Las concesiones reequilibran MotoGP: Honda, Aprilia y Yamaha rompen el dominio Ducati
En las dos últimas carreras Aprilia y Honda han roto la racha ganadora de Ducati. Las concesiones empiezan a surtir efecto y reequilibran un campeonato que vuelve a abrirse.

Durante años, Ducati ha sido sinónimo de poder absoluto en MotoGP. Su combinación letal de potencia, aceleración y aerodinámica convirtió el campeonato en un terreno casi exclusivo para la marca de Borgo Panigale. De hecho, los tres últimos años han visto coronarse a campeones ducatistas, entre Pecco Bagnaia y Jorge Martín. Pero algo ha cambiado. Y no es una ilusión pasajera. En las últimas dos carreras del Mundial, dos motos no Ducati han subido a lo más alto del podio, Honda y Aprilia. Una señal clara de que las concesiones están funcionando, y que la brecha de rendimiento ya no es tan abismal como parecía a principios de año.
Primero fue Johann Zarco con la Honda del LCR, aprovechando una configuración perfecta y una carrera táctica en lluvia que acabó jugando a favor del galo, y después llegó el auténtico golpe sobre la mesa: Marco Bezzecchi acabó venciendo el Gran Premio de Reino Unido tras el problema mecánico de Fabio Quartararo y en pleno terremoto del 'caso Martín'. Dos victorias consecutivas fuera del paraguas rojo que invitan a un análisis profundo.
Las concesiones, ese plan silencioso pero eficaz
La FIM y Dorna reintrodujeron el sistema de concesiones con el objetivo de nivelar la parrilla tras años de dominio de Ducati. Y aunque muchos dudaban de su impacto real, los resultados ya empiezan a hablar por sí solos. Las concesiones han permitido a Yamaha y Honda realizar más test privados, homologar más motores y tener un desarrollo más activo durante la temporada. Lo que antes eran limitaciones impuestas por un reglamento estricto, ahora se ha convertido en una oportunidad para remontar.
Yamaha, que en 2023 parecía haber tocado fondo, ha encontrado en el nuevo motor desarrollado junto a Luca Marmorini una base sólida sobre la que construir. Quartararo ha recuperado la sonrisa, y lo más importante: la competitividad. El podio ya no es una utopía, y la victoria, como se ha visto este domingo, ya no es un milaltimgro. De hecho, en las tres últimas citas, El Diablo se ha hecho con el triplete de poles.
En el caso de Honda, el cambio es incluso más llamativo. A pesar de haber perdido a su gran referente, Marc Márquez, el equipo ha reorganizado su estructura técnica, ha escuchado más a sus pilotos y ha apostado por una evolución más lógica. Joan Mir y Luca Marini ya han firmado resultados consistentes metiéndose en el top10 en las últimas carreras, y el papel de Aleix Espargaró como piloto probador ha sido clave para acelerar el desarrollo de la RC213V.
Mientras tanto, Ducati ha dejado de ser ese monstruo invencible. Sus motos siguen siendo competitivas, sí, pero ya no ganan por inercia. Pecco Bagnaia se encuentra en una encrucijada que le ha llevado a acumular ya varios ceros, mientras Márquez lidera con solvencia la clasificación pero en las últimas carreras parece haber perdido ese buen estado de forma que demostró en el inicio de curso.
En ese nuevo escenario, la GP25 está encontrando límites inesperados, y algunos de sus pilotos empiezan a dudar. El propio Pecco Bagnaia ha sido muy crítico en las últimas semanas, asegurando que "algo no está funcionando" y que la moto "no permite ir al límite con confianza".
El Mundial se abre y el espectáculo renace
Si algo ha conseguido este sistema de concesiones, es devolver la emoción a MotoGP. Ya no se trata solo de ver qué Ducati ganará, sino de adivinar qué marca dará el siguiente paso. Yamaha y Honda, tan denostadas en los últimos tiempos, han demostrado que con tiempo, apoyo y recursos, pueden volver a estar en la pelea. El Mundial está más abierto que nunca, y eso es una excelente noticia para los aficionados. Porque cuando los gigantes despiertan, el campeonato entero se sacude.