Muchas lágrimas y varias semanas deshojando la margarita: así se forjó la decisión más dura en la carrera de Marc Márquez
El astro español ha protagonizado el movimiento del año en MotoGP, un culebrón tras el que ha terminado fuera de Honda.

La marcha de Marc Márquez del Repsol Honda Team, o lo que ha terminado siendo lo mismo, su fichaje por Gresini Racing como compañero de equipo de su hermano Álex para poder contar con la todopoderosa Ducati, ha sido el gran culebrón de la temporada 2023. Un cataclismo inesperado, porque se esperaba que este año fuese más o menos tranquilo en términos de mercado de fichajes (es 2024 cuando terminan casi todos los contratos relevantes), y con un significado brutal para el Mundial de Motociclismo, por la ruptura de la pareja más fructífera de la pasada década, que en la actual había entrado en un largo periodo de crisis que comenzó con la famosa lesión del piloto catalán.
Y las sonrisas que presidieron el brillante debut con la moto italiana del astro español (silenciosas, por la ley del silencio que impera por cuestiones contractuales), a las que se ha sumado la ilusión de muchísimos aficionados por cómo se presenta la próxima campaña, han tapado una realidad: que esta ha sido la decisión más difícil de Marc Márquez, la que más vueltas ha dado en su cabeza, la que más le ha hecho sufrir, y llorar.
Porque, como nos confirmaron desde su entorno, el '93' se tiró varias semanas deshojando una margarita que unos días le decía 'quédate donde estás' y que en otros le llevaba a preferir tomar un nuevo rumbo, consciente de lo difícil que le iba a resultar a Honda darle un arma lo suficientemente competitiva en un corto plazo de tiempo. Un tiempo que a sus 30 años ya considera como una variable relevante.
Porque el duro camino de Márquez arrancó con su compleja lesión, un ciclo que comenzó en el primer gran premio de la temporada 2020, en julio en Jerez, y que tras la completa y sufrida recuperación (con una apuesta por una última operación que también le costó una difícil decisión), pasó a un periodo en el que se constató que la RCV con la que había ganado seis coronas de MotoGP no estaba al nivel de la competencia, como comprobaron otros pilotos como su propio hermano, Pol Espargaró o este mismo año Joan Mir.

Un proyecto necesitado de una revolución o de un golpe de timón afrontado demasiado tarde. Eso, lo difícil que le resultaba decidirse a salir de lo que él consideraba como su zona de confort (sobre todo al estar rodeado de un equipo técnico que ha llegado a convertirse en un grupo de amigos), es lo que hizo que ante la prensa mostrase un discurso confuso, con el que era complicado entender qué es lo que iba a hacer.
Desde antes del verano mostró su desesperación, acrecentada por los dos desastrosos grandes premios de los Países Bajos y de Alemania (este en un circuito, el de Sachsenring, considerado como uno de los trazados en los que era prácticamente imbatible en cualquier condición), que le llevaron a vivir un periodo vacacional lesionado y rodeado de dudas. Un tiempo que confesó que iba a emplear para pensar, además de para desconectar de todo lo que estaba sintiendo. Porque Márquez lo mismo dejaba claro que la cosa no funcionaba y que no tenía visos de hacerlo, que declaraba su confianza en Honda y su deseo de buscar la mejor solución para las dos partes, poniendo mucho el acento en la única fábrica y equipo con los que ha competido hasta el momento en la clase reina.
La parte emocional estalló sobre todo en el último gran premio, después de llegar al de Indonesia ya con la decisión tomada, con esa comentada publicación que decidió compartir en sus redes sociales en la que mostraba una foto de sus lágrimas y en la que hizo público el mensaje que le había hecho llegar al team manager de su escudería, Alberto Puig.
En Valencia no pudo contener las lágrimas en dos momentos públicos: las del podio de la prueba al sprint del sábado, un tercer puesto que intuía podía ser su último éxito con el Repsol Honda Team (aunque salió a pista el domingo con la intención de rematar la faena); y durante la despedida que su escudería le preparó ese mismo día por la tarde noche.
An emotional end to an emotional journey. Part One of @MarcMarquez93's last week with the Repsol Honda Team.
— Repsol Honda Team (@HRC_MotoGP) December 9, 2023
En el primero se pudo apreciar cómo su madre, Roser Alentá, o su técnico, Santi Hernández (su gran cómplice en el box) le aplaudían entre lágrimas. Con Hernández se fundió en un sentido abrazo también con los ojos llorosos en sus últimos momentos en su garaje.
"Gracias a mi familia, a todo mi equipo, y quiero decir…", terminaba el discurso que hizo ante los suyos, con muchas dificultades para poder articularlo, con un último mensaje que tampoco pudo completar. "Y un gran 'gracias' a Alberto…", trataba de expresar antes de resumir el sentimiento con el que ha cerrado esta etapa. "Espero que nos crucemos otra vez en el futuro. Voy a intentar disfrutar, pero el equipo de mi vida y el equipo de mi carrera siempre va a ser el Repsol Honda Team y siempre será parte de mi corazón".
Dos días después, la Ducati le devolvió la sonrisa, y empezó a poner el punto final a una parte de la historia de este deporte. ¿Punto final, o punto y aparte? Una cuestión que está en manos de la capacidad y velocidad de reacción de Honda.