'Cabeza': la palabra más usada en el trascendental día de Jorge Martín
El español hizo otra exhibición de gestión mental para llevarse el sprint de Malasia para tener su primera bola de título este domingo.
Circuito de Sepang (Malasia)-. Vuelta tres del sprint de Malasia de MotoGP. Los tres pilotos que marchan en la cabeza de la prueba pasan por la curva 9, una de las tres señaladas por toda la parrilla por su complicada condición (las otras dos son la 2 y la 3), con un parche algo raspado sobre el que hay que extremar el cuidado, algo nada fácil de hacer cuando el ritmo es frenético. Tanto como que al final de las 10 vueltas se llegó a rebajar el tiempo del sprint de 2023 en casi 10 segundos, uno por giro. Curva 9, vuelta 3, y Pecco Bagnaia que pierde la rueda delantera y se va al suelo, un cambio de guion en un día para el que era el favorito.
Había sido primero en el primer entrenamiento libre, en el práctico que daba el paso directo a la Q2, en el segundo libre, y en la Q2, con una pole terrorífica, un registro que parecía imposible de lograr (más de un segundo mejor que el récord que él mismo había establecido el pasado curso), más después de lo que había hecho poco antes su rival, Jorge Martín. Una perfección en cada momento en la pista que hacía intuir que Bagnaia tenía en sus manos tensar la cuerda del Mundial de la mejor manera posible para él, ganando y esperando a ver de qué iba a ser capaz el líder. El líder y sus nervios, los que se supone que tiene que sentir alguien que está cerca de lograr el sueño de su vida. Pero fue el italiano el que falló.
Las caras en su garaje lo decían todo. Su mujer, Domizia, hundida; su hermana, Carola, la persona que siempre le acompaña, al borde de las lágrimas; sus jefes, Davide Tardozzi, pero también Gigi Dall'Igna (que es el jefe de todo Ducati, y esto incluye a Martín), con el rostro muy serio. Todos esperando a la llegada desde esa curva 9 de Bagnaia, en un scooter de los que se mueven por la pista de servicio. Un rato, el de la espera, que lo pasó apoyado en la parte exterior de los neumáticos de protección de ese giro, con el casco puesto, y en una posición clara de ser consciente de lo relevante de lo que acababa de pasar. El todavía campeón llegaba a su garaje, con paso lento, con el casco puesto, se sentaba en su silla, se quitaba el casco y, rápidamente, los mecánicos cerraban la puerta del box que da al pit lane.
Una manera de esconder el momento, algo que, por otra parte, está prohibido. Los responsables del Mundial lo comunicaron, y volvieron a tener que abrirlo. Y mientras todo esto pasaba, Martín continuaba a lo suyo, controlando la amenaza de Marc Márquez, siempre a menos de un segundo, y controlando los nervios: tirando de cabeza, el elemento que más destacan en su equipo como diferenciador de esta versión del piloto madrileño, el aspecto mental. En la vuelta 5 en su pizarra le colocaban la palabra 'FOCUS', porque ese lento pasar de las vueltas eternas, aunque se esté volando, es muy difícil de gestionar. Y por eso, después de cruzar la meta, llegaba a la zona donde le esperaban sus mecánicos señalándose con los dos dedos la cabeza.
Y 'cabeza, cabeza' volvió a decir cuando, ya sin casco, con el cabello empapado por el sudor, comenzaba a abrazarse uno a uno a los suyos, a su padre Ángel, que le acompaña en cada momento del fin de semana; a su técnico y sus mecánicos; a sus jefes, Paolo Campinoti, dueño de Pramac Racing, y a Gino Borsoi, el team manager; a su madre Susana y a su hermano Javi, los dos recién llegados a Malasia por petición expresa suya. Porque con Susana no para de escribirse en los momentos más relevantes de cada fin de semana: 'CABEEEZAAAAAAA!!!', le escribe ella, que trata de ocultar sus nervios, para luego confesar lo difícil que es vivir momentos así, pero también cómo trata de gestionarlo pensando en todo lo bueno que su hijo les está haciendo vivir. "Ha trabajado mucho este año con su psicólogo", reconoce a Relevo.
"'Cabeza', de que ha sido un día muy mental, muy difícil, y hay que seguir concentrados, porque no hemos ganado nada", decía Martín a pregunta de Relevo sobre todos los gestos que había dejado durante la prueba corta del sábado. El piloto español tiene ahora la posibilidad de cerrar el Mundial de MotoGP, un título, el de la clase reina, que han ganado sólo otros cuatro españoles: Alex Crivillé, Jorge Lorenzo, Marc Márquez y Joan Mir. Pero no quiere que ni siquiera esto cambie o afecte a su estrategia mental. Por eso tampoco los suyos querían pronunciarse tras su victoria acerca de lo que puede llegar este domingo, una corona para un piloto enrolado en una estructura satélite, uno que sabe que está ante una oportunidad única, porque el futuro que está a punto de llegar es mucho más incierto.