi retiro.
Gracias a todos los que fueron parte de ello.
Durante treinta años, el agua fue mi hogar, un santuario donde encontré consuelo y fuerza. Desde el momento en que entré por primera vez en la piscina cuando era niño, supe que había descubierto algo mágico. El fresco abrazo del agua fue como volver a casa, un lugar donde la gravedad dejó de existir y cada brazada me acercaba a mis sueños.
A medida que avanzaba en mi carrera de natación, pasé de ser una niña curiosa a una de las nadadoras más exitosas de todos los tiempos. Cada competición que gané no sólo fue un testimonio de mi arduo trabajo y dedicación, sino también un reflejo de las muchas horas de entrenamiento, los sacrificios que hice y el apoyo inquebrantable de mi familia y mis entrenadores. Nunca olvidaré la emoción de la carrera: mi nivel de adrenalina, mientras estaba en la piedra de salida, el mundo se desvaneció, solo quedó el sonido de los latidos de mi corazón y la promesa de la carrera.
Durante mi carrera aprendí lecciones valiosas que iban mucho más allá del deporte. La natación me enseñó a perseverar ante la adversidad, la importancia de la disciplina y la belleza del trabajo en equipo. Hice amistades para toda la vida, reímos y lloramos juntos, experimenté la alegría de las victorias y las lecciones de las derrotas. Cada competencia fue un nuevo capítulo, una oportunidad para superar mis límites y explorar las profundidades de mi potencial.
Ahora, cuando miro hacia atrás en mi carrera, siento una enorme satisfacción. Las medallas y los récords son preciosos, pero lo que queda más profundamente es mi eterno amor por la natación. Incluso después de colgar mi traje de carreras, el agua todavía me atrae. Todavía encuentro mucha alegría en el martilleo de los tempos de los brazos, las suaves salpicaduras y la pacífica soledad bajo la superficie.
En los años venideros, espero compartir esta pasión con otros: enseñar a los nadadores jóvenes la magia que encontré en el agua y animarlos a seguir sus sueños. Para mí, la natación no es sólo un deporte; un viaje de por vida lleno de amor, crecimiento y búsqueda de la excelencia. Mientras me sumerjo en cada nuevo día, me llevo las lecciones aprendidas y una fe eterna en el deporte.