MOTOGP

Quartararo y Yamaha, una renovación que alivia al mercado de fichajes de MotoGP

Este movimiento de mercado ocupa con una pieza top una de las plazas menos cotizadas de la parrilla.

Fabio Quartararo, durante la temporada pasada de MotoGP./Reuters
Fabio Quartararo, durante la temporada pasada de MotoGP. Reuters
Borja González

Borja González

La renovación de Fabio Quartararo por Yamaha es una noticia más importante de lo que a primera vista pudiera parecer. El francés continúa siendo uno de los pilotos más valorados de MotoGP, por cómo irrumpió como novato en 2019, cuando su fichaje recibió muchas críticas por su bisoñez y falta de resultados brillantes en Moto3 y Moto2 (había debutado en el Mundial como el posible nuevo Marc Márquez aunque no terminó de cuajar); y, sobre todo, por ser uno de los cuatro campeones del mundo de la clase reina de la parrilla y por haberle luchado el de 2022 a Pecco Bagnaia y a su poderosa Ducati hasta el final de la temporada, cuando ya se veía que su moto no estaba a la altura.

Y mientras él ha mantenido este valor pese a un 2023 complicado, su marca desde que debutó en MotoGP, Yamaha, se encuentra en horas bajas, una crisis que implica a los dos constructores japoneses, que hasta hace muy poco se repartían la gloria en el campeonato (de 2008 a 2019, ambas campañas incluidas, Honda se llevó siete títulos y Yamaha cinco, es decir, todos los disputados). Así que el hecho de que una pieza golosa de la parrilla se vaya a mantener sobre una moto poco en estos momentos poco atractiva alivia en cierta medida al mercado. Porque no iban a ser muchos los pilotos top que fuesen a llamar a la puerta de la fábrica japonesa, algo de lo que ellos eran conscientes. "Mantener a Fabio como parte del equipo de fábrica es fundamental para el proyecto MotoGP de Yamaha", reconocía Lin Jarvis, el máximo responsable de la escudería.

Y es por eso que la casa con sede en Iwata ha puesto toda la carne en el asador en la parte económica para retener a su número 1. Porque perderle podría haber supuesto un mazazo para un proyecto que, por el momento, cuenta con solo dos motos (el propio Jarvis confesó a principios de año que el objetivo de Yamaha era mejorar para ser lo suficientemente atractivos para los pilotos, pero también para algún equipo que pueda ejercer de estructura satélite), lo que ya de por sí dificulta el trabajo de desarrollo, y más que lo habría hecho si hubiese perdido al que más experiencia tiene ahora mismo con la M1. Repitiendo eso de que sin una moto atractiva hubiera sido complicado convencer a un piloto de primerísima línea para embarcarse en el proyecto.

En este sentido hay dos cosas innegables. Una, que los frutos no parece que estén cerca de llegar, porque la distancia respecto a Ducati sigue siendo grande. Y, dos, que Yamaha sí que está haciendo el esfuerzo que Quartararo reclamaba. Porque como él mismo ha repetido este año, la manera de trabajar es como el día y la noche si lo comparamos con 2023, en una estructura japonesa que ha aceptado europeizarse, para ganar en velocidad de reacción. Un hecho que también conlleva un mensaje de 'cariño' hacia el francés, por el empeño emprendido para salir de esta crisis. Esto, más las concesiones técnicas será lo que tengan que aprovechar para que esta situación no se alargue más de lo debido. Porque el piloto de Niza es joven (cumple 25 años en este mes de abril) y eso hace que sus prisas sean menores que las de la estrella que sí que abandonó a la otra fábrica nipona, Marc Márquez.

En cualquier caso, como decíamos, este movimiento es un alivio para un mercado que tiene ya ocupadas dos de las seis motos más atractivas. O tres. Esas seis son los prototipos oficiales de los tres constructores que mandan ahora mismo en MotoGP: las dos Ducati rojas (una ya es de Pecco Bagnaia); las dos KTM (una es de Brad Binder y la otra tiene que ser sí o sí para Pedro Acosta, porque sino la marca austriaca cometería un error histórico); y las dos Aprilia, aún por asignar.

Y, precisamente, para una de estas últimas se habían iniciado contactos con Quartararo, algo que no ha fructificado y que deja respirar a los que aspiran por encima de todo a hacerse con un sitio en un box oficial. Porque el campeón de 2021 era una clara amenaza en este mercado de fichajes que ya ha confirmado a Bagnaia y la llegada de Fermín Aldeguer a Ducati. Y para ese juego hablamos de nombres como Jorge Martín, Marc Márquez o Enea Bastianini, teniendo en cuenta que, ahora mismo, la Honda que queda libre (porque Luca Marini firmó por dos años) es poco apetecible.