MOTOGP

El único que conoce los secretos de Marc Márquez se llama Álex… y ahora lidera el Mundial: "Sé qué va a hacer en cada carrera"

El catalán consiguió su primera victoria en MotoGP el fin de semana pasado en Jerez, un escenario idílico.

Álex Márquez en el podio de Jerez. /EFE
Álex Márquez en el podio de Jerez. EFE
Raquel Jiménez

Raquel Jiménez

Hay victorias que cambian trayectorias. Hay días que lo transforman todo. Para Álex Márquez, ese día fue el pasado domingo en el circuito de Jerez-Ángel Nieto. Su primer triunfo en MotoGP llegó en el templo del motociclismo español, ante su afición, en el circuito que más historia respira del calendario. Pero más allá del resultado, fue una declaración de intenciones: el 'hermano de Marc' ya no necesita presentación y esta temporada puede ser la suya.

"Si me hubieran preguntado dónde me gustaría ganar la primera, hubiera dicho Jerez sin duda, es la mejor carrera del año", confesó el catalán en una entrevista con El Partidazode COPE. "Cuando me estaba poniendo el mono, le dije a mi asistente: 'hoy es el día'. Es de esos días en los que lo tienes todo en la mente", añadió. Y así fue. Lo tuvo. El ritmo, la estrategia, la claridad. Incluso la sangre fría para mantener la concentración cuando su hermano, el ocho veces campeón del mundo, se fue al suelo delante de él.

"Tras la caída de Marc vi que tenía que ir hacia delante. Era en una de las curvas donde él era más fuerte, a lo mejor se relaja. Ahí dije: 'aprovéchalo'". Y lo aprovechó, primero adelantando a Pecco Bagnaia, posteriormente a Fabio Quartararo, quien entonces lideraba la carrera, y finalmente gestionando una carrera prácticamente perfecta que le permitió cruzar la línea de meta como el vencedor de la carrera y el ganador de la victoria 200 para el motociclismo español en la categoría reina.

No hubo sentimentalismo en carrera, únicamente ese instinto competitivo. Sin embargo, al cruzar meta todas las emociones brotaron en alegría y lágrimas a partes iguales. También la admiración fraternal quedó aparcada hasta la vuelta de honor, donde Marc —según contó Álex— le cedió el protagonismo de forma deliberada. Lo que ocurrió antes, durante y después, fue una demostración de madurez, tanto en pista como fuera de ella.

Porque si alguien sabe cómo corre Marc Márquez, es su hermano. Y ese conocimiento, esa complicidad que va más allá de lo técnico, fue clave para construir la victoria: "Lo conozco y sé qué ritmo tiene, si está guardando… Y si sabes que el de delante va más rápido, no vas a perder el tiempo adelantándole. Es lo positivo, le conozco y sé qué va a hacer en cada carrera", resumía.

De sombra a referente

Álex no es un recién llegado. Ha sido campeón del mundo de Moto3 y Moto2. Pero nunca como ahora había estado tan cerca de lo más alto en MotoGP. Y sin embargo, mantiene los pies en el suelo: "Es anecdótico porque Marc está a un punto con dos ceros; él es superior, marca el ritmo y la dinámica del campeonato. Si estuviera a la par de nivel en pista, no tendría duda de que podríamos luchar, pero me falta", refirió con la serenidad que siempre le ha caracterizado.

Un respeto que esconde también una rivalidad silenciosa. La guerra, como él mismo dice, "empieza desde que naces". Y aunque hoy reina la armonía entre los Márquez, nadie descarta un final de temporada en el que ambos lleguen con opciones al título. "Si llegamos a la última carrera con opciones de ganar el Mundial los dos, habría más guasa que nunca", se ríe Álex. "No me imaginaba estar así. Si me dices al principio del Mundial que sería líder, te hubiera dicho 'estás loco'", expresó.

Un líder sin estridencias

Su estilo no es exuberante. No necesita grandes frases ni poses ensayadas. Álex Márquez es tan directo como su pilotaje: natural, eficaz y sin artificios. Vive en Madrid, con su espacio, su rutina, lejos del foco mediático que durante años ha girado en torno a su hermano. "Yo por él tengo admiración; tengo el mejor ejemplo en casa. Cualquiera del paddock querría saber todos sus secretos para saber dónde ha llegado".

Puede que hoy, algunos ya quieran saber los de Álex. Porque el Mundial 2025 ha dado un giro inesperado. Y quien parecía el secundario de una historia escrita por otro, empieza a escribir sus propios capítulos. Capítulos con victorias. Con liderazgo. Y con el apellido Márquez, sí. Pero esta vez, en primera persona.